AURA GARRIDO. Evolucionar con cada paso

Esas historias, con personajes que representaban las inquietudes y dilemas de los jóvenes de aquella época, se convirtieron en espejo de muchas vidas. Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, nosotros maduramos, nos enfrentamos a nuevos retos y responsabilidades y, para Aura, llegó el momento de encarnar a Amelia, la recordada revolucionaria de «Ministerio del Tiempo».

En paralelo, nos hicimos irremediablemente adultos con «El Inocente», una serie que mostró a una actriz más madura, capaz de interpretar la complejidad de la vida y los dilemas de la adultez. Ahora, Aura sigue evolucionando y nos sigue sorprendiendo con dos nuevos proyectos que profundizan en temáticas de lo más contemporáneas: «Santuario», donde se adentra en la ciencia ficción, explorando temas como el cambio climático y la inteligencia artificial e «Invisible», donde aborda, de forma cruda y sensible, problemáticas sociales de gran relevancia.

Aura siempre ha estado allí, con paso firme pero dedicado, aprendiendo, ofreciendo lo mejor de sí misma y, por supuesto, manteniéndonos atentos a cada uno de sus movimientos con la certeza de que nunca dejará de sorprendernos.

Aura Garrido: «Las mujeres también tenemos derecho a aprender, mejorar y equivocarnos, como todo el mundo»

Aura, llevas muchos años en la profesión. ¿Ha cambiado tu manera de enfrentarte a la exposición en los medios y las redes sociales?

Sí, vas aprendiendo a ello. Yo cada vez intento exponerme menos. También las redes sociales han sido algo que nos pilló de nuevas, pues hasta ahora no terminábamos de ser conscientes de cómo funcionan y del alcance que pueden llegar a tener.

Esa problemática se trata en uno de tus últimos estrenos: «Invisible». De todos los conflictos que relata esta historia, ¿cuál fue el que más te llamó la atención?

La violencia recibida por menores siempre es desgarradora. Creo que esta serie retrata muy bien las diferentes caras y participantes de los conflictos, construye un relato muy completo. Como adulta, creo que lo que más me hizo pensar fue cómo los adultos podemos desentendernos del sufrimiento infantil, cómo podemos hacernos los inocentes y contarnos que no es asunto nuestro.

Vivimos una época en la que las ficciones han dejado de idealizar la adolescencia y cada vez se habla más sin tapujos del lado oscuro de esos años por los que todos atravesamos. Como espectadora y como actriz, ¿sientes también ese cambio?

Creo que no es solo con la adolescencia. Estamos virando cada vez más hacia contar las historias sin, exactamente, bandos de buenos y malos, retratando los conflictos en toda su complejidad y con menos complacencia. A mí me parece mucho más interesante y mucho más realista y creo que tiene una connotación importante que podamos enfrentarnos a las historias desde lo complejo.

Hace años participaste en una ficción de carácter juvenil y fantástico, «Ángel o Demonio», cuyo tono dista mucho del de «Invisible», pero que a día de hoy sigue siendo un producto que rara vez se ha vuelto a intentar replicar dentro de las ficciones de nuestro país. ¿Cómo recuerdas aquellos días siendo Valeria y qué te enseñó ese papel?

Era muy joven, estaba empezando y fue mi primer protagonista en televisión. Todavía no sabía cómo enfrentarme a muchas cosas… Fue un proyecto muy intenso, pero aprendí mucho y me llevé grandes amigos.

Ahora ya no eres la alumna, eres la profesora, pero una profesora que trata de sanar su propio pasado curando las heridas del protagonista. ¿Cómo te introdujiste en su íntimo universo? ¿Te costó empatizar con ella?

Es un personaje muy complejo y me preocupaba mucho hacerlo con respeto. Me gusta que sea alguien imperfecto, que se equivoca y no sabe cómo tiene que hacer las cosas, pero que sabe que tiene que hacer algo. Para mí, lo más importante es que tiene la fortaleza de sostener su criterio y, a la vez, de confrontarse a sí misma para revisar lo que no hace bien.

¿Eres una actriz que se lleva los problemas de sus personajes a casa o logras dejarlos en el set cuando acaba la jornada?

Se quedan en vestuario con la ropa del personaje. Aunque es cierto que, a veces, cuando estás trabajando algo, se activa o potencia algo de ti. Es difícil de explicar, es que tienes ciertas cosas más a flor de piel…

¿Crees que, a día de hoy, los adultos entablan los canales de comunicación correctos con los adolescentes? ¿Qué te ha enseñado la serie respecto a esa problemática?

La verdad, no me siento con capacidad de responder a eso porque no estoy en contacto con muchos adolescentes. Creo que la adolescencia es una época muy compleja y que, a veces, nos cuesta escucharlos y recibirlos de tú a tú, pues tendemos a mirarlos aún como niños. A mí me ha encantado trabajar con adolescentes, he aprendido muchísimo y me ha obligado a revisarme mucho, también.

La «Pecera de Eva» sigue siendo considerada como una de las mejores incursiones de la televisión española en el drama adolescente. ¿Consideras que han cambiado mucho los conflictos que atravesamos a esa edad?

Creo que han cambiado muchos aspectos o la forma de muchos conflictos (las redes sociales, por ejemplo), pero probablemente los conflictos en sí sean los mismos. Es una época de mucha búsqueda de identidad en el grupo y fuera de la familia, de mucha intensidad emocional, y eso no creo que haya sufrido grandes cambios.

Ahora que hablamos de ficciones adolescentes, ¿cómo era la Aura Garrido de aquella época y qué sensaciones te despierta pensar en ese período de tu vida?

Pues era una pardilla que no sabía nada de la vida y estaba completamente perdida. Tenía muchísima confusión y sufrí muchísimo, pero, a pesar de ello, hoy lo recuerdo como la mejor época de mi vida. Creo que porque fue una época de mucha comunidad con las amigas y de descubrimientos. Todo estaba por hacer y las posibilidades eran infinitas.

El protagonista de «Invisible» se entrega a la fantasía como manera de afrontar su realidad. ¿Ha sido o es Aura Garrido una persona fantasiosa?

Fantasiosa creo que no, pero sí que la imaginación ha sido un lugar muy importante para mí, y muchas veces un refugio.

Todos nos evadimos de una manera u otra. ¿Qué haces tú para escapar de las preocupaciones del día a día?

Hace poco me di cuenta de que mi refugio favorito son las librerías. No era consciente de ello, pero cada vez que estoy triste o tengo un problema, entro en una. Eso, o tomar una cerveza con una amiga.

La fantasía es algo que las personas suelen dejar a un lado cuando crecen, quizás debido a las preocupaciones de la vida adulta. ¿Sigue creyendo Aura Garrido en que la fantasía es posible?

Por supuesto. Si no, no me dedicaría a esto.

«Santuario» es otro de los proyectos que has estrenado recientemente y que supone para ti una incursión en la ciencia ficción. Este ha sido un género muy dominado por la perspectiva masculina, pero con el tiempo también ha ido evolucionando gracias a directoras como Ana Lily Amirpour, Jennifer Phang o Rachel Talalay. ¿Cómo estás viviendo, como actriz y mujer, el alzamiento de las voces femeninas dentro de la industria del entretenimiento?

Pues ya era hora, porque no era por falta de mujeres que quisieran hacer ciencia ficción o género… Si supieras la cantidad de veces que he oído que las mujeres no pueden dirigir ciencia ficción… Y a colación de esto, creo que también tenemos que tener derecho a aprender, mejorar y equivocarnos, como todo el mundo, y no exigirnos la perfección para darnos un espacio.

La ciencia ficción, al igual que muchos otros géneros, sirve para tratar temas actuales y de gran relevancia a través de elaboradas metáforas. ¿Cuáles son las problemáticas de las que habla «Santuario»?

«Santuario» habla de temas muy actuales, como el cambio climático, la inteligencia artificial, la maternidad… pero creo que, sobre todo, habla de cómo nos relacionamos, de cómo nos cuesta convivir y, a la vez, de cómo no podemos sobrevivir sin los demás.

Me gustaría terminar esta entrevista hablando de «Crematorio», considerada por muchos como una de las mejores miniseries que ha existido en España. ¿Has vuelto a verla? ¿Qué emociones te despierta pensar en ella?

La he vuelto a ver hace poco, justamente. Me siento muy privilegiada de haber participado en ella. En aquel momento no era consciente realmente de la suerte que tenía porque apenas llevaba meses trabajando, pero creo que ha envejecido muy bien y que sigue siendo relevante.

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Texto: Juan Marti @sswango

Fotografía: Rafa Gallar @rafagallar

Estilismo: Ona Goeree @onagoeree

Maquillaje y peluquería: Erika Sánchez @ikasanchezfr para Dior Beauty  

Asistente de fotografía: Carlos Baeza @cha_baeza

Asistente de estilismo: Nerea Muñoz @nereanmn

Agradecimientos a A Leight House @aleighthouse