Ayer lunes se teñía de reinterpretaciones varias y reinvenciones sobre la pasarela. Colores níveos como los de
Pringle of Scotland, prints de besos como los de
Burberry Prorsum o la sorpresiva sobriedad de
Erdem fueron el plato fuerte. La inspiración Art Nouveau de Christopher Kane o el desmadre étnico y a veces glam de
Tom Ford fueron algunas exquisiteces del día.
Peter Pilotto inauguraba la mañana del lunes estrenando nuevo lenguaje de marca. Los maxi prints y deconstrucciones arquitectónicas con grandes hombreras y aperturas inverosímiles fueron la tónica general de sus prendas culminando en un auténtico estallido de color.
Inspirado en los detalles
, Antonio Berardi daba paso a nuevas proporciones y looks cargados de sofisticación. La idea de una nueva y moderna dimensión nos paseó a través de trajes de dos piezas elaborados a base de tejidos nobles como la lana o el cashmere.
La pulcritud fue una de las máximas del desfile de
Pringle of Scotland. Piezas níveas de cortes exactos daban pie a un concepto de moda más fácil y llevadero a la vez. Minimalismo y delicadeza en los acabados redundaron en patrones milimétricamente concebidos.
Los monstruos de
Christopher Kane dieron paso a una colección de desproporciones inspirados en el la explosión imaginaria de su cerebro. Sesenta looks que abrazaron la sobriedad abrigados con pieles de zorro y guiños al
Art Nouveau.
Erdem Moraloiglu sorprendió por una general ausencia de color. Sus prints florales estuvieron presentes pero de un modo más sobrio del que nos tiene acostumbrados. Abrigos de tweed, gasas negras, encajes y terciopelo fundidos a la perfección con plumas de avestruz. Un show que cerró con el estallido de la música de "Psicosis", un claro guiño a Hitchcock.
Christopher Bailey se inspira en la herencia de la compañía Burberry mezclada con sus propios iconos como el caso de la corista Christine Keeler, cuyos besos con políticos ingleses y espías rusos estuvo a punto de derribar al gobierno británico en los ’60. La colección de Burberry Prorsum está plagada de besos con tiernas interpretaciones de su clásico trench y motivos lady como faldas lápiz.
Tom Ford impresionó ayer por su interpretaciones tribales y una inesperada explosión de color y recursos como el patchwork. El glam, la música disco y tejidos ligeros pusieron de manifiesto una ingeniosa reflexión por parte del diseñador sobre la delgada línea entre el buen y el mal gusto.
La comparaciones entre las colecciones de
Kane y
JW Anderson no han tardado en escucharse. Dos conceptos muy similares de interpretación y al mismo tiempo tan diferentes sobresalieron ayer entre los favoritos como una manera muy concisa de entender la moda en modo sport. Hechuras oversized y conceptos arquitectónicos clausuraban la pasarela de los claros referentes del día de ayer.
Amalia G. Cátedra
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