La época en la que las feministas enfurecidas quemaban sus sujetadores como acto de rebelión contra el patriarcado ha quedado muy atrás. Sin embargo, es una prenda con la que las mujeres tenemos una relación de amor/odio. Lo amamos especialmente a la hora de ir al gimnasio y cuando queremos lucir un buen escote. Pero… ¿me vais a decir que no es lo primero que os quitáis al llegar a casa? Adiós, adiós... Ir sin sujetador es liberador.
Te damos razones para no llevarlo y te decimos cómo hacerlo con estilo...
Todo por la comodidad
Llegas a casa después de trabajar y haber pasado por el super a comprar algo para la cena. Llevas puesto un abrigo, la bufanda, la bolsa de la compra, tu bolso cargado con tu vida y unos zapatos con un tacón (por suerte) bajo.
Entras por la puerta. Dejas la bolsa de la compra. Cuelgas el bolso. Te quitas el abrigo. Lo siguiente es tu mano subiendo por tu espalda para desabrocharte y quitarte el sujetador. Los tacones ya después.
Y te invade una sensación de libertad: las tiras ya no te aprietan, los aros del sujetador dejan de clavarse a tu piel y el relleno cesa su opresión. La vida sin sujetador es la vida mejor. A menos que tengas que correr, botar o bailar, tus pechos son felices junto a tu camiseta.
Hay que quererse
Hay muchas ocasiones en las que no solo compramos un sujetador para que nos aguante el pecho. Lo compramos para que nos lo suba, nos lo junte, nos lo aumente, para que “arregle lo que está mal”. Si éstas son tus razones para usar sujetador, ahórrate el dinero.
Ir sin sujetador puede ser para ti un acto de amor y aceptación hacia tu cuerpo. Empieza a querer a tus pechos pequeños, separados y a diferentes alturas. Deberías llevar sujetador sólo si apetece, no para esconder supuestos defectos. Porque los pechos son pechos y se merecen tu respeto sean como sean.
Aléjate del mundo animal
Si te lanzas al mundo sin sujetador, deberás tener en cuenta unos cuantos consejos básicos. Empezamos. No es lo mismo coger un perro o un gato (y sus zarpas) cuando llevas a una capa intermedia de relleno que cuando debajo de tu fina camiseta están tus pezones. Los gatos y perretes no entienden de la delicadeza de la piel de tu pecho así que mantente alejada de mascotas varias.
Comprueba el nivel de transparencia
Puede que en el espejo de tu casa no veas nada raro pero nunca sabes si una vez te de la luz tu jersey se va a convertir en un top con transparencias. Comprueba tus prendas en un lugar bien iluminado. Las camisetas blancas son otro peligro al acecho. Lo más seguro es que se transparenten y como te caiga agua por casualidad, espectáculo asegurado.
Cuidado con los jerséis que pican
Otro básico de ir sin sujetador: nada de materiales que piquen. Si no quieres que parezca que tienes la sarna o que tus gatos te han pasado pulgas, escoge materiales naturales y suaves.
Nada de correr, saltar y bailar
En resumen: si te paseas por el mundo sin sujeción, mejor quédate a nivel del suelo y camina tranquilamente (y si pierdes el metro, te aguantas). Si hay un momento en el que el sujetador es obligatorio es a la hora de hacer deporte.
¡Disfruta!
Puede ser que notes cierta incomodidad de algunas personas por el hecho de que tus pechos estén libres y sin sujetador pero no es tu problema que ellos no sean capaces de liberarse de las rígidas normas patriarcales. Tú por tu lado, mira para otro lado y disfruta de no llevar aros clavándose a tus costados, ni relleno que te oprime ni encaje que te irrita la piel.
Agnes Deer - @agnesdeer
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