Porque en seguida llegarán las nuevas colecciones a las tiendas, lo mejor es saber lo que se va a llevar en primavera y verano, para ir con las ideas claras. Os resumimos la próxima temporada en diez tendencias tentadoras.
1.
La nueva onda. Viene grande, majestuosa y rotunda. Se mueve sinuosa como las grandes curvas cóncavas y convexas de Niemeyer. Y decora los vestidos y faldas más sencillos, de colores intensos o en blanco y negro, creando relieve. El efecto óptico no deja indiferente, como se vio en Givenchy, Gucci o Balenciaga (en el que fue, sin que lo supiéramos, el último desfile de Ghesquière).
2.
Samurai. Los guerreros nipones inspiran piezas rígidas que juegan con los pliegues para modificar visualmente la silueta femenina. Las posibilidades son variadas según el diseñador. Nosotros nos quedamos con el tributo
sexy al Japón de Miuccia Prada y la vertiente sofisticada de Christopher Kane.
3.
Ajedrezado. Pero si hablamos de efecto óptico, el más riguroso es el del damero: cuadros simples en blanco contrastado con negro u otros tonos. La propuesta más impactante la abanderaba Marc Jacobs para Louis Vuitton que, en su afán por llevar la voz cantante, sacó los cuadros de los tableros de damas (y ajedrez)a la pasarela. También escogió tonos más vitales, como el amarillo o el verde, para dar juego en un despliegue de lo más pop.
4.
Neo minimalismo. ¿Pensabais que con el fin de los 90 se desterró esta tendencia? Pues ha vuelto. Y lo hace con un aspecto renovado, de dimensiones extra, volúmenes pensados y con mucho apresto. Normalmente, las formas femeninas se diluyen para que prime la androginia. Esta nueva visión del minimalismo se pudo ver en los desfiles de Christian Dior (es el sello indiscutible de su nuevo director creativo, Raf Simons) Celine o Jil Sander.
5.
Velado. Un efecto recurrente en las pasarelas. La gasa y la organza son las aliadas de Rochas, Chloé, Missoni o Max Mara para definir un juego de transparencias más o menos sutiles. Ya se sabe, siempre es mejor insinuar que mostrar sin miramientos.
6.
Brillo irisado. ¿Sabes ese destello que producen el sol del verano en la superficie del mar? ¿O el del nácar de las conchas sobre la arena? Esos brillos parecen seducir a un buen número de diseñadores -como Jonathan Saunders, Christian Dior (con Raf Simons) o Burberrry Prorsum- que dan rienda suelta a su creatividad con un abanico casi infinito de tonos tornasolados. Este verano necesitaremos por muchos motivos las gafas de sol.
7.
Patchwork. Si ahora estamos llevando estampados, en verano se radicalizan. Y no será por su mayor profusión, sino por su mezcla sin contenciones. Puede ser un poco empalagoso, pero la verdad, optar por alguna prenda así si un armario tiende al minimalismo, resulta una dieta
fashion bastante equilibrada. Así se vio en Erdem, Sportmax o Rodarte.
8.
Blanco y negro. En total contraste con la tendencia anterior y relacionada directamente con la tendencia
minimal, la tonalidad bicolor conquistará las prendas. Vimos ejemplos remarcables en Lanvin, Chloé o Yves Saint Laurent.
9.
Armadas. Y es que las americanas y abrigos de verano vuelven a armarse con hombreras que marcan una silueta triangular. Esta dureza de formas se alía con el minimalismo y la tendencia del blanco y negro. Quizá la inspiración de Céline, Barbara Bui o Stella McCartney esté en la inolvidable portada del
Night Clubbing de Graces Jones.
Stella McCartney P/ V 2013
10.
Rejilla. El verano puede llegar a ser demasiado cálido, por eso en lugar de vestirse, toca restar capas. Incluso es posible restar tejido en las prendas, con los calados y las perforaciones. Así se impone la rejilla como recurso estrella en las colecciones de Chloé, Gucci o Alexander McQueen. ¡Agujeros por doquier para que el cuerpo respire!
María Díaz del Río
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