GRETA FERNÁNDEZ. El despegue

Ahora nos coge el teléfono desde Berlín y es que, aunque no nos puede contar mucho, está a punto de enfrentarse a uno de los retos más grandes de su carrera: rodar una película en alemán.

Por suerte para nosotros, momentos antes de que cogiera el vuelo, pudimos fotografiarla en Madrid para este maravilloso tema de portada (en el que luce total looks de la colección SS25 de Louis Vuitton). Por suerte para ella –y aunque fuera por unas horas–, todos los que la rodeábamos hablábamos su mismo idioma.  

Greta Fernández: «Hasta ahora, no era habitual tener a alguien que se dedicara exclusivamente a coordinar las escenas íntimas y es muy importante»

Greta, la primera vez que charlamos (era 2019) me confesaste que tu interés por la interpretación nació al ver cómo tu papá disfrutaba de su profesión. Lo viste cerca y, lo más importante, lo viste posible. Sin embargo, ¿qué es lo que realmente te enganchó a ella?

Hay algo que siempre me ha enganchado mucho, y es sentir que es una profesión que nunca te acabas. Siempre siguen habiendo cosas por probar y por descubrir. Nunca te aburres, o al menos yo lucho cada día para que nunca se convierta en algo monótono.

Luego hay otra cosa muy bonita que es trabajar en equipo. Me encanta pensar que es una profesión donde un grupo de gente, cada uno muy bueno en lo suyo, se junta para contar una misma cosa. Me parece casi poético. 

¿Se te ha pegado algo de sus métodos o formas de abordar un personaje?

En plena adolescencia tenía esa cosa en la cabeza de hacer lo mío y que mis padres no tuvieran nada que ver (risas), como todo adolescente, vaya. Pero ahora me dejo aconsejar mucho por mi padre. Y ya no es ni aconsejar… Ambos compartimos lo que pensamos sobre los personajes de cada uno. Hay muchos momentos en los que le digo: «papi, ¿puedes mirarte esto y decirme qué ves? ¿Qué le ocurre a esta persona?¿Qué crees que tengo que tener en la cabeza? 

He aprendido mucho y sigo aprendiendo mucho de él a día de hoy.

Hace relativamente poco, Eduard se sinceró sobre temas tan delicados como la adicción o la depresión en «Lo de Évole». De igual manera que te has empapado de sus referencias, papeles y trabajos desde pequeña, ¿qué has aprendido con él de la parte más amarga o cruda de esta industria?

Creo que eso es también lo delicado de hacerte conocido muy joven que, por ejemplo, es una cosa que a mí no me ha ocurrido. Mira, hace poco escuché a Amaia decir en una entrevista que ella ahora comienza a poder ver a su madre como un ser humano, con sus inseguridades, sus problemas… Y me hizo reflexionar, porque pienso que casi todos pasamos por ese cambio de visión hacia nuestros padres y, a veces, si se necesita, son necesarios ciertos quiebres para poder colocar a los padres en su sitio.

Yo he pasado por eso y es necesario también hacerlo para que salga de ahí algo bonito y renovado. En el caso de mi padre, tiene aún más mérito, porque ha hecho algo muy valiente y lo ha expuesto, así que ya solo por eso, le admiro profundamente. 

Bueno, admiro mucho a mis dos padres realmente, que al final con mi papá comparto profesión, pero soy hija de los dos (risas). Siempre me han cuidado y me han querido mucho. Les considero personas muy inteligentes y muy sabias.

El pasado mes celebraste tus 30. ¿Ha habido algún pensamiento intrusivo de la leyenda que acarrea el traspasar la treintena que te haya pasado por la cabeza? ¿Le asusta a Greta Fernández el paso del tiempo?

Es cierto que, en general, no soy muy de pensamientos intrusivos. Obviamente tengo mis cosas, pero la edad nunca ha sido algo que me asuste. Por mi profesión me asusta más la estabilidad, eso sí que me puede llegar a dar más de miedo, porque una cosa es dedicarte a ser actriz cuando tienes 20 años, que compartes piso y te da todo más igual, que hacerlo cuando tienes otras responsabilidades y, aún así, tener que asumir que es una profesión que a momentos va muy bien y a momentos va muy mal.

Aunque intento no pensar demasiado en el futuro, eso es lo que a veces me da un poquito más de susto, pero cumplir 30… creo que de momento no puedo quejarme. Ya cuando tenga 40… (risas).

En la conversación que tuvimos también citaste a Bardem diciendo que «cada uno lleva el trabajo como es en la vida». ¿Cómo lo llevas tú y, consecuentemente, cómo es Greta?

¡Qué fuerte! El otro día pensé en esta frase… Una de las cosas también bonitas de este trabajo es que va muy ligado, como he dicho, a la vida. A mí me gusta mucho entender a la gente y soy una persona que tiene a mucha gente alrededor. Desde pequeña he sido muy abierta, muy social, curiosa por conocer los problemas de la gente, qué les pasa, qué piensan, por qué piensan esto y por qué no lo otro. Y sigo siendo un poco así. 

Creo que en este trabajo es importante estar bastante abierto a lo de fuera, porque si uno se encierra, se pierde muchas cosas que luego para trabajar son necesarias. 

Con esto no quiero decir que viva por mi trabajo y que haga una investigación diaria, pero es verdad que a veces entiendes algo de un personaje porque lo has visto en una persona un día concreto de tu vida y eso es muy valioso, porque lo entiendes más, te queda menos lejos.

Podríamos decir que tu primer gran proyecto vino con «Elisa y Marcela», donde te estrenaste como protagonista junto a Natalia de Molina y a los mandos de Isabel Coixet. ¿Qué es lo que más recuerdas de ese papel?

Recuerdo estar muy ilusionada por lo que estábamos contando –aunque me gusta sentir que sigo estándolo con todos los proyectos que me llegan–. También era menos consciente de todo, diría. Me preocupaba menos. Supongo que era algo que iba con la edad y con el momento, pero me recuerdo niña. También recuerdo sentir que qué suerte, aunque con los años he sido mucho más consciente de todo.

Ahora sé lo complicado que es que todos tengamos oportunidades, lo que me hace sentir muy afortunada por haber conseguido ese primer papel protagonista y además con Isabel, que es una gran directora.

Ese mismo año estrenaste «La hija de un ladrón», con la que te alzaste con la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián, la medalla CEC y el premio «Ha nacido una estrella» de Días de Cine, además de con una nominación al Goya a Mejor Actriz Protagonista. Ya que meses después llegó la pandemia, ¿cómo te sentiste al ver que uno de los momentos más dulces de tu carrera se estaba viendo frenado?

No lo recuerdo nada doloroso. Al final era algo que nos estaba pasando a todos y, lo más importante, que la película tuvo su momento. No es que el confinamiento se comiera el estreno, la promoción y demás. Entonces, bueno, al final también fue un momento de pausa que me ayudó a bajarlo un poco todo. 

Es cierto que tuvo su parte dura, porque me separé justo antes del confinamiento, pero fíjate que recuerdo más eso, la separación, que el bajón por haber visto pausado ese momento de mi carrera.

En general, ¿cómo sueles convivir con los vaivenes laborales de esta industria tan inestable?

En mi caso, los voy gestionando como puedo cada vez que vienen (risas). Te diría que evito encerrarme en mí misma. Intento estar hacia afuera, sabiendo que esto ocurre, y siempre agradeciendo y dándome cuenta de que he podido trabajar.

Es verdad que cuando tienes un momento donde no llaman y no hay nada a la vista, sientes ese vértigo de que tal vez no te vuelven a llamar nunca… Lo que más miedo me da es que esto no sea mi profesión toda la vida, porque es lo que a mí me gustaría, pero bueno, ya se irá viendo. De momento estoy contenta.

Y con el éxito, la popularidad y el que se hable de tu vida privada, ¿cómo te llevas? 

La verdad es que siento que mi vida privada es algo que nunca ha interesado. Piensa que tampoco he hecho proyectos adolescentes, como digo yo, para un público más joven, entonces nunca he tenido un fandom gigante. 

Sí que es cierto que mi vida privada ha estado un pelín más expuesta porque me he hecho muy amiga, por ejemplo, de Miguel (Bernardeau) y eso de repente ha sido como extraño y curioso, pero ha sido más por él que por mí. Yo, por el momento, camino por la calle tranquilamente, aunque entiendo que es una cosa que va con la profesión y si algún día cambia, pues cambiará. Supongo que será consecuencia de que algo ha petado y ha ido muy bien.

Entre tus estrenos más destacados está «Unicornios», el debut en la dirección de Àlex Lora. En una entrevista dices que, manteniendo las distancias, este es el papel con el que más similitudes te has encontrado. ¿Qué fue lo que más te hizo conectar con Isa?

Creo que el hecho de que me apetecía mucho un proyecto más actual, pues no suelo rodar cosas que sean actuales, digamos (risas). He rodado mucha época y luego proyectos como «La hija de un ladrón», que es un personaje que se me aleja bastante por las circunstancias. Entonces, aunque este tipo de papeles me encantan porque hay una investigación previa que me apasiona, me siguen llamando para ellos y los sigo haciendo, hacer algo más de hoy me apetecía mucho.

Al final, Isa es una adolescente con sus celos, sus egoísmos, sus enamoramientos… También me gustaba mucho Álex Lora, soy muy fan de Inicia Films, me gustó mucho el guion, cómo querían contarlo… ¡así que todo era sabor!

La peli es también la primera de tu carrera con mayor número de desnudos. Ya que hace poco hablabas de ellos en un podcast (ya ves que se nos da bien spoilear), ¿cómo sueles afrontar tú este tipo de escenas? ¿Cuál es tu opinión respecto a la integridad de las actrices en las ficciones actuales?

En el podcast, sobre todo, hablamos de la figura de la coordinadora de intimidad, que es una cosa muy guay de reivindicar porque hasta ahora, en todos los proyectos que he hecho, no era común tener a alguien que se dedicara exclusivamente a coordinar este tipo de escenas y es importante, porque te quita mucho peso como actriz. Ni siquiera yo pensé en pedirla, por lo tanto aquí no hay culpables de nada, pero es verdad que se crean momentos bastante incómodos en este tipo de escenas.

Al final, nadie estamos preparados para coordinar eso. Da vergüenza decir ciertas cosas o uno no sabe si decir esto o lo otro y se crea una situación un poco torpe que puede terminar siendo extraña. El cuerpo se puede quedar ahí como raro… Por eso yo, desde entonces, es una cosa que pido y ya está. Este año, por ejemplo, tengo un proyecto en el que también va a haber escenas íntimas y es algo que ya está claro, no hay duda.

Has manifestado en numerosas ocasiones tu deseo por querer trabajar en Estados Unidos. De hecho, en tus inicios estuviste en Boston estudiando el curso de interpretación de la New York Film Academy. ¿Por qué cruzar el charco siempre ha estado en tus planes?

Creo que cuando era más pequeña decía Estados Unidos porque era como ese sueño casi inalcanzable, pero a día de hoy te diría Europa. El porqué va un poco en la misma línea de esa curiosidad de la que te hablaba. Me gustan mucho los idiomas, siempre he querido expandir y, bueno, con el tiempo también ha habido ese pensamiento de: «como esta profesión es tan inestable, igual si abro un poco las puertas y no me centro en España, me aseguro el tener siempre trabajo».

Es una mezcla de todo pero sí, siempre me he visto un poco fuera y también me lo ha dicho mucho la gente, con el tiempo aún más, como que me ven faceta de actriz europea, así que supongo que se me ha ido quedando (risas).

Por el momento, fuera de nuestras fronteras has participado en la película argentina «La llegada del hijo», así como en la película de terror «Cuckoo», donde compartiste escena con Hunter Schafer. Ya sé que te lo han preguntado muchas veces, pero es pregunta casi obligatoria: ¿Cómo fue trabajar con una de las actrices internacionales más queridas de la actualidad?

¡Fue muy fácil! Es verdad que, dentro de su envergadura, «Cuckoo» era una peli indie. Era de Neon, que es una de mis productoras favoritas de cine europeo, junto a A24 y alguna más, por lo que fue una alegría que me cogieran. Desde luego, a Hunter la admiraba ya desde «Euphoria», así que fue bonito acercarnos de repente y trabajar juntas. 

Nos entendimos muy bien, nos cogimos mucho cariño y disfrutamos mucho la una con la otra. Era un proyecto donde mi personaje era muy divertido y muy loco y, acostumbrada a hacer cosas más intensas y dramáticas en España, de repente ellos no entendían que no hiciera papeles más petardos en mi país. Les conocí siendo una actriz totalmente diferente a la que acostumbro a ser aquí, y eso fue muy gracioso.

Entrando en materia sobre lo que vendrá, ¿qué puedes contarnos sobre el spin-off de la multipremiada «The Walking Dead»? ¿Cómo recibiste el proyecto? ¿Dónde estabas?

El año pasado fue un año bastante curioso porque lo empecé sin nada a la vista y, de repente, me salió una película en Roma, sin casting ni nada, o sea que fue una cosa como de «wow, claro, sí, quiero hacerla». Cuando llegué a Roma, me dijeron que tenía una segunda prueba de «The Walking Dead» vía Zoom con los directores… Y salió.

Parece de coña pero allí, en Roma, en esa habitación de hotel, fui muy feliz porque estaba rodando algo chulísimo y ya me venía enseguida otro proyecto muy especial… Algo tan loco como una apocalipsis zombie, ¡que eso para mí era salirme mazo de mi zona de confort!

Por el momento tienes pendiente de estreno «Squali», dirigida por Daniele Barbiero y protagonizada por Lorenzo Zurzolo y James Franco. Aunque sabemos que los idiomas son uno de tus fuertes, ¿cómo te has llevado con el italiano? 

El italiano tengo que decir que me resultó fácil, dentro de todo, porque es un idioma más cercano al español. Es verdad que era extraño, porque es la primera vez que trabajo en un idioma que no hablo, aunque entiendo muy bien y fue gracioso porque, claro, no me podía comunicar con ellos, pero era acción y además en italiano, así que todo era bastante loco, pero me divierte mucho retarme con este tipo de proyectos.

Hay algo sobre no tener tanto el control que te puede achicar o puedes decir: «venga, vamos a jugarlo». También es cierto que no era un prota, era un papel secundario, entonces la responsabilidad no era tan grande.

¿Qué más le espera a Greta Fernandez este 2025? ¿Qué te ha llevado hasta Berlín?

El motivo por el que estoy en Berlín es porque estoy preparando una película en la que llevo metida muchos años, pero por fin ahora podemos empezarla a rodar. Tengo un papel protagonista, así que estoy muy contenta. Es una película donde hablo castellano y alemán, pero creo que hablo más alemán que castellano, así que llevo casi cinco meses con clases y ahora ya con ensayos y coach… Empezamos en mayo, por lo que aún me queda un tiempo para memorizar, pero bueno, el alemán es un idioma re-complicado. Para mí, es uno de los retos más grandes a los que me he enfrentado hasta ahora y, desde luego, la película en la que más he trabajado nunca.

Luego, en cuanto termine, empiezo otra película, una española, por fin (risas). Es una película de género y también es un papel protagonista. Tenía muchas ganas de trabajar en España otra vez porque es verdad que los últimos años lo he estado haciendo más fuera, así que me hace mucha ilusión trabajar otra vez en casa.

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Texto: Anna Alarcón @_annalarcon

Fotografía: Aitor Sola @a.solax

Estilismo: Berta Álvarez @bertilandia

Maquillaje y peluquería: Bosco Montesinos @boscomontesinos para Sebastian Professional 

Asistente de fotografía: Marko Barrier @markobarrier

Asistente de estilismo: Ariadna Rodrigo @ariadna.rolav

Retoque: Josep Closa @jopclosa

Agradecimientos a Patio Espacio @patio.espacio y Mesala Films @mesalafilms