El viernes Raf Simons se estrenaba como director creativo de prêt-à-porter para Christian Dior. Aunque no era su primer desfile con esta casa, ya en el mes de julio había presentado su primera colección de alta costura. Después de la aventura historicista de la última década firmada por John Galliano -acordaros de los piratas y damas que poblaban sus desfiles-, Raf Simons ha llegado a Christian Dior imponiendo su sello, el mismo que impregnó su trabajo para Jil Sander.
Ha asumido los archivos de la maison pero los ha hecho suyos. Su alegato estaba ya en el primer look donde reinterpretó la mítica chaqueta ‘Bar’ del Dior del New Look. Los smokings dominaron la primera parte del desfile en falda o pantalón, de ahí, pasó a los shorts y las minis con cuerpos de organza futurista en curvas esculturales. Después, vinieron los mini vestidos con las rayas como protagonistas, las asimetrías, y ya al final del desfile, recuperó el volumen de los clásicos de la casa con una organza floreada con brillo de neón. En su paleta se vivió la dicotomía del negro y los colores primarios. Con esta colección, Raf Simons perfila un futuro más contemporáneo y minimalista de la maison Christian Dior.
También el viernes siguió en una línea de minimalismo aún más puro con Maison Martin Margiela. Una pureza que se extiende a su paleta: gris, beige, negro, con alguna mancha de verde botella y morado. Sus propuestas para la Primavera/ Verano 2013 empiezan con el cuero que es un elemento que se repite a lo largo del desfile, pero después aparecen el ante, la seda y la organza –material que permite formas estructuradas y un juego de transparencia-. Asimismo, hay pureza en las siluetas basadas en figuras cónicas, en largos que las hacen lánguidas y en una rectitud que esconde las formas femeninas. Pero los escotes palabra de honor y corazón aportan el justo toque femenino que se extiende a los guantes largos de piel que completan muchos de los looks. La casa Margiela ya camina sola sin Martin y en una buena dirección.
El sábado hubo un golpe de estado al minimalismo. Y es que fue derrocado por el lujo, la exuberancia y la teatralidad de los desfiles de Viktor & Rolf y Jean Paul Gaultier.
Las mujeres del Hollywood de los años 30 y 40 reaparecieron en el desfile de Viktor & Rolf para la Primavera/ Verano 2013. Inspirados por la imagen clásica de actrices como, por ejemplo, Katherine Hepburn en ‘La fiera de mi niña’, quedó definida una colección de total elegancia. Tanto los tejidos como las formas así lo dictaban. El raso se hizo el rey, lo mismo que los plisados, a veces en contraste con materiales metalizados y en un último look, con apliques de grandes cristales. La silueta: hombros marcados, cintura estrecha y largos a ras de suelo. El cromatismo, puro Viktor & Rolf, el blanco y negro que sienta bien a la teatralidad de la que hacen gala jugaba con otras notas como el tono mandarina. Una colección que sucumbe a la nostalgia de unas damas del celuloide que se fueron pero que pueden volver, al menos, a la alfombra roja.
Saltemos unas décadas más adelante (de los 40, claro). Los 80 en su rama musical volvieron en toda su intensidad en las propuestas Jean Paul Gaultier. Mitomanía y nostalgia se dieron la mano en este desfile donde se rendía tributo a los reyes y reinas del pop ochentero. Sólo había que hacer un poco de memoria –siempre que se haya tenido conciencia de aquella década- para darse cuenta de que quienes salían a la pasarela eran Grace Jones, Annie Lennox (Eurythmics), Boy George (Culture Club), Michael Jackson con su guante blanco, incluso el David Bowie de la etapa Ziggy Stardust. Este carnaval-homenaje a lo más granado de los 80 distrajo bastante la atención de lo que realmente importaba: la ropa. Si bien Jean Paul Gaultier había bordado cada uno de los personajes a través de los diseños, la renovación de propuestas quedó en el olvido. Muchos de sus iconos, como los corsés o los trajes de chaqueta de grandes solapas, estaban presentes. Pero esta nostalgia sólo lleva al revisionismo y no deja hueco a la novedad.
El domingo, vuelta al minimalismo con Céline. Esta visión sobria y personal de la moda por Phoebe Philo se ha desarrollado en looks donde el raso reinaba junto con su consorte, el cuero. Las siluetas holgadas, a veces, algo masculinas, se trabajaron en torno a las lazadas que daban forma a los tops o que envolvían el talle. Como ya hemos visto en otros desfiles, los abrigos y gabardinas también han sido protagonistas de esta colección Primavera/Verano 2013. Será que los mercados situados en distintos puntos del planeta no entienden de estaciones. Los tonos propios del minimal, como el blanco, el negro o el azul noche tiñeron los diseños. Ante tanta sobriedad, el calzado a lo “bigfoot” se convirtió en un punto de humor absurdo, sobredimensionados y de pelo en color rojo o amarillo. Aparte de este guiño, esta colección de Céline se caracteriza por la buena factura de una ropa muy ponible y con personalidad.
Como habéis visto, parte del Olimpo ha estado presente durante este intenso fin de semana de moda en París. Sin embargo, los principales dioses harán su aparición en los próximos tres días. Hablamos de Chanel, Valentino, Louis Vuitton, Miu Miu… Os lo iremos contando cada día.
Por María Díaz del Río

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