Un movimiento que dejó de atribuirse solo a las calles, a la delincuencia y a las drogas, para llegar a todas las plataformas de streaming y coronarse como una opción más que líder para las nuevas generaciones, como la silueta 850 AT de la colección All Terrain de New Balance.

Empezaste en la música con un grupo, Gran Calibre. ¿Cómo recuerdas la escena underground en aquel momento? ¿Cómo la percibes ahora?

Pues como bien dices, súper underground (risas). Mucha gente que conozco –por no decir toda- hemos empezado desde abajo. En aquel entonces no había un estudio musical donde se profesionalizara el rap, no había un programa de televisión que diera cabida al rap, no había nada ni nadie que nos tuviera en cuenta y nos diera una plataforma. Ha habido que inventarlas.

En ese momento éramos muy pocos los que nos retirábamos de lo que lo estaba petando para hacer lo que nos gustaba. Nadie nos había abierto el paso. Ahora es todo más fácil. Se puede decir que a día de hoy somos música comercial y efectivamente, estamos intentando hacer lo que siempre se ha criticado pero llevando un mensaje.

En tu caso, pertenecías a uno de los pocos raperos que había en Salamanca allá por el 2010. ¿Cómo surge la necesidad de reivindicar un nuevo rap, un nuevo género basado en la fusión de estilos?

Yo siempre he hecho un sonido diferente a lo que se entendía como rap en ese momento, aunque algunos puretas consideren que no. Cuando ni siquiera sabíamos qué estábamos haciendo (porque no se podía encasillar en rap), ya veíamos que la fusión de estilos nos atraía. El rap era la base que nos permitía mezclar cualquier género musical y ponerle una letra y un mensaje.

¿Veíais la escena madrileña como una referencia?

En la oleada de gente a la que llegaban sí. Los madrileños llegaban a un público más amplio y por eso se convirtieron en una referencia que todo el mundo quería imitar. A mí siempre me ha tocado los huevos que se ponga algo de moda y que todo el mundo lo imite, y en ese momento era el rap de Madrid -Madrid con z-. En mi caso tenía como referencia lo que estaban consiguiendo, no lo que hacían.

¿En qué momento decidiste seguir con tu carrera en solitario?

En 2016, cuando falleció mi abuelo, me dieron la oportunidad de grabar un disco en solitario y, a raíz de allí, me empecé a plantear vivir de la música. Hay que ser realista y cuando ves que empiezas a tener reproducciones, que la gente te empieza a llamar y que de verdad te renta utilizar más tiempo de tu vida para hacer puramente música, tienes que pensar en ti. No puedes obligar a alguien a invertir más tiempo de su vida en hacer algo que no le va a salir rentable, o viceversa.

¿Cómo has ido evolucionado como artista? ¿En qué has cambiado?

Sobre todo he evolucionado en la forma de escribir. Al principio todo era más competitivo. Estamos en un mundo donde te piensas que tienes que destacar por encima del resto (y esa era mi mentalidad antes), pero cuando vas creciendo y madurando, te vas dando cuenta de cuáles son los problemas reales y los expresas en las letras.

Ahora soy mucho más crítico. Me atrevo a hablar de política, de problemas sociales… El cambio está utilizar la misma base, que es hacer música, pero con un mensaje claro. Lo que a mí me preocupa ya no es ser mejor que tú, son otras cosas.

Podríamos decir que utilizas la música como terapia, ya sea para expresar tus preocupaciones o para visibilizar hechos nos afectan a todos. ¿De qué manera el rap te ha ayudado en tu vida?

Utilizo el rap para sacar algo bueno de las cosas malas que me pasan, por eso mi música siempre suele tener dos ramas de expresión: o rabia, o tristeza. Siempre escribo cuando me pasa algo malo, cuando no sé expresarme de otra forma y me quiero desahogar.

Está claro que el concepto de “rapero” ha cambiado mucho desde que comenzaste. ¿Qué habéis hecho para cambiar la percepción de tanta gente?

Aquí pueden pasar dos cosas: la que yo intento creer, que es que la gente se ha dado cuenta de que realmente el rap es una música más y lo ha aceptado. O la que te he dicho antes, por pura moda. La gente es una esponja, y sobre todo la gente joven. Cuando tienes 15-20 años, haces lo posible para encajar en un grupo, incluso para ligarte a alguien (risas). Entonces lo que escucha uno lo escucha el otro y al final se acaba convirtiendo en una moda.

Ya no solo el rap, la música urbana en general, es lo que se lleva ahora y es lo que hay. Es cierto que a raíz de que se escuche tanto, nos han dado cabida en medios que no se hubieran fijado en nosotros jamás pero a la vez, cuando algo se convierte tanto en una moda, puede ser que al final no se le de la importancia o el mérito que se merece.

A día de hoy, ¿crees que es imprescindible tener el apoyo de una major para seguir creciendo como artista?

Buena pregunta... Yo creo que depende. Con Youtube, con las redes sociales y con lo que genera todo esto, he visto casos de raperos que, literalmente, hasta que no han explotado ellos solos, no les ha hecho falta el apoyo de ninguna discográfica.

Tienes que tener la suerte, los medios o el talento de coger, hacer tus cosas y que esto le guste a un grupo de gente para que apueste por ti. Pero el trabajo de una major ahora ya no tiene nada que ver con el de antes.

Al principio todos pecamos de muchas expectativas y cuando empiezas a entrar en el mundillo, te das cuenta de que eres un novato de mierda. Se esconde todo un mundo detrás que no entiendes y para eso sí que necesitas a alguien detrás que sepa, te asesore y te baje un poco.

¿Qué papel juega la imagen en tu propuesta musical? ¿Cómo definirías tu estilo?

En mi caso es algo que se ha ido prolongando con el tiempo. Al principio, en los videoclips, nos guiábamos un poco por la estética que se llevaba y con la vestimenta lo mismo. Pero poco a poco vas cogiendo ciertas referencias.

Sí que es verdad que siempre he llevado pendientes de aro, porque creo que me identifican bastante. Y el pelo igual. Cada año suelo hacerme algo distinto… No creo que la imagen vaya por delante de la propuesta musical, pero lo que entra por los ojos, siempre ayuda. Negarlo es absurdo.

¿Qué significa para ti que una marca como New Balance confíe en ti y apoye tu talento?

Imagínate. Quitando la persona que me mueve a mí ahora, yo nunca he tenido un respaldo que me dijera: “te vamos a coger y vamos a hacer de ti esto”. Siempre me lo he hecho todo yo y cuando se acerca alguien como New Balance, lo agradezco un montón y lo valoro muchísimo. Son gente que, aparentemente, hacen ropa deportiva pero se están metiendo de lleno en nuestro mundo, apostando por artistas como nosotros y arropándonos. Yo intento darles lo mejor de mí, representarles bien y responderles en ciertos valores.

De todo lo que has logrado hasta ahora, ¿qué es lo que nunca pensabas que llegarías a cumplir?

Sin duda, compartir camerino y escenario en eventos, conciertos y festivales de más de 200.000 personas, con artistas como ToteKing, Zatu… Gente que de pequeño tienes en un disquito y admiras, y luego te das la mano con ellos, ves que te escuchan y te das cuenta de que tú eres lo que en algún momento fueron ellos.

Compartir trabajo con esos ídolos es algo que a día de hoy, todavía no asumo. Pero eso me ayuda porque me inspira, me da a entender que la edad no importa si haces las cosas bien y que puedo llegar muchísimo más lejos. Con mi música quiero poder hacer lo que esa gente ha conseguido en mi género: no ser una moda, sino poder consagrarme como artista y algún día, ser para otras generaciones lo que ellos son para mí ahora.

¿Algún proyecto antes de acabar el año que puedas contarnos?

¡Sí! En diciembre empiezo mi gira y me hace mucha ilusión. Estaré por Bilbao, Hospitalet, Sevilla, Granada y el 20 de enero en Madrid. Espero veros a todos por allí…