Un infinito pasillo totalmente a oscuras nos recibía dirigiéndonos al centro de un circular escenario rodeado de gradas entre las que se encontraban personalidades como Kate Moss, su hija Lila, Pharrell Williams o el patrio Arón Piper. Y es que nadie quería perderse el particular ballet de Kim Jones, donde, por primera vez en la historia de la línea masculina de la Maison, la realidad del prêt-à-porter se daba cita con la teatralidad de la Alta Costura.

El telón subía al son de la «Danza de los Caballeros» de Sergei Prokófiev, revisitada para la ocasión por el compositor Max Richter. Y es que el hilo musical del archiconocido «Romeo y Julieta» no hacía más que homenajear la figura que Jones había tomado como punto de partida para su colección Winter 2024-2025: Rudolf Nuréyev.

«Había estado pensando en la relación entre Monsieur Dior y la bailarina de ballet Margot Fonteyn, y la interpretación masculina también implicaba pensar en su pareja de baile más famosa: Rudolf Nuréyev. Asimismo, Nuréyev forma parte de mi historia personal debido a mi tío, el fotógrafo Colin Jones. Colin había sido bailarín de ballet, era amigo de Nureyev y lo había fotografiado. La colección o, mejor dicho, las colecciones, se centran en el contraste: los contrastes de la maison Dior en términos de prêt-à-porter y alta costura. La diferencia entre el escenario y la realidad entre bastidores; la vida artística de Nureyev y la real. Así, las creaciones reflejan la unión del estilo del bailarín con el de los archivos Dior», relata Kim Jones.

Así, el legendario bailarín Rudolf Nuréyev aparecía en numerosas ocasiones sobre la pasarela, convertida en un auténtico espectáculo de moda. Por ejemplo, la sencillez de los años sesenta y setenta impregna los trajes de botonadura simple con pantalones ligeramente acampanados en tonos sobrios.

Aquí entran en juego el estilo personal y artístico del bailarín, una actitud que también se hace patente en monos y pantalones cortos de lana con cremallera, prendas de punto acanalado con efecto segunda piel y ropa de abrigo de tela de lana gruesa, así como lujosas pieles.

Y es que el bailarín era un apasionado de los tejidos antiguos, los cuales coleccionaba. Por ello, la colección incluye auténticas obras de arte que reflejan la extravagancia de su presencia escénica, así como su insolencia y elegancia.

El poético encuentro de DIOR MEN con la Alta Costura

Los kimonos

A través de técnicas manuales antiguas, realizadas por maestros artesanos en Japón, Kim Jones introduce en la línea masculina de la Maison piezas como el kimono plateado Uchikake, confeccionado con la prestigiosa técnica de tejido hikihaku, inspirado en uno que el mismo Nuréyev poseyó y vistió. Sin embargo, lo más destacado de esta prenda es que, para completarlo, se necesitó un equipo de diez personas y tres meses de trabajo.

Es también en la costura donde los bordados de archivo cobran todo su protagonismo. En particular, destaca el del vestido Debussy -una espectacular creación ideada por Monsieur Dior en 1950 y lucido por Margot Fonteyn-, reinventado en la colección en una impactante versión masculina. 

La chaqueta Bar 

Inspirándose una vez más en los archivos de Dior, el tailleur de Saint Laurent transmuta de nuevo en el universo masculino, con especial atención a sus volúmenes, aberturas, pliegues y escotes, que se extienden por toda la prenda. Así, la chaqueta Bar de Monsieur Dior se desvela en una nueva versión masculina que se fusiona con la Oblique de Jones, presente desde su primera colección para Dior Men, con su característica botonadura doble cruzada combinada con la curva fluida en la cintura de la silueta Bar.

Calzado dual 

Los accesorios, por su lado, reflejan la sencillez, la disciplina y la extravagancia de los dos mundos, a veces al mismo tiempo. Por ello, las sneakers se transforman en audaces ballerinas, con un amplio espectro de colores que va: desde tonos pastel a fluorescentes y desde la profundidad del negro hasta la iridiscencia.

Asimismo, los delicados zapatos de salón se presentan en piel o Nylon, con o sin banda elástica, mientras que los calcetines, también en vitales colores, se llevan con una variedad de pantalones cortos.

Otros complementos

Por su lado, los bolsos se presentan desde en funcionales versiones mini, hasta en bolsos utilitarios de construcción suave que ponen de relieve los códigos de la Maison, como el Macrocannage de gran formato sobre la piel graneada en el bolso Camera y también en las riñoneras.

Asimismo, los suntuosos sombreros de terciopelo, diseñados originalmente por Stephen Jones en 1999 para Dior Women, encuentran también su versión masculina como turbante de bailarín de punto de seda retorcido. Una cautivadora danza de color y refinamiento.

 

Anna Alarcón: @_annalarcon

Imágenes: Cortesía de Dior

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