Decía el gran Bill Cunningham que “ la moda es la armadura para sobrellevar la realidad de la vida cotidiana”. Quizás no sólo para sobrellevarla, también para cambiarla, para reivindicar nuestros principios, gritar de forma menos escandalosa y más elegante aquello en lo que creemos a ultranza.
¿Por qué no utilizar la moda como herramienta de reivindicación?
Cuando aún carga con el eterno San Benito que la califica de frívola y banal, sin permitirle defender su verdadera esencia, es el momento perfecto para demostrar al mundo que la moda no son trapos sin sentido. La moda tiene mucho que decir, lo ha tenido siempre y luchará eternamente por levantar la voz.
Tras años en la sombra, al fin las calles se llenan de ejemplos que nos enseñan cómo usar nuestra ropa para gritarle al mundo aquello en lo que creemos, nuestros sueños, nuestras pasiones o simplemente aquello que nos gusta por que sí. Y todo nos apetece llevarlo estampado a todo color en nuestras camisetas.
Hay vida más allá del manido “
I love…” y las frases estándar que hemos visto impresas en miles de prendas hasta la saciedad. Nuestros abrigos, cazadoras, camisas, vestidos, pantalones se convierten en lienzos en blanco puestos a nuestro servicio para que plasmemos en ellos con total libertad nuestras ideas más ocultas.
Como si de verdaderas pancartas y carteles reivindicativos se tratara, nuestra ropa se llena de mensajes, frases, o palabras cargadas de significado.
Las calles son nuestra pasarela y la ropa nuestro diario. El nuevo print reinante es más profundo que el recurrente
floral print o el eterno
animal print, nuestra ropa se dibuja recogiendo ni más ni menos que las
grandes frases de la humanidad.
No necesitamos manifestaciones multitudinarias. Nosotros mismos nos manifestaremos a diario por todo lo que creemos.
- Mercedes Gala -
También te puede interesar