Esta semana se cumplieron 10 años del final de una serie que marcó a generaciones: "Friends". Una ficción que forma parte de la historia de la TV y parte de la cultura pop.
Que una serie tenga muchos millones de espectadores no es sencillo. Que esos espectadores se conviertan además en auténticos fans, es difícil. Que esos mismos espectadores-fans no sólo se mantengan sino que se incrementen durante diez temporadas ya es algo reservado para las series míticas. Y
Friends lo fue, lo es y lo será siempre.
Rachel,
Ross,
Mónica,
Chandler,
Joey,
Phoebe…son ya parte de la memoria de quienes crecieron (o terminaron de crecer) viendo una serie
insuperable en lo que a humor, frescura y buen rollo se refiere. Y es que podrá discutirse si la serie creada por
Marta Kauffman y
David Crane es mejorable (o no) pero lo que nadie puede dudar es que es un producto simplemente inolvidable gracias a unos personajes muy bien perfilados,
un guión ingenioso y fenomenalmente trabajado, un ritmo muy ágil, unas tramas tan simples como efectivas y
un reparto que llevaba el concepto “tener química” a otro nivel.
La mejor prueba del gran impacto de esta serie no hay que buscarlo en los audímetros (y eso que sus audiencias eran tan millonarias como la cuenta corriente de sus actores), sino en que
trascendió la pantalla para colarse en eso llamado “cultura pop” o “cultura popular”. Durante las diez temporadas que estuvo en emisión, no fue en absoluto extraño comentar con los amigos algún episodio o escena o escuchar a alguien citar fuera de contexto una frase o un diálogo “Made in
Friends” como quien cita a un clásico del cine, la literatura o el teatro. Eso por no hablar de quienes decidieron imitar el
look de los protagonistas (especialmente ellas) o del exitazo que tuvo el tema
I’ll be there for you, que resumía perfectamente el aire fresco y buenrollista que caracterizaba a
Friends.
https://youtu.be/K2fZb9tDXKE
Otra prueba del hito que supuso esta serie es que ninguno de sus actores ha repetido el mismo éxito (ni falta que les hace, por la cantidad de dinero que amasaron) ni conseguido que se les recuerde por otra cosa que no sea
Friends ni logrado que alguien sepa decir su nombre real (excepto los casos de Jennifer Aniston y, en menor medida, Courtney Cox). Es el precio a pagar por hacer algo que todo el mundo recuerda:
lo bueno es muy difícil de olvidar y lo eclipsa todo.
Por todos estos factores, el décimo aniversario del final de
Friends no deja de tener cierto componente de tristeza (o quizás debería llamarse nostalgia) y de alegría, por haber tenido la suerte de disfrutar de una serie tan divertida y carismática. Así que si tú, que estás al otro lado de este artículo, sonríes cuando lees “Central Perk” o “Smelly Cat” o cuando escuchas los primeros segundos de cierta canción de The Rembrandts, enhorabuena por haber sido parte de un fenómeno como pocos ha habido en la televisión reciente y, lo más importante, por dejar que
Friends forme parte de tus recuerdos porque, con toda seguridad, serán unos muy buenos recuerdos.
Javier Crespo Cullell
También te puede interesar