¿Qué es ser un hombre? Más allá de detalles biológicos, la "hombría" es un concepto difuso, con detalles prácticamente arbitrarios y que, en la mayoría de casos, no representa a una gran parte de la población masculina. En la década de las redes sociales, las luchas sociales y la democratización de los medios en los que expresarse libremente es más fácil que antaño, hombres y mujeres de todo el mundo han comenzado a cuestionar esta forma primitiva de virilidad. ¿Si no nos representa y ni siquiera gusta, por qué nos regimos por ella? Ha nacido la nueva masculinidad.
Esta concepción renovada de lo que significa ser un hombre abarca varios planos, y es que el eje principal de este cambio radica en que lo masculino abarca múltiples perfiles. La masculinidad se ha renovado en el cuerpo, en el comportamiento y en la expresión. Es una reforma tanto interior como exterior.
Si hay una industria que lleva ya tiempo jugando con el cuerpo masculino, esa es la de la moda. Aunque como Roger Salas escribía ya en 2001 en la edición impresa de Vanidad, esto no es nuevo: «la moda se ha encargado de dar vida a lo ambiguo como reclamo y como motivo, también como inspiración». La masculinidad nunca ha sido completamente estática, ¿qué hace tan interesante la vuelta sobre una “nueva” masculinidad de nuestros tiempos?
Principalmente, la nueva masculinidad es más inclusiva, y acepta complementos y comportamientos que no solamente se han considerado poco masculinos, sino que directamente eran impensables para un hombre que quería seguir siendo visto por la sociedad como tal. Para muestra, la nueva generación de chicos que a través de internet comparten con sus miles de seguidores sus trucos de belleza y maquillaje. Marcas tradicionalmente femeninas, como la norteamericana CoverGirl, han decidido nombrar a embajadores de marca masculinos, en este caso el make up artist neoyorkino James Charles.
No solamente las marcas “para mujeres” se han atrevido a incluir al nuevo hombre en su comunicación. Uno de los casos más sonados y sorprendentes ha sido el de la marca de belleza masculina Axe, que desde hace un par de años está esforzándose por dirigirse a un hombre que ya no aspira a ser el macho alfa, sino que lo único que quiere es ser él mismo. La valía de un hombre está dentro de cada uno de ellos y de lo que les hace únicos, no de lo que vean los demás. ¿Está bien que un hombre llore? ¡Claro que está bien!
¿Y de dónde viene esta nueva ola de masculinidad? De nuevo, son nuestras compañeras las que nos han adelantado en la lucha. Movimientos sociales y políticos encabezados por ellas han acabado repercutiéndonos a nosotros, aunque no seamos protagonistas de ello. Un buen ejemplo de ello, sin salir del ámbito que nos ocupa, es el movimiento body positive – de origen femenino pero que, actualmente, también se ha adoptado como una lucha del hombre por liberalizar su cuerpo.
En resumen
La nueva nueva masculinidad empuja al hombre a ser más abierto consigo mismo y con los demás. Además de animarnos a mirar dentro de nosotros mismos y expresarnos sin ningún tipo de complejos. Ya no es necesario ser John Wayne para ser un hombre de verdad. El nuevo hombre está libre de requisitos que lo oprimen y de corazas que no dejan entrar ni salir sentimientos ni acciones que no se corresponden con un concepto de la hombría impuesta y artificial.
Al contrario de lo que se puede llegar a oír, la masculinidad no ha muerto. Se ha separado del prototipo (relativamente) clásico del macho. Dándonos espacio para que nuestra personalidad pueda exhibirse en todos sus matices sin que por ello dejemos de ser igual de hombres.
¡Viva la nueva nueva masculinidad!
Alberto Herrero – @HerreroAR
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