Muchos recuerdos de infancia quedaron atrapados en los productos de belleza que usaron nuestras madres y abuelas. El olor de la laca Nelly, la textura de la crema Nivea o el brillo de la laca de uñas Margaret Astor. Destapar cualquiera de ellos desencadena multitud de experiencias pasadas... Y así sucede también en el momento en que aplicas un producto tan de toda la vida como la pomada. Un cosmético que, gracias al revival de todos los productos vintage, realiza un regreso triunfal para adueñarse de tu neceser impregnándolo de nostalgia.
Publicidad de 1931 en la que se recomienda el uso de la crema Nivea para la protección y cuidado de las manos
Caracterizada por su formulación basada en un componente graso para asegurar la impermeabilidad y la fijación sobre la piel, destaca también sus propiedades curativas que la acercan más a un uso medicinal que cosmético. Así su sensación al usarla es más untuosa, incluso pegajosa, que una crema normal y sus efectos más perceptibles desde la primera aplicación, por lo que solemos acudir a ella en casos en los que necesitamos una ayuda urgente. Ahora más que nunca, en un invierno atípico en el que los cambios de temperatura son extremos y se abusa de la calefacción, la epidermis acusa estas variaciones en forma de sequedad, grietas, irritación y rojeces, resultando de gran utilidad el recurso a esta fórmula clásica de la cosmética. Súmate al movimiento e incorpora la pomada a tu neceser de belleza, sin tener que recurrir al asalto del de tu abuela, con estas nuevas propuestas que actualizan la fórmula sin perder un ápice de su esencia.
Lush Ultrabalm
Elisabeth Arden Eight Hour Cream
Vivencia Skin Care Pomada de Caléndula
Weleda
La Roche Posay Cicaplast Baume B5
Berta Almagro - @bertalmagro
Imágenes: Cortesía de las marcas