Los orange wines, que nada tienen que ver con el Vino Naranja del Condado de Huelva (dulce y que sí se aromatiza con pieles de naranja amarga), son una nueva tendencia en el sector del vino y a la vez, una técnica ancestral de conservación que nació hace más de 6000 años entre el Cáucaso y la Anatolia -principalmente en Georgia, Armenia y Turquía-.

Además, los pigmentos y taninos extraídos de las pepitas y pieles, funcionan como antioxidantes. De ahí, que también esté ligado a la cultura de los vinos naturales, aunque una cosa no implica la otra...

En estos últimos tiempos que han creado ansia de aventura, los atractivos vinos naranjas se han popularizado en Estados Unidos, donde parece que sus seguidores no dejan de aumentar. Las cuentas Instagram de un sinfín de celebrities e influencers ya se han sumado a esta moda. ¿La más reciente? La editora Leandra Medine, quien publicó este fin de semana varios stories en los que aparecía cenando en un restaurante de Nueva York y no con una, sino con dos copas de vino brisado, dándole así el aprobado definitivo al boom de los vinos anaranjados.

Pero… ¿y a qué saben? Para empezar, tienen un sabor intenso, con mucha personalidad, más textura que los blancos y un final amargo. No te esperes por su bonito tono anaranjado que sepa parecido a un rosado...

Según Bianka Bosker, escritora, periodista y sommelier experimentada, dicha bebida tiene un carácter muy propio: “cautivadora, deliciosa y compleja”. Pero, advierte que no es precisamente una bebida para principiantes. “A algunas personas les encanta -yo soy una de ellas-, otras sostienen que son demasiado raros”. Aun así, sugiere no desanimarse. “Al igual que con el vino tinto y el vino blanco, o incluso las variantes dentro de estas categorías, hay mucho que amar, no te rindas con el vino anaranjado solo por haber probado uno que no te guste”.

Como veis, los vinos anaranjados se han colado en nuestras vidas para ponernos más difícil elegir, pero también para ponernos mucho más fácil disfrutar. ¿Su éxito? Claramente, el manifiesto de estilo y cultura de una manera totalmente profunda y diferente. Y es que si algo han dejado claro estos vinos, es que al igual que pasa con los rosados pálidos, no están sujetos al protocolo. Lejos les queda eso de: “primero blancos y luego tintos”... Y no solo eso, pocos platos se les resisten, ya que combinan con una amplia variedad de comidas. También se pueden tomar a cualquier temperatura -ya sea fríos, con hielo o del tiempo- y por supuesto, en cualquier tipo de copa o vaso.

Dónde probarlos en Madrid

Como sabemos que te pica la curiosidad por degustar (y deleitarte) con los orange wines, por aquí te dejamos cuatro sitios donde hacerlo realidad en la capital:

La Canibal

En Calle Argumosa, 28

Cascorro Bistrot

En Plaza de Cascorro, 21

Benito Vinos y Vinilos

En el Mercado de San Miguel, puesto nº4

Proper Sound

En Calle de Raimundo Lulio, 16

 

Y tú, ¿ya has caído rendido ante los encantos del orange wine?

  

Marta Cabello: @martacbello

Imágenes: Instagram 

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