La primera diseñadora de moda que se asoció con una marca de bebida fue Coco Chanel, allá por los años 20. El icono francés no dudó en ceder su logo al mágico Chateau de Crémat, un castillo-bodega ubicado a las afueras de Niza, en plena Costa Azul, para vestir sus botellas de vino con una etiqueta de diseño. Tan buena era la relación de Chanel con el vino que hasta creó un modelo de bolso, el mítico 2.55, con cadena para colgar al hombro y tener las manos libres para beber. Como dijo la modista una vez, “yo solo bebo en dos ocasiones, cuando estoy enamorada y cuando no”. Touché.
Coco Chanel y su atelier disfrutando de la champaña
Desde entonces, han sido muchos los creativos de moda que han colaborado con marcas de bebidas. Siguiendo la estela de bebidas espirituosas, Donna Karan, por ejemplo, diseñó una botella para Moët & Chandon por su veinte aniversario, en 2009, y el mismo año, la marca de champaña Dom Pérignon, contrató a un grupo de diseñadores para customizar sus botellas –Iris Van Herpen, Karl Lagerfeld-. Han caído muchos, sí. El licor Disaronno engrosa la lista de ejemplos formidablemente. La marca lleva cuatro años consecutivos aliándose con los nombres más respetados de la industria de la moda internacional para la edición de su embotellado. El último modelo de botella del popular amaretto italiano, lanzado hace tan sólo unos días, ha sido ideado por la casa de moda Missoni, también originaria del país con forma de bota.
© Disaronno
La colaboración entre ambas firmas ha dado como resultado la producción de seis miniaturas para coleccionar. Todas ellas están envueltas por el reconocible estampado de zigzag de la etiqueta que dirige Angela Missoni, en diferentes colores. Antes de Missoni, vino Etro. Y hace más tiempo, Cavalli, Versace y Moschino. Estas ediciones exclusivas para Disaronno donan parte del beneficio de venta a proyectos humanitarios de desarrollo en el continente africano, en apoyo a la organización Fashion for Development –respaldada por las Naciones Unidas-.
De Izda. a Dcha., los diseños de Moschino, Versace, Cavalli y Etro © Disaronno
Missoni es, sin lugar a dudas, uno de los ejemplos más sólidos y exitosos de empresa familiar. Fundada por Ottavio Missoni y su esposa Rosita en la década de los años 50, la compañía ha pasado de padres a hijos y de hijos a nietos sin fisuras aparentes. La casa de moda goza de una salud envidiable, sobre todo desde que Angela Missoni, hija del matrimonio, se hiciera cargo de la dirección creativa en 1997.
No sólo alcohol
Igualmente, la marca Coca-Cola lleva varios años apostando por este tipo de colaboraciones. El niño prodigio de la moda británica, J.W. Anderson, diseñó varios envases del refresco en el año 2015. Anderson siguió los pasos de importantes diseñadores como Jean-Paul Gaultier –de quien os hablamos aquí- Marc Jacobs, Nathalie Rykiel y Diane Von Furstenberg asociándose con la mastodóntica compañía. Todo sea por beber bonito, ¿no? A la vista está lo bien que sienta un lavado de cara a tiempo. Si el responsable es un habitual de las pasarelas, tanto mejor.

 

Alejandro Bernad @alejandrobernad Imágenes cortesía de la marca

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