Todas las miradas de la alfombra roja de la 55ª edición de los
Premios Grammy, celebrada ayer en el
Staples Center de Los Ángeles, buscaban algún artista desafiante ante el decoro impuesto por la organización. Días antes presentaron un comunicado pidiendo que nada de escotes, ni delanteros ni traseros. Sin saber cuál era el posible castigo -¿no permitirles entrar?- nos queda claro que el mundo de la música ya no es lo que era.
Tyra Banks en la alfombra roja de los Grammy 2013
A falta de una buena
Lady Gaga vestida de huevo o un
Kanye West con mascara de cristal de
Margiela con ganas de dar la nota, la mayoría de los artistas satisficieron a la organización y defraudaron a las cámaras. Nadie duda de la sorprendente elegancia de
Beyoncé con un
outfit bicolor de
Osman, o la de
Rihanna vestida de
Azzedine Alaïa con su vestido rojo, pero es que si esto le llega a pasar a
Ozzy Osbourne en sus años mozos se planta con una carabela de ciervo por montera, en cambio su hija va y se presentó de lo más elegante.
El resto de la noche se desarrolló con demasiada normalidad entre las actuaciones organizadas, mientras que el rapero y actor
LL Cool J repetía otro año como maestro de ceremonias brillando por su ausencia. Nadie saltó con un cartel, ni siquiera camiseta, ni una mísera chapa con un “Forbiding is Forbiden”. Lo más reivindicativo que se pudo ver fue el vestido de
Jennifer López enseñando pierna, la misma que se había presentado en el 2000 con un escote hasta más abajo del ombligo.
Carly Rae Jepsen en al alfombra roja de los Grammy 2013
Durante la entrega del premio a la Mejor Interpretación Pop Solista, el cantante
Pitbull le preguntó a López: “Tú no has leído el correo de la organización, ¿verdad?”. A lo que la artista neoyorquina respondió, “Pues la verdad es que sí”, llenando el Staples Center de una gran carcajada. Y eso fue lo más destacado de la noche… Nunca antes habíamos echado tanto de menos a Lady Gaga.
Nacho Martínez-Useros
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