Sí, habéis leído bien, vuelve y lo hace a lo grande.
Jeremy Scott había trabajado como becario en Moschino en su último año de estudios en el Pratt Institute de Nueva York y ahora años más tarde sustituye a Rosella Jardini como director creativo. Rosella, llevaba al frente de la casa desde el fallecimiento de Franco Moschino en 1994.
Las cinco razones por las que apostamos por él.
1- Toda firma de moda se rige por una serie de
códigos estéticos –
ADN- que deben ser comunicados y reinterpretados.
Scott y
Franco Moschino comparten el
humor en la moda. Famosas son las cazadoras tipo torero que ambos creadores han descontextualizado y popularizado. Además Scott ha creado de un elemento como las
alas toda una
seña de identidad que ha trasladado desde a zapatillas, cazadoras, relojes hasta a un coche Smart. Si eso no es visión de
marca global...
2- Scott cuenta con una
gran audiencia de jóvenes seguidores devotos tanto a su propia marca, como a las colaboraciones que realiza para Adidas, audiencia que seguro le seguirá en Moschino. ¿Será el nuevo caso Kenzo?
Azealia Banks,
Rita Ora,
Kanye West,
Rihanna y
M.I.A. son algunos de sus máximos
prescriptores, asociando su universo a la cultura del
street wear, que también ha hecho que gane también a
fashion insiders como
Cara Delevigne,
Agnès Boulard aka Mademoiselle Agnès y
Anna Dello Russo como adeptas.
3-
El balance justo: reinterpretar el
heritage de la firma y lanzar objetos para gadgets con el sello Moschino. El eje de
creatividad-comercialidad en la que los creadores
americanos son
expertos.
4-
Rebeldía,
eclecticismo, ideas de
doble lectura y explosión barroca maximalista a través de
estampados. Scott y Moschino estaban hechos el uno para el otro.
5- Si hay algo que también está presente en toda firma es una
estilista como
consultora. En el caso de Scott, no podía ser menos pues es un gran amigo de la legendaria
Carlyne Cerf de Dudzeele,
la estilista por excelencia que definió estéticamente la época de las supermodelos y
creadora de la mezcla high-low fuertemente influenciada por lo que se lleva en la propia calle (décadas antes de que hubiera surgido el street style) con un gusto por el estampado de leopardo y el
bling bling descarado, corrientes que también definen a Scott. Ambos pueden crear maravillas estéticas juntos, eso si no aptas para el gusto de todos los públicos.
Y, personalmente, nos preguntamos, ¿reinterpretará Scott una de las piezas más
icónicas de Moschino, aquel famoso
bolso con forma de portatrajes? Habrá que esperar hasta el mes de
febrero para ver su
debut dentro de la
semana de la moda de Milán (#MFW), que seguro no dejará a nadie indiferente.
Mercedes Vázquez
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