En una temporada en la que, en lo referente a estrenos de series, Antena 3 y Telecinco parecen jugar más que nunca a “Hundir la flota”,
"Velvet" se ha convertido en
la única esperanza de la cadena de Planeta para responder al éxito de "El Príncipe" de Mediaset. Esta producción de Bambú (responsable de "Gran Hotel"
y
"Gran Reserva", entre otras) está consiguiendo una audiencia más que notable pero no ha escapado de las críticas. Algo similar a lo que ocurre con
El Zoolander de Telecinco. ¿Por qué? Dejando aparte polémicas como si copia o no a "Galerías Paradise" o si el concepto nota-avión de papel “homenajea” al premiado cortometraje de Disney
"Paperman", "Velvet" es lo que es: un producto que
gana como culebrón todo lo que pierde como serie. Y, siendo sincero, pierde bastante.
Paula Echevarría y Miguel Ángel Silvestre, protagonistas de "Velvet"
Poco pueden hacer su
aire exquisito, su
cuidado vestuario y su
notable factura técnica para tapar sus errores: una
duración desmesurada (típico en España); un guión que sacrifica la calidad y la coherencia en favor del
folletín; un reparto que (salvando casos como Pepe Sacristán o Aitana Sánchez-Gijón) parece fiarlo todo a la telegenia y resulta tan
poco convincente como una función teatral escolar; un uso del croma y el ordenador que canta más de lo aceptable y una ambientación tan sofisticada y pretenciosa que,
más que recrear, idealiza el contexto temporal y geográfico en el que supuestamente se enmarca la serie (el Madrid de finales de los 50 del siglo XX). En resumen: "
Velvet", como serie, es garrafón aunque no lo parezca o no lo quiera parecer. Y es una pena porque con ese presupuesto, esa calidad visual y algunos de sus actores se podía haber hecho mucho más y mejor. Cualquier cosa antes que dispararse en el pie de semejante manera.
José Sacristán y Aitana Sánchez-Gijón en "Velvet"
No obstante,
como culebrón funciona genial, al menos en lo que se refiere a cumplir las expectativas del
target al que va dirigido: un público que es capaz de aguantar despierto con tal de evadirse con los amoríos, las intrigas y las desventuras que ocurren en torno a unas galerías que se parecen tanto al SEPU de la época como un huevo a una castaña.
De todos modos, viendo el lado positivo de "Velvet", hay que alegrarse, igual que ocurre con "El Príncipe", por el éxito de un producto en el que trabajan tantas personas a un lado y otro de la cámara porque, en la España actual, poder trabajar (y más en esa industria) sí que es un verdadero lujo. Un éxito que ha provocado, por otro lado, el hundimiento de su rival
"B&b", serie de Globomedia para Telecinco, que ya no es que se dispare en el pie sino que se dispara con un bazooka en la cabeza, como la cancelada
"Bienvenidos al Lolita", también de Globomedia pero en esta ocasión para la propia Antena 3. Y es que la
alocada batalla por la audiencia ya está dejando varios cadáveres: el primero de ellos, la calidad.
Javier Crespo Cullell
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