A estas alturas, no nos sorprende que las firmas de Alta Costura elijan localizaciones de infarto para presentar sus colecciones crucero... Pero en esta ocasión, Louis Vuitton ha elevado el nivel de los escenarios elegidos anteriormente, como la residencia de Bob y Dolores Hope de John Lautner en Palm Springs, California (2015); el MAC de Oscar Niemeyer en Niteroi, Brasil (2016); el Museo Miho de Ieoh Ming Pei en las afueras de Kioto, Japón (2017) o el Centro de Vuelo TWA de Eero Saarinen en el aeropuerto JFK de Nueva York (2019), entre otros.
La Maison se ha desplazado hasta Isola Bella, un tesoro del arte barroco italiano, para celebrar el desfile de su Colección Crucero 2024. Enmarcada por el Lago Maggiore, esta isla que ha albergado las leyendas de la familia Borromeo durante siglos, se corona como el mejor emplazamiento para entablar un diálogo incomparable entre arte y moda, pasado y futuro.
Sigue leyendo para descubrir todos los detalles acerca de esta propuesta de lo más ecléctica que te embarcará en un viaje repleto de referencias al mundo de la naturaleza:
1. Juegos geométricos en consonancia con la arquitectura del entorno
No es la primera vez (ni será la última) que la moda hace una oda al arte -ya sea a través de la pintura como Yves Saint Laurent hizo en su icónico desfile con las obras neoplasticistas del gran Mondrian, de la música o de otras disciplinas-, y en esta ocasión, la relación arquitectónica del conjunto barroco ha servido de inspiración para que Nicolas Ghesquière conformara su colección.
Así, juegos de geométricos y tejidos, cortes y formas innovadoras, sitúan a los grandes volúmenes como los protagonistas indiscutibles de la mayoría de looks. Ya nos lo dijo el barroco... "más siempre es más".
2. Contemporaneidad y clasicismo
Si algo caracterizaba, en términos de vestimenta, a la aristocracia, eran las lujosas y ostentosas prendas con las que vestían, algo que Louis Vuitton ha reinventado fusionando con tendencias tan actuales como el athleisure, dando lugar a prendas que ahondan entre lo contemporáneo y lo clásico.
Asimismo, los colores pastel propios de la época, se actualizan con encajes y/o plisados para dar una versión más actual de las vestimentas de corte y alcanzando, incluso, el tan demandado carácter trendy.
3. Tocados llenos de fantasía
El creativo de la firma se ha tomado al pie de la letra la inspiración barroca italiana del entorno, y así, de un modo sucinto pero exquisito, lo ha plasmado a modo de tocados de lo más excéntricos para elevar los looks de carácter más sobrio. ¿El resultado? ¡A nosotros nos flipa!
4. La metamorfosis como narrativa
Así como la estética barroca ha servido de inspiración para confeccionar las prendas, la narrativa que gira en torno a la colección y que sirve de elemento unificador, se ve transformada en un relato materializado en la metamorfosis.
Mediante formas que remontan a las de un capullo, volantes y líneas curvilíneas, Ghesquière relaciona la moda más futurista con el mundo natural, tan presente en los jardines del Palazzo Borromeo.
5. Referencias a los anfibios
Asimismo, la zona costera del Lago Maggiore se caracteriza por su rica variedad de criaturas anfibias, por lo que los rasgos antropomórficos de estos también han sido plasmados de un modo espectacular en la colección.
Adornos que simulan escamas, máscaras de tritón, motivos de criaturas divinas, inspiraciones de medusas... Los animales acuáticos desfilan desde el agua hasta tierra firme para sorprendernos con propuestas tan atrevidas como deseadas.
Paula Rodríguez: @paula_rodriiguezzz
Imágenes: Cortesía de Louis Vuitton