A muchos nos pasa que, a pesar de haber tenido un día muy cansado, cuando llega la hora de dormir, nos cuesta horrores conciliar el sueño. Algunos lo achacan al insomnio pero tenemos que tener claro que esto es un trastorno de sueño complicado y que no es algo que podamos diagnosticarnos a nosotros mismos a la ligera. En muchos casos, si hacemos pequeños cambios en nuestra rutina de noche, es muy probable que consigamos dormirnos mucho más rápido. ¿Quieres saber de qué pequeños cambios estoy hablando? Pues continúa leyendo porque aquí puede que encuentres la solución.

Dúchate antes de meterte en la cama

Si eres de los que se duchan por la mañana, prueba a hacerlo al atardecer. Eso sí, utiliza agua cálida para relajar tu cuerpo. El agua caliente ayuda a elevar la temperatura del cuerpo y, además, tiene un efecto sedante en nosotros. Por ello, ducharnos o darnos un baño un par de horas antes de meternos en la cama, nos ayuda a conciliar el sueño. Recuerda: tampoco pongas el grifo en el extremo del agua caliente, podemos obtener los efectos contrarios a los deseados.

Adiós pantallas, hola libro

La pantalla de tu móvil o de tu ordenador entorpece enormemente la conciliación de sueño. Está comprobado, la iluminación de la pantalla, los datos 3G o 4G, etc, alteran la hormona del sueño. Las pantallas nos mantienen despiertos durante más tiempo y nos quitan las ganas de irnos a dormir. Es habitual que una persona que se lleva el portátil a la cama, se quede despierto viendo series o vídeos hasta altas horas de la madrugada. Haznos caso, aleja cualquier dispositivo electrónico al menos media hora antes de meterte en la cama. Si necesitas hacer algo que te dé sueño, prueba con un libro. Lee, desconecta la mente, y verás como lentamente caes en un sueño profundo.

¡Ojo con las cenas!

Cenar ligero es la clave, ya no por temas de pérdida de peso, sino por evitar digestiones pesadas que nos dificulten el sueño. Otro truco respecto a las cenas es realizarlas un par de horas antes de irnos a dormir. Así le das tiempo a tu cuerpo de hacer la digestión, evitas hinchazones y te puedes ir sin malestar a la cama. Como excepción te diremos que optes por tomarte una infusión o un vaso de leche calentita justo en el momento previo de dormir.

Evita echarte la siesta

Sabemos que este apartado duele porque no hay nada mejor que reposar en la cama (o en el sofá) un rato después de comer. Pero si duermes las horas suficientes durante la noche, las siestas no son necesarias. Y menos, si por la noche tienes problemas para conciliar el sueño. Intenta hacerle frente al día de un tirón y ya verás como llegas más cansado y con más sueño a la hora de dormir. Merecerá la pena.

Mantén los pies calentitos mientras duermes

Parecerá una tontería... pero no lo es. Mientras tus pies estén calientes, no cogerás frío. Es así. No hay nada más incómodo que estar durmiendo y despertarte porque tienes frío. Y eso ocurre más de lo que nos gustaría. Por ello, no ignores los calcetines por mucho que seas de los que les encanta el tacto de los pies descalzos con las sábanas. Lo agradecerás.

 

 

Marina Niemietz - @marinantz

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