Look 1. Tras su colaboración con H&M, en la que Lanvin configuró una completa recopilación de sus últimas propuestas, la casa francesa prometía un cambio de rumbo radical.
De la sofisticación al concepto, del volumen al
stretch, de la rigidez a la ternura. El director creativo,
Alber Elbaz, lanza a la pasarela un
prét-à-porter sporty con la excelencia de una costura exquisita. Abre el desfile un vestido en un
binomio de color, tan característico en el diseñador, que parece una segunda piel sobre la modelo. El escote, que recuerda a la
ropa interior deportiva, contrasta con una
falda de vuelo místico, y unas tiras en cuero avellana aportan simetría al look. Una pieza de gran fuerza visual que podría hallar su inspiración en las
diosas olímpicas.
Look 2. La diosa sale del mar. Cabello mojado recojido en una cola de caballo y el
traje de baño más bonito de la temporada. Seda irisada, lavada y plisada, ceñida por un cuero que dignifica su ligereza y color.
Look 3. Todas las
gamas de rosa son una constante en el trabajo de Elbaz, quien trata, siempre con éxito, de arrancarle el halo de romanticismo que suele acompañarle. Lo más atractivo de este
outfit fucsia es su arquitectura hueca, que se realiza en un tejido sorprendentemente blando. Lanvin emplea este material plisado, que como el resto, es el producto de la investigación profunda y valiente de
sedas, algodones y nylons. Las costuras volteadas, cremalleras vistas y aparente tosquedad en los remates, aparecen en cada conjunto, con ese guiño de humor despreocupado del israelí.
Look 4. Lanvin suele cerrar sus desfiles con un alarde de
bordados en pedrería. En éstos, siempre hay una dicotomía entre la exuberancia dramática y la frivolidad discotequera. Es la mente del espectador la que elige. El vestido, tejido en una red de placas metálicas y piedras brillantes
pacorabannísticas, se mantiene en la idea de
indumentaria confortable, mientras que las
sandalias de gladiador nos transportan a una época lejana. Coronando el look, otro tic del diseñador, una gran gargantilla de piezas articuladas y aspecto macizo, que enmarca el poder de la
diosa Lanvin.
Por Jorge Acuña.
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