LIZ FORTE. En la carrera para ser sincero con uno mismo

Hablamos con Liz Forte sobre el lanzamiento de su nuevo álbum, «Rat Race (Ansiedad vol.3)» y sobre cómo convertir el caos mental en canciones que gritan lo que cuesta decir en voz alta.

El arte de «sobrepensar» ya tiene una persona que se declara un maestro en ella, pero también tiene disco: «Rat Race (Ansiedad vol.3)». Un trabajo que no se esconde detrás de frases bonitas ni se maquilla para sonar amable. Aquí hay ruido, ansiedad y desahogo en estado puro. Una carrera sin meta clara, donde la mente va más rápido que el cuerpo y cada canción parece escrita justo antes de explotar.

Hablamos con Liz Forte de este proyecto que no solo se escucha, también se respira como en los días en los que cuesta parar. Con letras que saltan de pensamiento en pensamiento sin pedir permiso, y una producción que convierte la tensión emocional en pura potencia sonora, el disco nos invita a entrar en un laberinto que no promete salida. Porque a veces, perderse también es una forma de encontrarse…

LIZ FORTE lanza su álbum «RAT RACE. Vol III»

LIZ FORTE: «Yendo de dentro a fuera nunca te puedes equivocar. Tanto si hablas de salud mental, como de mover el culo en la disco»

Liz, lo primero, enhorabuena por tu trabajo y el lanzamiento del álbum. Me gustaría preguntarte, te presentas como CEO del overthinking en tu propia cuenta de Instagram. ¿Por qué? ¿Sueles ser de los que da demasiadas vueltas a todo?

Soy de esos, sí. No soy solo eso, pero en este momento es donde me interesaba poner en el foco. Para este trabajo o este momento artístico que explora un poco esa faceta, me hacía gracia y me parecía que tenía todo el sentido para la gente que descubría el proyecto por primera vez y se mete a cotillear. Ver ese título te da alguna pista de por donde van los tiros…

Además, lo he puesto en unas gorras del merch para que puedas ir por ahí con ella en plan: «Quieres saber algo acerca del overthinking? ¡Pregúntamelo a mí! Bueno, espera, mejor déjame que le de una vuelta…».

Has construido todo el proyecto alrededor de la idea que da nombre al trabajo: «Rat Race (Ansiedad vol.3)» y esa lucha constante por mejorar sin parar. ¿Cómo llegaste a esa conclusión tan brutal y real a la vez?

Te diré que por intuición y siguiendo el camino que las emociones y la curiosidad me marcan, aunque yo pueda ser la persona menos mística que te hayas cruzado.

El arte es como el amor en ese sentido: no se puede forzar y cuando mejor sale, es cuando eres sincero contigo mismo. A partir de ahí, lo único que puedes hacer es trabajarlo y estar preparado y receptivo para cuando llega la chispa adecuada, capturarla en la botella.

La conclusión llegó a mí mucho más que yo a ella. Me di cuenta que cuando exploraba ese mundo de emociones frustrantes y oscuras, había por lo menos tantas cosas fuera de mi cabeza como dentro, y el concepto de «RAT RACE» me pareció tan cuadrado, tan concreto y tan icónico, que hizo el click.

Sin duda, cada tema destila emociones ¿Hay alguna canción que recuerdes, especialmente difícil de escribir o grabar, quizá porque tocaba una herida personal que aún te cuesta verbalizar?

¡Todas son difíciles de grabar y sobre todo de cantar en directo! Porque no soy el más espabilado y escribo canciones sin tener en cuenta que hay que respirar para cantarlas. Pero bueno, no creo en respirar y hasta me gusta el rollo de ponérmelo difícil a mí mismo y de hacérmelo pasar mal mientras las canto. Me parece muy poético (risas).

Si tuviera que decirte alguna, sin duda, es la segunda parte de «ANIMAL», porque aborda precisamente los momentos en los que más fuera de control y más vulnerable al mismo tiempo puedo sentirme. Mi padre tuvo un problema de salud grave el año pasado y eso te pone en tu sitio y te lleva a un lugar muy concreto emocionalmente. Cosas como la muerte o la muerte de un ser querido, o errores que ya no se pueden cambiar… Son algo por lo que pasamos todos y quería llevarte a ese momento a oscuras en la cama cuando estás solo dentro de tu cabeza.

Además de eso, tus canciones tienen una intensidad muy marcada en la producción de estudio. ¿Cómo planeas trasladar esa potencia al directo?

Todo eso es culpa de Mauvetrip (risas). Ser de los mejores productores actuales me lo pone fácil porque la música ya funciona muy bien sin necesidad de añadir mucho a nivel vocal.

Trasladar esa energía al directo y estar al nivel vocal no requiere que me coma mucho el coco porque son canciones que uno tiene que gritar y sufrir cantándolas y practicándolas mil veces hasta que están en el punto y tienen la potencia adecuada porque si no, simplemente no salen. No hay otra que darlo todo para que esa energía se contagie.

Mauvetrip y tú habéis formado equipo todo el álbum. ¿Qué cualidades de su sonido crees que encajan mejor con tu forma de narrar los temas, y cómo ha sido el proceso de trabajar codo con codo con él?

Siempre es una gozada trabajar con él y nos entendemos muy bien a nivel artístico y personal. Aunque sabe adaptarse a todo, él viene de la electrónica y para este disco en concreto eso viene perfecto para generar esa atmósfera industrial y un poco artificial. Luego, aunque la voz en un trabajo más rap como es este tiene gran peso todo el rato, sabe sacar su genio en pequeños arreglos y momentos de las producciones.

Son los típicos detalles para que el que sabe más o aquel que se para a escuchar en profundidad, pueda apreciarlos y se sume a la experiencia. 

El ritmo acelerado y el tono directo de tus versos sugieren un desahogo casi sin filtro, como si cada frase tuviera que salir a toda prisa. ¿Eres así también en tu vida diaria, con esa necesidad de soltar todo de golpe, o la música es tu válvula de escape para expresar lo que a veces es difícil decir en alto?

Esa prisa y esa falta de filtro que emula un poco el ritmo de cómo la mente salta de un pensamiento a otro, es el efecto que quería conseguir, de estar en el siguiente concepto antes de haber podido procesar correctamente el anterior. En la vida diaria y especialmente con los demás, soy mucho más alegre y positivo.

Hay mejores maneras de ir por la vida que decir todo lo que se te pasa por la cabeza. En la cabeza hay mucho ruido y muchas cosas negativas que cogen el hueco de otras cosas fantásticas que hay si no les dejas hueco a esas también. Por eso, la música me parece un lugar fantástico para explorar esas emociones con intensidad y sin tapujos. Puede ser una válvula de escape, sí.

Al final, el cerebro es una máquina de buscar problemas y resolverlos, como una máquina de rayos X del aeropuerto. Si todo lo tratas como una pistola… la cinta no avanza.

LIZ FORTE lanza su álbum «RAT RACE. Vol III»

«RAT RACE» está compuesto por 10 temas con un arranque frenético y un cierre más íntimo. ¿Cómo decidiste la secuencia de las canciones? ¿Buscaste contar una historia o transmitir un viaje emocional de principio a fin?

Más que contar una historia, un orden secuencial de todos los temas en orden. La idea era más un viaje emocional, como dices, y acabó así por cómo encajan o contrastan las emociones o las temáticas para entrar al siguiente tema desde el mejor punto posible. El disco está pensado para meterte en la rueda del mal rollo si estás bien y echar gasolina si estás enfadado, como cuando uno está triste y escucha música triste para recrearse más aún.

Asimismo, el disco habla mayoritariamente en segunda persona porque intenta incitarte a la acción o la reacción. Por eso me encajó que el cierre fuese como más bajón y low energy que el resto. Como cuando acaba una peli con un final raro de esos que te deja mal cuerpo y tienes que hacer algo para sacudirte eso.

Por otro lado, la portada y los visuales refuerzan ese pulso entre tensión y búsqueda de calma. ¿Cuál es la idea detrás del diseño gráfico y cómo sientes que conecta con los temas que exploras en las letras?

El concepto de la portada me parecía tan redondo que me da miedo. La idea era mezclar el concepto del laberinto, donde uno tiene un camino que seguir y a la vez está perdido con la oficina, que simboliza progreso y a la vez cautiverio. El paralelismo con una jaula para ratones a gran escala. La libertad que da el dinero y la esclavitud que conlleva conseguirlo. El agobio y la despersonalización de estar peleando por tu espacio vital con alguien en esa misma situación…

Todo tenía tanto sentido que por eso acabó saliendo un disco (risas). Este concepto me llevaba a imágenes tan claras más allá de la música, que hacen que el apartado visual complemente mucho más el significado que la música y las letras por su cuenta.

Liz Forte para su nuevo albúm

¿Qué opinas de qué muchos artistas ahora usen la salud mental como reclamo o estética? Tú lo cuentas desde dentro, ¿cómo lo ves?

A mí me parece fantástico que cada uno use lo que quiera para vender. Al final yo lo estoy haciendo también. Lo único importante es si viene de un lugar genuino o no, y si conecta o no. La gente tiene un detector super desarrollado para eso y la puedes colar una vez, pero se te acaban viendo los hilos más pronto que tarde si los hay.

En mi caso, sale de escribir acerca los sentimientos o experiencias que quiero explorar, o de lo que tengo ese impulso o ganas de tocar, y luego al alejarme, me doy cuenta de que tienen muchos elementos comunes y le hace pensar a uno: «Vaya, pues resulta que últimamente me ha interesado más lo que pasaba en mi cabeza». Yendo de dentro a fuera nunca te puedes equivocar. Tanto si hablas de salud mental, como de mover el culo en la disco.

Si hablas de lo que te interesa y te llama, será auténtico por muy de moda que pueda estar. Y si no, pues puede que no. Y la gente lo sabrá.

Los temas hablan de la lucha interna por llegar a un estado de paz metal, cuestionándote si es un objetivo alcanzable o una utopía. Por eso te pregunto, si tuvieras que escoger tres cosas de tu vida cotidiana que te aporten esa paz, ¿cuáles serían y por qué?

Pues aunque suene común, los básicos (son básicos por algo). Hacer ejercicio, dormir bien y el sol. Son las primeras cosas que echo de menos cuando no las tengo y cuando las tengo todas me llevan siempre a un lugar mejor, sea lo que sea que pase en el día.

Por último, imagina que el álbum fuera una película: ¿cómo sería la escena final?

Pues hay unos visuales fantásticos que animo a todo el que quiera saber la respuesta a esa pregunta, que se ponga en orden en YouTube (risas).

Aunque para hacerme más el interesante, te diré la respuesta que he robado de «Black Mirror»: que el reflejo de la cara de uno mismo cuando se pone la pantalla en negro al terminar sea lo último que veas. Para darle alguna vuelta a la cabeza, que a eso hemos venido.

Liz Forte para su nuevo albúm

Lucía Martínez Rubio @luciamartinezrubio

Imágenes: Cortesía del artista.

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