Parafraseando a
Battiato (¿alguien se acuerda de Battiato, por cierto?),
Brad Pitt está viviendo días extraños. O meses, concretamente. Vamos, que parece que le ha mirado un tuerto (y pensar que salió de rositas hace unos años cuando
Mike Tyson le pilló en la cama con su mujer…). Aunque, como no hay mal que por bien no venga, su imagen ha salido reforzada de los vaivenes que le ha tocado vivir últimamente: desde su apoyo incondicional y romántico a su “heroína”
Jolie hasta su cercanía al público de a pie presentando “in person” y sin previo anuncio en unos cuantos cines estadounidenses
“Guerra Mundial Z”. Claro que nobleza obliga a bajar al andamio y promocionar con las mangas arremangadas una película que puede convertirse en un
tsunami para una carrera que anda tambaleándose más de lo previsto: recordemos el fracaso en taquilla de
“Mátalos suavemente“, “Moneyball“ (aunque aquí pescó una nominación al Oscar) y hasta la divinísima “El árbol de la vida”.
Fotograma de la película "Guerra mundial Z"
Pero lo de “
World War Z” tiene visos titánicos: un pedrusco semiprecioso tasado en unos 150 millones de euros (al final el presupuesto ha sobrepasado los 300), aportados por
Paramount y Plan B, productora del propio Pitt; un rodaje bastante turbulento y problemático debido a que el director
Marc Foster (también gafado tras “
Quantum of Solace”) no se apañaba mucho con los FX; un flamante primer tráiler que destripaba más de lo deseado y que algunos interpretaron como un “lanzamiento de toalla” por parte de la productora; un argumento que centrifuga la fábula de “héroe anónimo“ luchando contra una horda de zombis que asolan el planeta… Muchas complicaciones y zancadillas en el camino. Pero, qué demonios, estamos hablando de Aldo el Apache y de Benjamin Button. Si alguien puede enderezar el barco, ese es el viejo Brad. Aunque tenga que luchar con Lobezno y los pitufos en taquilla…
Estreno: 2 de agosto.
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