Ingrid García-Jonsson con total look de Armani, pulseras Hold Oval con colgantes Medallions, anillos abiertos con esmeralda verde, rubí rosa y zafiro creado en laboratorio Garden Of Love y pendientes TOUS Garden, todo de TOUS
Después de unos años sin pasar por nuestras páginas, Ingrid García-Jonsson se convierte en la tercera portada de «Stars», el número de primavera-verano de Vanidad dedicado a las estrellas más brillantes de nuestro país.
Como si del título de su propia vida se tratase, Ingrid García-Jonsson (que a lo largo de este reportaje luce joyas de Tous) aterrizó en el radar de expertos, críticos y amantes del cine independiente con «Hermosa Juventud». Sin embargo, desde entonces, ha ido labrándose una larga y prometedora carrera que hoy la reconoce como una de nuestras actrices –y seguramente en un futuro no muy lejano, directoras– más icónicas. Casi tanto como el personaje que interpreta en la nueva ficción de Los Javis, «Superestar», donde dará vida a su protagonista: María del Mar, Tamara, Ámbar o Yurena para los amigos.
También acaba de estrenar «La Ballena» (según ella, su mejor trabajo hasta la fecha) y ha empezado el rodaje de una serie de comedia de la que, como nos imaginábamos, no puede adelantar casi nada. De lo que sí nos habla sin censura es de cómo sigue aprendiendo a gestionar los momentos de espera y rechazo que conlleva su profesión, de si le gustaría (o no) formar parte de la escena hollywoodiense, del sistema de ayudas del ICAA y, por qué no, de los retoques estéticos.
Fue una suerte pero, de pronto, hubo un aprendizaje muy acelerado de cómo funcionaba esta industria. Es verdad que en realidad ya llevaba trabajando como actriz, –desde los dieciséis–, por lo que más o menos estaba preparada para lo que iba a venir… Recuerdo estar todos los días diciéndome a mí misma: «que no se te suba la cabeza» y creo que así fue; conseguí mantener los pies en la tierra. A pesar de todo, era muy consciente de que el éxito es una cosa muy ajena al día a día de uno, pues más bien es algo que la gente ve desde fuera, pero a lo mejor tu vida privada va por otro lado completamente diferente.
Luego fue guay porque es verdad que, cuando haces un trabajo tan joven que se ve tanto y que ya te coloca como en un tipo de actriz, se te abren las puertas a muchísimos papeles y a muchas experiencias que quizás no hubiera conseguido si me hubiera hecho famosa con otro tipo de curro. En este caso, el ser una cosa muy de cine independiente donde la interpretación tenía mucho peso, me abrió las puertas a papeles muy interesante y muy validados.
¡Era imposible disfrutarlo! Primero, porque es muchísimo trabajo. O sea, hay que hacer mucha promoción, sesiones de fotos, alfombras rojas, hablar con gente desconocida… que es algo a lo que no estaba para nada acostumbrada y que te tiene muy alerta. De hecho, recuerdo siempre estar pensando: «se van a dar cuenta de que soy un fraude y me van a echar»… Síndrome del impostor vaya.
También, dentro de lo que recuerdo –porque yo creo que el estrés que sufrí ha hecho que mi cerebro borrara cosas–, quería que la gente me viera a mí, no una actriz que se estuvieran queriendo inventar. Hay que luchar mucho con las expectativas que la gente tiene sobre ti, sobre todo cuando eres una completa desconocida que empieza de cero, pues el mundo se puede imaginar cualquier cosa, entonces recuerdo un poco de lucha contra eso de: «yo soy este tipo de actriz y aquí es dónde quiero estar».
Eso es muy gracioso porque a ti te nominan a los Goya, te llevan a Cannes y a todos los festivales y premios como si fueras una megaestrella, pero en realidad, yo estaba trabajando en un bar a la vez.
El éxito como actor no tiene mucho que ver con el éxito económico, sobre todo en el arte. Es decir, muchas veces puedes ser muy famoso y que eso no vaya a la par con tus ingresos y yo en ese momento dependía de mi sueldo de camarera.
También decía que era camarera porque me parecía más cómodo, menos glamuroso que ser actriz, por lo que, por lo general, la gente terminaba interesándose menos.
Contenta porque creo que estoy aguantando bien. No me he vuelto loca todavía –importante– y cada vez estoy más cómoda en esta profesión. Cada vez tengo más amistades en este mundo y también creo que cada vez soy mejor actriz. Quizá no soy la actriz que imaginaba, pero me parezco bastante a la la actriz que quiero ser.
Para nada, al revés. A día de hoy se celebra tanto que una mujer de 50 parezca que tiene 30 porque se ha operado bien, que cada vez es más complicado madurar con naturalidad.
Yo, por lo menos, cada vez veo más compañeras que se someten a cirugías o intervenciones estéticas y a mí cada vez me cuesta más. Es que es tan fácil y lo tenemos tan a mano, que, claro, si a ti te dan a elegir entre hacerte un retoque y aparentar cinco años menos o no hacerlo, es casi imposible evitarlo y quedarte con la cara que te toca…
Me parece una industria muy dura porque allí sí hay mucha competitividad y si no pillas la ola, es muy fácil ahogarse en ella. Pero, bueno, aunque estoy feliz trabajando aquí, si me llamaran para hacer cualquier cosa allí, ¡pues encantada!
Me encanta viajar y conocer mercados nuevos. Además, ya he hecho cosas internacionales y siempre las he disfrutado mucho. Irme allá a vivir ya me parecería más complicado…
Qué va, los sigo llevando bastante mal, la verdad. Pensaba que el documental me iba a ayudar a gestionarlos mejor, pero no.
Intento hacer deporte, llenar el tiempo con cosas que me gustan, pero me parece muy complicado. Todos tenemos que hacer lo que podamos. Yo hago lo que puedo, pero hay días que lo llevo muy bien y pienso «qué guay, soy libre, no dependo de nada ni de nadie» y otros que me quiero encerrar en mi caja y no salir hasta que alguien me llame.
Es verdad que gracias a la dirección, de pronto tengo proyectos personales que me hacen mucha ilusión y que me ayudan a sobrellevar los tiempos de parón como actriz, porque por lo menos estoy haciendo algo creativo, ya sea escribiendo mis cosas o intentando buscar financiación para lo siguiente que quiero rodar. Así me siento un poco más útil y menos olvidada, pero bueno, creo que esos demonios van a aparecer siempre y tampoco sé si hay que lucharlos tanto, sino, simplemente aceptarlos y convivir con ellos.
Ojalá algún día aprenda a hacerlo, pero ahora mismo no soy capaz. Cuando te tiras tres semanas sin hacer nada –por mucho que vayas al gimnasio y hagas tus cosas–, es aburridísimo. Además, luego está el hecho de ver que tus amigos están trabajando y no compararse todavía es más complejo. Es una mierda, pero bueno, es lo que hay. Luego, cuando estoy currando, me lo paso tan bien y me gusta tanto, que me compensa el malestar previo.
No tengo ni idea porque todavía no soy mujer directora, pero creo que no es tanto que sea buen momento, sino que estamos obligadas a que encontremos todas nuestra voz como mujeres en general, en el mundo, y que reclamemos nuestro sitio. Y, en ese sentido, es importante luchar por lo que quieres, ya sea ser mujer directora, ser periodista o vendedora de muebles.
Cuesta un montón. Mismamente, este ha costado casi siete años… Es difícil porque el sistema de ayudas del ICAA ( Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales) es, obviamente, dinero público y por lo tanto no se lo pueden dar a cualquiera. Pero luego, además, tienes que conseguir financiación privada para completarlo todo y en el caso de películas como esta, de corte más independiente, más raras y que toman tanto riesgo, obviamente es aún más difícil encontrar a alguien que quiera darte su dinero para hacerlo realidad.
Primero me querían poner muy fuerte porque tenía que nadar un montón y querían que se me viera cuerpo de nadadora, así que estuve entrenando y haciendo pesas como una loca, además de comer muchísimo.
Luego también tuve que preparar mucho el tema de apneas, el método Wim Hof y demás entrenamientos de acondicionamiento físico para aguantar un rodaje que iba a ser, en su mayoría, debajo del agua. Pero luego es cierto que, al haber estado tanto tiempo hablando de la peli, Pablo ha ido trabajando el personaje subconscientemente durante todos estos años. Tenía muy claro lo que él quería y cómo lo tenía que hacer, así que ha sido más un tema de composición, de cómo se mueve, cómo habla, qué acento tiene, cuándo respira, cuándo no… el personaje no pestañea en toda la peli, que de efectivizar. Se ha ido produciendo todo como en una nebulosa inconsciente que, de pronto, era como: «¡vamos a rodar!», «okey».
Al final hice un casting, así que entiendo que era la que más se pareció a ella interpretativamente, y la que lo haría mejor (risas).
Espero que esté muy contenta. Tanto el equipo como yo le hemos puesto todo nuestro amor al proyecto. Además, ella ha estado enterada desde el principio. Ha estado siempre en contacto con Los Javis, con Nacho Vigalando y Claudia Costafreda, así que entiendo que le va a gustar. La serie le hace un homenaje muy particular, pero a la vez muy especial, como es ella.
Con el mes y pico de preparación más los cuatro de rodaje, me sé toda su vida (risas). No he vivido lo mismo que ella, porque eso es terrible, pero muchas veces me he tenido que imaginar por lo que ella ha pasado y trata de entenderlo, así que la aprecio muchísimo y la respeto un montón. Me ha parecido una mujer muy luminosa y muy tierna, también muy curranta… Es que he sido su fan durante estos casi seis meses. Piensa que lo único que hacía era ver sus videos, todo el rato. Y pensar en ella.
También he descubierto a una Tamara y a una Yurena que viven en una ficción muy concreta. «Superestar» tampoco es un biopic al uso, porque la idea no era esa, sino más bien una ficción muy poética, por lo que lo que yo he descubierto es un personaje inspirado en ella. Además, Yurena es muy misteriosa, así que no creo que podamos conocerla nunca hasta el fondo.
He empezado el rodaje de una serie de comedia de la que no puedo hablar nada, con gente con la que ya he trabajado antes, así que estoy muy contenta de volver a juntarnos. Me hace mucha ilusión cuando he currado con alguien y me vuelve a llamar, porque eso es que lo he hecho bien (risas).
También te diré que, mira que he hecho cosas raras últimamente, pero este es de los personajes más extraños y de los proyectos más raros en los que he estado nunca. Están siendo muy valientes con lo que quieren hacer… Es una comedia muy disparatada.
Estoy viendo a ver qué pasa y, como hablábamos, conviviendo con esa incertidumbre de haber hacia dónde va todo. Tengo proyectos como directora que me gustaría rodar este año, pero ya veremos…
Mi proyecto personal ahora mismo es justo no culparme y no sentirme mal por no tener un futuro claro, así que voy a tratar de aprovechar estos meses para aprender a convivir con ello.
Texto: Anna Alarcón @_annalarcon
Fotografía: Antártica @antarticaestudio
Vídeo: YO-YO @yoyo_says_hi
Estilismo: Lucía Sobas @luciasobas
Maquillaje y peluquería: Lucas Margarit @lucas.margarit (Another Artists Agency) para Dior Beauty y Keune Haircosmetics
Asistente de estilismo: Ariadna Baskes @ariadnabaskes
Agradecimientos a Ruge Studio @ruge.studio y View Management @viewmanagement
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