Renueva tu piel con la exfoliación enzimática que viene desde Japón

Parafraseando a la gran Sara Montiel: «exfoliarse es un placer» (y más saludable que fumar). Un tono cetrino o apagado se ve revitalizado por una buena exfoliación. Y, además, incluirla en la rutina de cuidados ayuda a que el aspecto de la epidermis sea más luminoso y uniforme.

Eso, sumado a que el proceso de aplicación no lleva más que unos segundos/minutos, hace que muchas veces se produzca un uso abusivo del mismo. En el intento de solucionar una cara cansada, un brote de acné o el repentino oscurecimiento de unas manchas podemos excedernos en la frecuencia de exfoliación, sobreestimulando la actividad de las glándulas sebáceas e irritando la piel.

El equilibrio es la clave y en el camino para conseguirlo pueden resultar de gran utilidad una nueva hornada de exfoliantes que han llegado desde Japón para quedarse: los enzimáticos.

Frente a sus parientes de acción física o mecánica, que utilizan partículas y gránulos para conseguir de forma directa la eliminación de las células muertas, los enzimáticos confían en las enzimas, procedentes de frutas en su mayoría, para lograr un efecto similar, al deshacer de forma respetuosa los residuos acumulados en la capa superficial de la piel. Sin duda son más suaves, muchos de los cuales indicados incluso para un uso diario, y se aplican sobre la piel humedecida, dejándolos actuar sin trabajar el producto.

Ésa es una diferencia crucial frente a los exfoliantes convencionales, ya que por su naturaleza pueden resultar interesantes para pieles sensibles o reactivas. Todos aquellos que teman arañazos o posibles abrasiones pueden estar seguros de que la exfoliación enzimática les conviene.

Y por otra parte, aquellos que necesitan un producto más potente siempre pueden utilizarlos como mantenimiento en el día a día. ¿Te hemos convencido? Si todavía no lo tienes claro, descubre a continuación una selección de los mejores exfoliantes enzimáticos que seguro terminarán por seducirte.