Has seguido todos los consejos de los “expertos” para no gastar demasiado y comprar bien: te haces una lista de básicos que necesitas (y algún que otro capricho, por qué no), te marcas un presupuesto del que no te vas a pasar por nada del mundo y preparas tu ruta de tiendas. Sin embargo, pones un pie en la primera y... todas sabemos lo que va a ocurrir. Estas situaciones:
1. Esa prenda que llevas toda la temporada esperando no está en tu talla
Sabes que una cazadora rosa o un vestido de lentejuelas color violeta no son una necesidad. Por eso, llevas toda la temporada al acecho, esperando a rebajas para poder darte ese capricho sin que tu bolsillo sufra y tú te llenes de remordimientos. Así que, ni corta ni perezosa, te has levantado para ir a la caza de esa falda amarilla que te ha robado el corazón.
Y la encuentras, vaya que si la encuentras... en todas las tiendas y en todas las tallas… menos la tuya. Un clásico de las rebajas: ya puedes rebuscar dónde sea, tu talla ha desaparecido de la ciudad.
2. Rebajas de broma
Lo ideal sería aprovechar las rebajas para llenar el armario de básicos que usarás un montón, o aprovechar para comprar prendas que durante el año te resultan demasiado caras... Tus intenciones son las mejores y, en vez de comprar un montón de accesorios innecesarios, este año, has decidido ir a por ese abrigo de tan buena calidad que te va a durar todos los inviernos de tu vida. Estupendo, allá vamos.
La emoción te invade cuando giras la etiqueta, esperando un descuentazo de, AL MENOS, el 50%. ¿Cuál es tu sorpresa cuando ves que la prenda solo está rebajada 5 euros (o incluso 5 céntimos, ¡verídico!)? Sigue buscando...
3. La ley del más fuerte
Querida, si ves algo que te gusta, no es momento de dudar. Cógelo con mano firme y corre, no mires atrás. Welcome to the jungle, en las rebajas rige la ley del más fuerte y de nada te servirá pedir amablemente. Aunque no estés segura de que quieres algo, en caso de duda, agárralo firmemente.
Si alguien te pide que le dejes ver ese par de zapatos que llevas en la mano, ¡ni se te ocurra soltarlos! Podrían desaparecer a la velocidad de la luz. Prepárate incluso para el tiro de cuerda versión rebajas (y con esa prenda que tanto deseas en vez de una cuerda).
4. Encontrar una ganga
Dicen que sí, que de vez en cuando ocurre: te vas de rebajas y encuentras una ganga. Justo esa chaqueta vaquera que estabas buscando, en tu talla y con un recorte de precio increíble. Tú no necesitas un trébol de 4 hojas. ¡Misión cumplida!
5. Querrás llevarte unos zapatos de un número menos
Puestos a confesar, tendremos que decir que esto lo hemos intentado todas. Incluso algunas han cometido el error. La historia va así: encuentras unas botas con suela track la mar de rockeras y te enamoras. Empiezas a coger pares: 36, 37, 38, 41 pero ni un 39 ni un 40. Sabes que no puedes andar con un 41 pero vas intentar meter los pies en un 38.
Si al final te las llevas a casa, quedas avisada: vas a sufrir cada vez que te las pongas hasta que las dejes abandonadas en el fondo de tu armario, así que... no gastes ese dinero y hazle un favor a tus pies, anda.
6. Comprarás nueva temporada
Si fuésemos capaces de luchar contra los maestros del marketing, ya lo hubiésemos hecho, ¿verdad? Sales de casa con una sed infinita de shopping, con dinero en el bolsillo, con licencia para gastar... y, en medio de esas montañas desordenadas de trapos rebajados, ahí está la nueva colección, perfectamente colocada y tremendamente fashion. Vas a llevarte algo a casa y lo sabes.
7. Esas maravillosas colas
Por supuesto, no eres la única que ha tenido la fantástica idea de irse de rebajas el primer fin de semana. Así que esperamos que vayas con tiempo y con el móvil a tope de batería porque vas a pasar un rato largo (larguísimo) en fila para probar y/o pagar.
Sin embargo, puede ser un buen momento para reflexionar si lo que has comprado vale realmente la pena e ir abandonando prendas a lo largo del camino... De esta manera, estarás segura que ese twin set estampado que ha llegado contigo hasta el final es lo que realmente quieres.
8. Te has gastado más dinero del que planeabas
No vamos a decir “te lo dije”, pero lo estamos pensando. Atrás quedan nuestros buenos propósitos y promesas de autocontrol. El presupuesto de rebajas no se respeta, jamás de los jamases. Siempre vas a encontrar ese chollo que te hará caer en la tentación, pero tranquila, no te castigues, somos humanos. Eso sí, cuando cobres en febrero, ¡prohibido irse de segundas rebajas!
9. Llegar a casa y dudar de todo
¿Sabías que los espejos de las tiendas de ropa son mágicos? Todo queda fenomenal y la emoción del momento te invade en el vestidor. Sin embargo, cuando llegas a casa, ¿por qué no te queda tan bien? Puede que empieces a verle incluso un color diferente y a tener todas las dudas del mundo. "¿Realmente me gusta tanto?" "¿Me lo voy a poner?" "¿Pega con mi estilo?"... Desde aquí solo esperamos que hayas guardado el ticket ;)
Redacción Vanidad
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