En “Las brujas de Zugarramurdi” eres la tercera generación de una familia de brujas formada por Terele Pávez (la abuela y matriarca) y Carmen Maura (tu madre en la ficción). ¿Cómo están las cosas en casa? Es una familia tan peculiar… están muy locas. Yo soy la niña rebelde, y eso es difícil en una familia tradicional de brujas. Mi personaje es una bruja moderna que está estudiando en Alemania y vuelve a casa por vacaciones. Es la parte más sexual de la película y lleva la trama amorosa. No es un personaje precisamente cómico pero sus acciones derivan en situaciones que sí lo son. El rodaje ha sido una auténtica master class, algo alucinante, se han portado muy bien conmigo y con ellas (Terele y Carmen) aprendía algo cada día. Para encarnar e invocar a tu personaje, Eva, ¿te has inspirado en alguna bruja de cine? No me he inspirado en ninguna en particular. Las brujas que quería Álex son muy señoras de Navarra, muy reales. Al final que sean brujas es lo de menos. Álex le ha dado una vuelta de tuerca a todas esas brujas que estamos acostumbrados a ver en las películas. Seguro os van a sorprender. En la película, tú y una horda de 400 brujas queréis comeros a Hugo Silva y a Mario Casas. ¿Cómo ha sido la experiencia de rodar con dos de los actores más populares del momento? Ha sido un gustazo trabajar con ellos, son los dos divertidísimos. Con Hugo además tengo una historia de amor en la película y hemos currado muy bien. Durante el rodaje tanto en Navarra como en Madrid, Álex nos ha hecho sentir a todos como en familia. En tu look brujesco apareces con parte del pelo rapado. ¿Fue idea tuya rapártelo? Sí, quería darle un look más moderno, además ahora es muy tendencia y creo que me queda bien, y le da un punto extraño al personaje. Estoy en ese momento complicado en que el pelo está creciendo y parezco Espinete cuando me despierto. Me encanta que me dejen cambiar, experimentar con mi físico, la verdad es que no me da ningún miedo. Álex de la Iglesia tiene la virtud de mantener su marca y de darle al público lo que quiere, ¿estás de acuerdo? Casi todos los directores en España tienen su sello pero Álex tiene muy presente que la gente va al cine a divertirse. Es fiel a símismo e intenta hacer películas que le divierten, y coincide que al público le gustan, así que es la fórmula perfecta.
Visto lo visto en la película, ¿sois las mujeres unas auténticas brujas? La primera vez que leí el guión le dije a Álex: “¡Pero qué te pasa con las mujeres!”. Yo creo que la película reparte lo suyo a ambos sexos por igual, las mujeres a veces somos unas brujas y los hombres a veces son un poco tontos. Refleja esta tensión que ha existido desde siempre, eso de que las mujeres son de Venus y los hombres de Marte. ¿A quién consideras un brujo o una bruja en la actualidad? Hay tantos… (ríe). ¿Y tú tienes algo de bruja o un punto místico? No… nada. No soy nada mística. Eso sí, cuando entré a las cuevas donde rodamos se me pusieron los pelos de punta, se notaba una energía extraña, se respiraba algo. ¿Qué te quema? ¿O a quién quemarías en una hoguera? Quemaría la situación actual de locura que estamos viviendo en España, es como un Akelarre. Lo que está sucediendo en el sector del cine es una pena, cierran cines y cada vez sacan menos películas. Está cambiando el paisaje de las ciudades. Hay que buscar nuevas formas de exhibición porque es verdad que hoy en día ya puedes tener en tu casa un Home Cinema y un proyector maravilloso. Yo defiendo el cine como ritual, como evento social… No podemos perder eso. Tenemos que barrer un poco más para casa y sentirnos orgullos de lo que hacemos ya que fuera se ve mucho cine español y hay gente con muchísimo talento.
Hace dos años estuviste nominada al Goya como Mejor Actriz Revelación por tu papel de trapecista (Natalia) en “Balada
triste de trompeta”. Supongo que fue una noche inolvidable, ¿cómo la recuerdas?
Fue maravilloso, te hace sentir muy especial y mimada. Yo estaba muy nerviosa pero fue realmente mágico, sentí muchísimo apoyo y es algo que me dio mucha fuerza. Algo así como un pistoletazo de salida para ir a por más.
Finalmente no te hiciste con el Goya 2011 a Mejor Actriz Revelación (se lo llevó la joven Marina Comas por “Pa negre”) pero tengo entendido que has enmarcado el diploma con la nominación.
Sí, lo enmarqué y lo tengo guardado en mi despacho, lo he puesto con mucha ilusión en mi mesa de estudio.
Y curiosamente, ese mismo año estuviste nominada a los Premios YoGa, considerados los anti-premios concedidos por el Colectivo Catacric, ¡y precisamente por el mismo papel!
Sí, contacté con ellos, ¡yo quería ir a recogerlo! Me parecieron un grupo de gente muy maja, lo hacen un poco de risa... No te puedes enfadar por esas cosas, no puedes gustar a todo el mundo, si no, no te dediques a actuar. No hay que emparanoiarse, hay que escuchar las críticas constructivas y no irte a dormir con el runrún.
Debutaste en la ficción con la serie de humor intergaláctica “Plutón BRB Nero” de Álex de la Iglesia en la que interpretabas a un androide científico llamada Lorna. ¿Cómo recuerdas esa aventura?
Fue la mejor escuela, una serie con un ritmo frenético ya que teníamos tres días para sacar un capítulo. Una experiencia de guerrilla para espabilar y sacarlo todo a la primera. Todavía hay gente que me escribe e-mails preguntando cuándo volverá la serie, pero los decorados ya no existen…
Eres bastante ecléctica, has interpretado papeles muy singulares: desde un androide científico de última generación, a una taxista rusa (“La daga de Rasputín”), una trapecista de circo (“Balada triste de trompeta”) o una bailarina de burdel (la serie “Tierra de lobos”) y ahora, una bruja sexy contemporánea.
¿De qué papel tienes ganas?
Considero que estoy empezando, todavía no me decanto por nada, tengo tantas ganas de probarlo todo. Todo me apetece, todo me estimula. El teatro es una asignatura pendiente y creo que me va a venir muy bien. También me encantaría hacer un musical, me pones una pluma y una lentejuela y me vuelvo loca. He bailado desde pequeña, clásico, danza del vientre, flamenco, claqué…