Una nube de fotógrafos gritando: ¡Aquí, aquí! Flashes tiñendo sus rostros de luz y zooms dispuestos a resaltar cada error a página completa. En la vorágine de un photocall las celebrities apuestan por un seguro de vida, un ángel de la guarda: un estilista. Sin embargo, hay un reducto de atrevidas, de funambulistas sin red que se atreven a volar solas. Prescindir de un estilista en Hollywood no es tarea fácil, y sólo unas pocas privilegiadas saben hacerlo saliendo indemnes. Pero, ¿sabrías identificar a aquellas que eligen por sí mismas? No hace falta, ya hemos hecho esa tarea por ti. Aquí tienes a 10 celebrities que no necesitan estilistas: 1. Diane Kruger: La Helena de Troya de la alfombra roja comenzó como modelo, y esto es jugar con ventaja. Su vinculación con las bambalinas de la moda, sin duda ha dotado a la actriz alemana de un buen olfato para descubrir todo un mosaico de prendas con las que lucir impecable. Pero el secreto de su éxito se extiende más allá de los gowns de ensueño que con tan buen criterio elige, pues Kruger también prescinde del otro gran aliado de las estrellas de Hollywood: el maquillador. Sí, la actriz es la perfecta abanderada del do it yourself. Con estas premisas cuesta creer que jamás haya cometido un error sobre la alfombra roja, pero su reputación le precede. Festivales de cine como el de Cannes, Venecia o Berlín han sido testigos de algunas de sus apariciones más brillantes, además de posicionarse como la mejor vestida en citas en las que la competencia es realmente dura, como es el caso de la Gala del MET. Para marcar la diferencia en estas ocasiones, Diane Kruger suele confiar en firmas como Giambattista Valli, Chanel , -especialmente en sus diseños de alta costura-, Prabal Gurung o en las creaciones de su querido Jason Wu –tanto para su firma homónima como para su recién estrenado cargo como director creativo de Boss-. Pero una de las virtudes de la actriz es que no siempre va a lo seguro, -algo que podríamos esperar de alguien que prescinde de un estilista- sino más bien al contrario, pues se atreve con combinaciones de estampados imposibles, de la mano de Mary Katrantzou, Preen o Erdem, que tú no debes intentar en casa. Sólo ella consigue que funcionen. Marion Cotillard: Si hablamos del chic francés, Marion Cotillard gana la partida de inmediato. Su presencia en la alfombra roja está marcada por una personalidad arrolladora, que convierte cualquiera de sus looks en ganadores. Una de sus principales habilidades reside en conseguir el aspecto atemporal de una estrella del Old Holywood sin necesidad de recurrir a diseños manidos, sino muy al contrario, apostando por las creaciones más vanguardistas. Su físico y su mirada de mujer fatal consiguen hacernos viajar en el tiempo, como si tuviéramos ante nuestros ojos a una diva recién llegada de una película de gangsters de los años cuarenta, con el último abrigo de alta costura ideado por Raf Simons para Christian Dior. Antes de convertirse en imagen de Dior, la actriz apostaba por casas como Elie Saab o Jean Paul Gaultier –suyo fue el vestido con el que recogió el Oscar a la mejor actriz en 2008 por su papel de Edith Piaf en `La vie en rose’-, pero tras su alianza con la firma, siempre se ha mantenido fiel a sus propuestas. A las de Dior y a las de Chopard, porque la firma de joyas y sus deslumbrantes diamantes suelen estar entre sus favoritos. Kate Moss: Cuando eres Kate Moss, ¡quién necesita un estilista! Es amiga de los diseñadores, es el epítome del estilo, todo lo que toca se convierte en tendencia y, sobre todo, es una superviviente. No es que no necesite un estilista, es que, probablemente, nadie se atreva a decirle qué tiene que llevar. Su sangre británica es por sí misma una garantía de elegancia, a la que hay que sumarle la pasión de Moss por las prendas de mercadillos vintage, y su amistad con los diseñadores más grandes del siglo XX, desde la reina del punk Vivienne Westwood hasta el inolvidable Alexander McQueen o el mismísimo John Galliano, que convirtió en realidad su vestido de novia. De la unión de todos estos ingredientes nace un estilo que oscila entre prendas bohemias y relajadas hasta pantalones pitillo y cazadoras de cuero que enarbolan la bandera del rock. ¿Su principal virtud? La misma que logró alzarla al Olimpo de las modelos en los noventa, cuando el prototipo de mujer era el de las atléticas e imponentes Cindy Crawford o Claudia Schiffer. Pero Kate no era como ellas. No era tan alta, ni tenía unas curvas de vértigo, y sin embargo su naturalidad y su semblante de niña mala rubricaron una nueva sensualidad, de la que aún hoy hace gala en cada uno de sus estilismos. ¿Es posible combinar un Givenchy de alta costura con un collar de mercadillo? Ella puede, y no necesita que nadie le aconseje cómo hacerlo. January Jones: Quizá los looks de su alter ego en ‘Mad Men’, la gélida y siempre perfecta Betty Draper estén estudiados por la magnífica directora de vestuario Janie Bryant, pero cuando January Jones deja el rodaje, no escucha consejos de nadie. Con ella tenemos una garantía: jamás nos aburriremos. Unos zapatos de Nicholas Kirkwood, un earcuff de Givenchy para poner el toque punk o un peinado arriesgado son algunas de sus señas de identidad. En ocasiones puede que se exceda y en otras se quede corta, pero sus ganas de experimentar y de divertirse con la moda no pasan desapercibidas. En sus looks, January Jones recurre a firmas que entre sí pueden parecer antagonistas, desde Prabal Gurung, Givenchy y Chanel a Atelier Versace, pasando por Carolina Herrera o Alexander McQueen, pero con las que siempre consigue un resultado rompedor y lleno de sensualidad -especialmente cuando se alía con Donatella Versace-. Blake Lively: Aunque su historial de estilo no alcanza el nivel de perfección de Diane Kruger, Blake Lively siempre consigue que sus apariciones en la alfombra roja sean de las más esperadas. En numerosas ocasiones ha confesado que disfruta eligiendo por sí misma, y cuando tiene dudas sobre cómo combinar su outfit, le envía una fotografía del vestido en cuestión a su íntimo amigo Christian Louboutin para que le aconseje con qué zapatos combinarlo. Así, no nos sorprende que el padre de las suelas rojas creara un modelo especial para ella, bautizado con su nombre. Entre sus opciones no es raro encontrar diseños de Chanel, -firma de la que es embajadora- Gucci, -también ha sido imagen de esta casa-, Zuhair Murad, Michael Kors, Marchesa o Emilio Pucci, acompañadas de zapatos de Louboutin y joyas de su marca fetiche: Lorraine Schwartz. ¿La clave de sus looks? No importa lo que se ponga, a Blake le gusta estar sexy, y es algo a lo que jamás ha renunciado, ni siquiera en sus últimas apariciones, presumiendo de embarazo. Grandes escotes, espaldas descubiertas y cortes ceñidos son su debilidad. Emmy Rossum: De toda nuestra lista, quizá Emmy Rossum sea la actriz que ha logrado un estilo más marcado y uniforme. Rendida a la inspiración ladylike, la actriz de ‘Shameless’ sabe enarbolar mejor que nadie la bandera de la perfección, con looks donde cada elemento está cuidado al máximo, midiendo cada detalle sin dejar nada a la improvisación. De hecho, Rossum podría haber brillado en el Hollywood dorado como la estrella más experimentada, y todo esto sin necesidad de consejo. Tanto es así que la actriz incluso se atreve a pedir a las firmas modificaciones de sus creaciones originales, cambiando a su gusto los diseños vistos en pasarela –una tarea a la que normalmente sólo se atreven los estilistas-. ¿Sus firmas preferidas? Emmy navega entre la perfecta lady neoyorkina, por obra y gracia de Oscar de la Renta o Carolina Herrera, el efectismo de las creaciones de Zuhair Murad y Monique Lhuillier para la alfombra roja y la atemporalidad de Dior o Ralph Lauren. Tilda Swinton: Sería demasiado evidente hablar de la arrolladora personalidad de Tilda Swinton, que se hace patente en todos los ámbitos de su vida, desde la elección de sus papeles hasta su forma de vestir. Está claro que la actriz puede ponerse lo que quiera, sin necesidad de adaptarse a tendencias ni modas pasajeras. ¿Normas? Ella no las necesita. ¿Looks raros? Sí, por favor. De hecho son la esencia de su estilo. Un estilo sobre el que no permite que nadie opine, pues ha manifestado en numerosas ocasiones que contratar a un estilista le parece una “fantasía innecesaria”, y que nadie le dirá jamás lo que debe llevar en su maleta. Las firmas osadas y vanguardistas son su debilidad, y por eso recurre a menudo a Haider Ackerman, Céline o Schiaparelli. Junto a ellas presenta looks de inspiración masculina, con trajes donde las asimetrías y la proliferación de capas son su sello inconfundible. El minimalismo llevado al extremo es otra de sus señas de identidad, con total looks en negro o blanco, que culmina cardando su melena platino y atreviéndose a posar sin una gota de maquillaje, fomentando así su imagen andrógina. Y es que, si David Bowie fuera mujer, sería Tilda Swinton. Dita von Teese: ¿Alguien ha dicho drama? Si existe una persona que sabe ponerle teatralidad a la alfombra roja, ésa es Dita von Teese. La reina del burlesque no tiene rival a la hora de lograr un estilismo impecable de pies a cabeza, y jamás –ni siquiera para ir al gimnasio o de compras-, pierde de vista su papel de pin up. Hay celebrities que se inspiran en una década determinada para sus estilismos, o que disfrutan luciendo prendas vintage, pero el amor de Dita por los años cincuenta llega hasta sus últimas consecuencias; es una forma de vida. En lo que a sus looks se refiere, nada escapa a su control. Ella elige su ropa, se maquilla y se peina, como si de un ritual se tratase. A la hora de triunfar en la alfombra roja –porque todas y cada una de sus apariciones son memorables-, Dita cuenta con el favor de creadores que no prestan sus diseños a cualquiera. Piezas de alta costura de Jean Paul Gaultier –que algunos estilistas pugnan sin éxito por conseguir-, Alexis Mabille, Hervé L. Leroux, Roland Mouret, Vivienne Westwood, las creaciones de corte sirena de Zac Posen y los ricos tejidos de Carolina Herrera son habituales en su vestidor. Junto a ellos, sus transparencias y sus estratégicas aberturas, Dita luce zapatos de su adorado Christian Louboutin, joyas que dejarían sin aliento a cualquiera, o dramáticos guantes a lo Gilda. Lo suyo no es pasar desapercibida, sino deslumbrar y atraer todas las miradas. Rachel Bilson: Disfrutar con las prendas que lleva es la principal motivación de Rachel Bilson, y por eso dejar que alguien decida por ella, arruinaría su diversión –como la que obtuvo aquella vez que se puso un collar en el pelo-. Elegir las joyas, los zapatos, el clutch perfecto o el vestido que mejor se adapte a su figura no tiene secretos para ella, y los bolsos de Chloé y Chanel son su debilidad. Pero sobre todo, el estilo de la actriz se diferencia por su habilidad para aportar naturalidad a todo aquello que se pone. Bilson puede combinar un top de alta costura de Chanel, con los más delicados bordados, con unos vaqueros estilo boyfriend sin que su elegancia se resienta. Es lo que se llama un estilo efortless, que huye de cánones encorsetados, en favor de esa sensación –tan difícil de lograr- de no haber dedicado más de diez minutos a arreglarse. Un talento innato. Camilla Belle: La única ayuda con la que cuenta Camilla en la dura tarea de elegir su indumentaria es la de su madre. Sin embargo, nunca ha contado con la de un estilista, y al parecer nunca lo hará. Esto no impide que la actriz asuma riesgos sobre la red carpet, combinando estampados y complementos con los que ni las más expertas se atreverían. ¿El resultado? Sencillamente perfecto. Belle tiene un don para combinar colores luminosos y accesorios brillantes sin caer en el exceso. Puede vestir de esmoquin, llevar un ceñido vestido de paillettes de Gucci, un romántico gown de Jason Wu o un vestido cóctel de Carven, el diseñador elegido es lo de menos, pues su estilo siempre prevalece. Arancha Gamo @arancha_gm