Cuesta saber si la industria de la moda va en serio o farolea. Tantas veces se ha desdicho de lo apalabrado -generalmente solo mujeres delgadas y blancas tienen acceso a las grandes pasarelas, por mucho que aplauda la diversidad- que llama la atención el creciente compromiso de las firmas de lujo -Michael Kors, Ralph Lauren, Tommy Hilfiger o Hugo Boss, entre otras- por abandonar de forma definitiva el uso de pieles de animales.
Frente a este viraje, modistos como Karl Lagerfeld o Roberto Cavalli han tildado de demagógica una actitud con la que poderosas marcas, sugieren, intentarían matar dos pájaros de un tiro: calmar a los influyentes lobbys ecologistas y contentar a una clientela cada vez más verde y concienciada por el respeto del medio ambiente.
Michael Kors y Gucci han sido las últimas firmas en mover ficha. La casa italiana anunció en octubre que a partir del próximo año dejará de confeccionar prendas con tejidos de visón, coyote, zorro, conejo y mapache. Incluso subastará las ropas de piel que tiene sin vender. Si la idea ha partido de su aplaudido diseñador, Alessandro Michele, o se ha cocinado en las altas esferas de la compañía, todavía es un misterio.
Marco Bizarri, el presidente de la firma, empleó el altavoz del London College of Fashion para agitar los cimientos de un negocio que buscaría exculpar sus pecados tras años de excesos. “Cuando escogimos nuevo director creativo, quisimos a alguien que compartiese la creencia en la importancia de los valores. Ser socialmente responsable es uno de los atributos de nuestra casa y seguiremos esforzándonos por mejorar el medio ambiente y el trato de los animales. Esperamos que esto llame a innovar y aumente la conciencia en pos de una industria de la moda y del lujo mejores”, deseó.
Michael Kors, por su parte, ahora sí “tiene la capacidad de crear una estética de lujo empleando pieles no animales”.
La excéntrica Vivivenne Westwood se erigió como abanderada de esta batalla hace ya tiempo. Cuenta que un vídeo de PETA, la mayor organización animalista, le abrió los ojos sobre la crueldad existente en la industria peletera. Otra británica, la vegetariana Stella McCartney, hija del famoso “beatle”, no ha usado desde la fundación de su firma, en 2001, un solo tejido de procedencia animal.
Giorgio Armani se sumaba a la causa más recientemente. A sus 83 años, el multimillonario diseñador italiano reconocía hace tan solo unas semanas que hoy existen “otras alternativas válidas”. Asimismo, tras un año de negociaciones con la Sociedad Humanitaria de Estados Unidos, en 2015 la firma Hugo Boss trazaba una “ruta diferente” en su estrategia por “la sostenibilidad y la protección animal”.
La organización Fur-Free Alliance, agrupación de entidades de todo el mundo que trabaja para conseguir la total eliminación del uso de la piel natural en moda y confección, ha aplaudido esta ruptura empresarial y ética. “La compasión y la innovación representan el futuro de la moda. Se ha demostrado que es posible que los diseñadores y los consumidores pueden tener libertad creativa y lujo sin apoyar la barbarie”.
Controversia
Muchas etiquetas, sin embargo, se mantienen en sus trece. Karl Lagerfeld, a frente de Chanel, ha lanzado una interrogante sobre el porvenir del entramado en caso de ceder a las presiones de los ecologistas: “¿Quién pagará a todos los desempleados si desaparece el negocio de la piel? No me gusta la idea de matar a los animales de una manera horrible, pero creo que todo ha mejorado mucho. Las carnicerías son aún peores. La gente sigue comiendo carne y vistiendo cuero”. El alemán critica que las pieles falsas están hechas con productos no renovables “a base de petróleo” y que producen “terribles” impactos en el medio ambiente.
Alejandro Bernad – @alejandrobernad Imágenes: Pinterest