Reina del pecado. El blog de la niña gorda ha llegado a Vanidad y no ha dejado boca sin dulce bocado. Y es que la cría es un prodigio que a golpe de post produce en sus lectores un subidón de azúcar adictivo. Queremos leer más, queremos ver más y, milagro, ¡queremos hacerlo nosotros mismos! Entre las risas que provocan sus irónicas y directas palabras, hallaremos recetas sencillas, adornos deliciosos, ideas para cada ocasión especial o para hacer de cada ocasión algo especial, referencias cinematográficas y por supuesto dulce, mucho dulce. Esta niña es el demonio que convierte los fines de semana en el telón de fondo ideal para tardes sabrosas alrededor del horno llameante. Cualquier rato es perfecto para sus exquisitos retos, y mientras charlas con tu pinche de confianza, picas de aquí y de allí, te envuelven los sonidos de la batidora, los olores de las esencias, y los colores de las divertidas coberturas. La niña gorda nos da las llaves al país del chocolate con el que soñaba Homer Simpson; nos ayuda a diseñar la inmensa tarta de chocolate que devoraba heroicamente Bruce en Matilda; nos hace disfrutar de los pasteles y la exquisitez de la reina María Antonieta antes de que perdiera la cabeza; y gritamos conjuntamente al unísono con Sloth: ¡chocolate! Querida niña gorda: nuestras bocas te adoran, nuestros michelines te temen, y nuestros niños gordos internos te idolatran. No dejes jamás huérfanos a nuestros paladares. Si quieres hacer unos Chocolate Chip Cupcakes, no te pierdas la próxima actualización de La Niña Gorda, hoy por la tarde. Por Andrea Lozano

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