Las hermanas Olsen, Mary-Kate y Ashley, abren por fin la primera tienda de su deseada marca de ropa: The Row. Tiene una superficie de 3.800 metros y está en Los Ángeles. Después de casi una década como marca registrada, The Row, niña bonita de Mary-Kate y Ashley Olsen desde que las convirtiese en Mejores Diseñadoras del 2012 –ardua tarea si compartes nominación con nombres como Marc Jacobs, Proenza Schouler o Alexander Wang–, suma otro éxito más a una hiperbólica carrera que, como cabía esperar, se compara sin sorpresa con la de sus progenitoras. Hoy, millones de ventas y aplausos después, la marca abre su primer buque insignia, una tienda con más de 3.800 metros cuadrados que se sitúa en la emblemática avenida de Melrose Place (Los Ángeles). “Una joya escondida”, así es como se referían las hermanas a una superficie que, entre otras cosas, goza de holguras de piscina y césped. “Era demasiado tentador”, comprartía Mary-Kate con WWD. “Siempre hemos querido nuestra propia tienda; siempre ha sido parte del plan (…) Fue un cara o cruz entre Nueva York y Los Ángeles y en cuanto descubrimos que este espacio estaba disponible, nos lanzamos sin dudarlo”. La anécdota y paradoja es que, tal espacio, fue un famoso salón de belleza regentado por John Freida y Sally Hershberger años atrás, al que las gemelas solían acudir con tan sólo diez primaveras. “Somos de aquí y The Row comenzó aquí, por lo que no podía ser de otra forma”. Para las jóvenes diseñadoras –que cumplirán veintiocho años en un mes exacto– era importante que el espacio representase a Los Ángeles. De ahí que los muebles y las distintas antigüedades que abastecen las tres áreas que forman la tienda recorran influencias que van desde mesas de comedor de Jean Prouvé a lámparas de Fortuny y sillas de cuero de Paul McCobb. En cuanto a su marca, “tenemos unas 170 piezas (de distintas colecciones) aquí. La mayoría de las tiendas, obviamente, no compra una colección entera, sólo 20% de la misma, por lo que este es el lugar idóneo para presentar nuestras colecciones completas como una sala de exposición”. Con la misma filosofía zen con la que nació la marca, Mary-Kate y Ashley pretenden tomarse este nuevo paso con la calma que acostumbra a regir sus vidas. “Era importante para nosotras abrir nuestras puertas en "voz baja". No vamos a dar una fiesta de inauguración ni nada por el estilo; queremos asegurarnos de que todo esté configurado como es debido, de que las cosas funcionen. Quizá en un mes celebremos una cena privada o algo así, pero por ahora sólo queremos abrir la tienda para obtener el feedback de las personas más cercanas a nosotras”.
La primera flagship store de The Row
Un nuevo plan y muchos propósitos. “Cada paso que damos es realmente importante para la marca y no nos gusta hacerlo todo a la vez. Vamos a comenzar a vender online más pronto que tarde, pero queremos asegurarnos de que hacemos las cosas bien. El próximo año nos centraremos en el diseño de calzado y, ojalá, en el de menswear. Para nosotras The Row es prácticamente un estilo de vida”, y es por eso que esta tienda, la primera y más especial, es un gran punto de partida para expresar hacia dónde van.

 

Alejandro Bernad Perié

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