Todo el mundo sabe que, en televisión, la audiencia manda… pero justificar la existencia o extinción de un producto televisivo agarrándose a los datos y estadísticas es un recurso tan lícito como facilón. Hace falta que la calidad acompañe a la cantidad. Y eso no siempre sucede. Seguro que a todos se nos ocurren varios ejemplos de buenos programas o series que naufragaron en audiencia y de auténticos esperpentos que funcionaron de maravilla. Es lo que tiene la audiencia: siempre te puede sorprender. Respecto a la calidad, y ya centrándome en el mundo de las series, la “denominación de origen” no es aval ni garantía de nada y, por eso, tan injusto es poner por las nubes una serie sólo “por ser americana” como atizarla automáticamente “por ser española”. La calidad no depende de la nacionalidad sino de tener buen criterio, talento y sentido común. Si eso falta…sólo queda apelar a la suerte o emplear otros recursos para atraer a la audiencia: la violencia, el sexo, el morbo, la telegenia de los actores, el fenómeno fan… En cuestión de series españolas, hay de todo: productos de indudable calidad y productos que deberían estar tipificados como delito (contra la vista, contra la inteligencia, etc). Es decir, exactamente lo mismo que ocurre, por ejemplo, en Estados Unidos o Inglaterra, si bien en estos dos países la proporción y frecuencia de buenas series es notablemente mayor que en España por la “sencilla” y decisiva razón de que en cualquiera de ellos se produce mucho más (y con más dinero) que aquí.
"El Príncipe"
Terminado este largo preámbulo, toca hablar de "El Príncipe". Una serie que indudablemente está funcionando muy bien en audiencia y que en cuanto a calidad técnica está por encima de la media acostumbrada en las ficciones españolas… pero eso no basta para poder calificarla como “buena”. Para eso harían falta un guión mejor trabajado, un reparto que además de telegenia tenga mejores cualidades interpretativas (hay demasiado Zoolander…) y que, como producto, no se le vea tanto el plumero (su target es descarado y su forma de apelar a él, también). Por tanto, para mí, "El Príncipe" no es una serie buena, lo cual no quita que respete totalmente a quien piense que es una serie entretenida o incluso que es lo mejor jamás rodado en España. Para gustos…
Hiba Abouk y Álex González en "El Príncipe"
De todos modos, como decía al comienzo del artículo, la audiencia manda y, por eso y por el respeto al esfuerzo de toda la gente que hay detrás de esta serie, no conviene ensañarse con un producto que, en los tiempos que corren, permite tener un trabajo a decenas de personas, delante y detrás de las cámaras. Gente que, independientemente del resultado, estoy seguro de que ponen lo mejor de sí mismos  en lo que hacen. El problema está en que a veces eso no basta. Que hace falta algo más. Y ese algo más es, por desgracia, lo que no tiene "El Príncipe". Javier Crespo Cullell

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