ARMANI PRIVÉ SS25 viaja a través de la luz en su 20 aniversario

Si pensamos en moda, Giorgio Armani es uno de los pocos que puede encarnarla en persona en nuestro actualidad. 90 años y un imperio dedicado a ella, con diferentes marcas adaptadas a lo que el público necesita, en 2004 llegó el perfume Armani Privé, creando, al año siguiente, el pilar más elevado de su compañía: Armani Privé. 

20 años de Alta Costura

Así, además de este veinte aniversario, este 2025 se conmemoran también los 50 años en la moda de Armani, quien, con su deslumbrante sonrisa y su elegante porte, brillo aún más si cabe al salir a saludar tras el desfile que tuvo lugar el 28 de enero en el Palazzo Armani, un edificio que data de 1964 y que acoge el atelier de la Alta Costura de Armani Privé. 

Jugando en casa es todo más sencillo, aunque el cuidado y la artesanía con la que Armani Privé nos ha conquistado es algo habitual para la firma de moda, que ha sabido mantenerse en la cima de la audacia en su trayectoria de dos décadas. Y es que, si hablamos de audacia, desde Vanidad solo podemos recordar la que tuvo en 2007, cuando se convirtió en el primer diseñador que llevó a cabo un live streaming de Alta Costura, abriendo las puertas y cediendo un sitio a todo aquel amante que quisiera presenciar sus creaciones en vivo.

La luz se vuelve tangible gracias a Armani Privé

Ahora, en pleno 2025, y enfocándose en la temporada Primavera-Verano, Armani nos abre las puertas de su hogar para presentar la colección «Lumière», que se inspira del elemento más intangible de todos, y puede que también el más bello: la luz.

A través de vestidos de noche drapeados y tejidos repletos de pequeñas gemas, el diseñador nos muestra lo que la luz hace cuando se vuelve tangible.

Asimismo, en su terreno natural, Armani no dudó en incorporar el pantalón de traje en múltiples de sus 93 looks: en formato ajustado o abullonado, plisado, debajo de túnicas asimétricas o metido en botas de noche; con chaquetas de traje o chalecos y hasta combinado con camisas yuxtapuestas. 

La luz se mueve a su propia velocidad, tan fugaz que atraviesa épocas, pensamientos y fantasías, traspasando culturas y continentes y sirviendo, en esta colección, como manera de representar a la mujer moderna y auténtica. Una mujer que ha viajado mucho y que lo integra en su forma de vestir, desde mediante colores y formas chinas hasta en paisajes polinesios que se transforman en estampados. 

De India se toma su opulencia y de África la ornamentación, todo ello para plasmarse con una ligereza intangible, casi como si se tratase de una pincelada de luz. En la paleta de colores, transitamos del dorado al grisáceo, pasando por el blanco y negro hasta un suave rosa, con destellos de amaranto, bronce y azul profundo.

Las piedras parecen fusionarse con el tejido, mientras que los cristales relucen como destellos deslumbrantes. Con un tocado sutil, la mujer que desfila encarna una elegante opulencia, bañada en la etérea luz de la luna.

Para despedir semejante demostración de intangibilidad, Giorgio Armani se vuelve tangible frente al público, no con un tímido saludo, sino con una extensa mirada de agradecimiento a todo el público que ocupó los asientos del Palazzo Armani.

Paula Blake: @paula__blake

Imágenes: Cortesía de Armani Privé