Cenicienta, Dorothy, hasta el mismísimo
Gato con Botas. Todos ellos nos recuerdan que los zapatos no son simples complementos sin significado. A menudo nuestros
zapatos se convierten en una extensión de nosotros mismos, compañeros de viaje, nos aguantan horas y horas en la mayoría de casos sin quejarse…
Quizás nunca nos hemos detenido un momento a pensarlo, pero seguro que todas sabemos a qué nos referimos cuando decimos que los zapatos cuentan historias... Son algo así como las páginas de un diario. Cada par de zapatos nos ha acompañado en algún momento importante de nuestra vida y, cada vez que los calzamos de nuevo, no podemos evitar poner una sonrisa tonta al recordar esa anécdota vivida cuando los llevábamos la última vez.
Incluso algunos los reservas a buen recaudo para que sean tus compañeros especiales en “ese día” especial que te apetece sin motivo celebrar con ellos. Los zapatos de tu graduación, de tu primer sueldo, los que te compraste en aquel viaje, los que llevabas el día que te dieron ESA noticia…
No podemos evitarlo. Lo llevamos en los genes, nacemos con una mezcla de amor/atracción hacia los zapatos que a menudo crece según nos hacemos mayores. En nuestro papel de fetichistas incondicionales de los zapatos bonitos no hemos podido evitar detener nuestra mirada al ver las creaciones de
Laurence Decade.
Nos faltan días, fechas y excusas para hacernos con todos y cada uno de ellos pero no tendremos problema en encontrarlas. Especiales sin ser excesivos, llenos de detalles sin resultar recargados, los zapatos con los que definitivamente estamos dispuestas a celebrar el resto de nuestros días especiales, y los no especiales también.
Objeto de deseo es poco para los diseños de Laurence Decade, quizás deberíamos decir objeto de adoración, auténtica obsesión o incluso perdición.
Mercedes Gala
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