La emoción de la velocidad, la libertad de movimiento o el aire fresco en los pulmones son algunas de las sensaciones que tienen los esquiadores fieles al deporte blanco. Quizá todo esto compense el esfuerzo físico, el madrugón o las colas para el telesilla. Lo que no entra en esta ecuación, y nunca estará justificado por mucha euforia que despierte, es acabar el día con el rostro quemado o irritado por el sol. La salud siempre es lo primero, pero en ocasiones el ocio parece vencer la partida, apoderándose la inconsciencia de nuestra toma de decisiones. Aunque parezca un producto estacional, o al menos así nos lo hacen saber las campañas publicitarias, los protectores solares NO son sólo para el verano. Deben ser los compañeros del día a día, pero especialmente nuestros aliados cuando realicemos deportes al aire libre con alta exposición solar como el esquí. Desde Vanidad nos negamos a ver un rostro más churrascado por un fin de semana de descensos y après-skis varios, así que desvelamos en esta galería una selección de nuestros protectores solares favoritos que, por su comodidad, eficacia y diseño, se colarán en tu mochila de viaje.
Isdin Fusion Water Color
Su formato compacto, alta protección SPF50 y resistencia al agua han hecho de este fotoprotector un habitual de los galardonados por los expertos en belleza. Su base acuosa, sin aceites, permite una absorción inmediata y una sensación al llevarlo muy ligera y cómoda. Contiene ácido hialurónico, para evitar la deshidratación típica de un día en la nieve, antioxidantes y filtros solares que protegen frente a la radiación UVB, UVA 50, HE-VL e IR-A. Aporta un toque de color, para que tu rostro no haga juego con la nieve, y presenta una tecnología que hace que su fórmula no irrite los ojos, muy importante cuando llevamos gafas de ventisca o de sol.
Clarins UV+ SPF50
Puede que originalmente Clarins diseñara este producto para ser el aliado perfecto de la urbanita expuesta a la polución, pero su textura fina, de acabado seco, y su fórmula rica en ingredientes antioxidantes se nos antoja idónea también para la nieve. Reaplicar con ella la fotoprotección, capa tras capa, no es una tarea engorrosa y tampoco el resultado se siente pesado sobre la piel. Solo hay que agitar bien el producto con la bolita metálica de su interior antes de lanzarse a la tarea para obtener un velo que defienda la piel y la refuerce frente a los rayos solares.
Avène Fluido mineral SPF50
Las pieles intolerantes pueden ser un reto a la hora de intentar protegerlas frente al sol. Su delicadeza hace que sean necesarios fotoprotectores muy específicos, como este de Avène, para conseguir el equilibrio entre eficacia y ausencia de efectos secundarios, en forma de irritación o granitos. En este caso encontramos un fluido 100% mineral, que protege frente a los rayos UVB y UVA, muy eficaz, aunque carezca de esa ligereza deseada en una textura líquida. Incluye también un precursor de la vitamina E, que añade un plus antioxidante a la fórmula, y la clásica agua termal de la firma francesa que ayuda a calmar la piel.
Lancaster Crema contorno de ojos SPF50
Sí, todo el mundo reconoce a un esquiador por ese delator antifaz blanquecino que rodea su mirada. Por desgracia, el efecto protector de las gafas hace que se broncee (en el mejor de los casos) el rostro, dejando virgen el contorno de los ojos y de ahí el antiestético efecto mapache. Para evitarlo es recomendable repetir la aplicación del protector cada dos horas. Esta es la clave en la que muchos fallamos, ya que pensamos que con protegernos antes de salir de casa ya tenemos el día cubierto. También resulta beneficioso prestarle algo de atención a la delicada piel que rodea nuestros ojos con un protector como el de Lancaster, específico para la zona: suave, hidratante y sin perfumes. Crea una barrera contra la radiación UVA, UVB, rayos visibles e infrarrojos, especialmente interesante en aquellas pieles más castigadas o carentes de su capacidad natural de defensa frente a la radiación.
Institut Esthederm No Sun
La tentación en la que muchos caen cuando esquían con un cielo nublado es pensar que no hace falta protegerse porque ese día “no hay sol”. Nada más lejos de la realidad, ya que no solo las nubes dejan pasar la radiación nociva para la piel, sino que la nieve actúa como un espejo reflectante que duplica su potencial daño. En estos casos de exposición prolongada o en condiciones extremas, e incluso en pieles con intolerancias solares, esta crema de la francesa Institut Esthederm es una buena elección. Sus filtros son minerales, por lo que espera algo de residuo blanco al aplicarla, pero su eficacia protectora y tolerancia insuperables. Por eso se suele recomendar cuando los pacientes tienen cicatrices recientes o importantes, efectos del post operatorios o hipersensibildiad motivada por la ingesta de medicación.
Berta Almagro - @bertalmagro Imágenes: cortesía de las firmas y archivo
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