Que el estilo de Chloë Sevigny es digno de admiración es -a estas alturas- más que evidente. La prueba la encontramos en el nada pretencioso -esto es importante- libro que acaba de editar para Rizzoli. Miembro no-oficial de las listas oficiales de las peor vestidas, conocida por no tener estilista en las alfombras rojas, y amiga de algunos de los diseñadores y artistas más guays de los últimos años, si hay algo que no soporta es que le digan lo que tiene que hacer. Eso sí, en su trabajo en el cine es otra cosa, de ahí que sea importante hacer un breve repaso por algunos de los mejores looks que, sin haber sido elegidos por ella, nadie habría podido llevar mejor.
“Kids”, la película con la que todo comenzó. Hasta entonces Chloë había sido becaria en la revista Sassy y protagonizado el video “Sugar Kane” de Sonic Youth, pero en 1994, con apenas veinte años, su novio Harmony Korine la convenció para que participase en la que iba a ser su primera oportunidad como guionista. Ella aceptó y el resto puede decirse que es historia. En "Kids", que sigue a un grupo de adolescentes despreocupados y aficionados al skate por Nueva York, vemos a Chloë -que aparenta algunos años menos de los que en realidad tenía- lucir un corte de pelo pixie y vestir, la mayor parte del tiempo, vaqueros rectos y una camiseta azul básica. Un look clásico e icónico de la década, algo alejado de lo que la actriz vestía en su día a día de aquel entonces: Martin Margiela, X-Girl o Marc Jacobs.
En 1998 co-protagoniza una de las películas independientes más interesante y divertida de finales de la década, “The Last Days of Disco”, dirigida por Whit Stillman -con el que ha vuelto a reunirse este año para uno de sus últimos proyectos-. Ambientada a comienzos de los ochenta, pero sin el artificio de otras historias situadas en la misma década, el personaje interpretado por Chloë es una chica bastante inocente que pretende hacerse un hueco en el mundo editorial de Nueva York mientras aprovecha al máximo las noches, saliendo por el mítico Studio 54. Con uno de los diseños de vestuario más logrados, la película está repleta de conjuntos perfectos de aire preppy para la oficina y looks minimal para las fiestas -inspirados seguramente en los diseños de Ralph Lauren y Calvin Klein de la época-.
Con “Boys don’t cry” -un drama en toda regla-, la crítica empezó a fijarse en ella, recibió nominaciones a los Globos de Oro y a los Oscar, y dio el salto -temporal- al cine made in Hollywood. En la película interpreta a un personaje, la chica de la que se enamora la protagonista, bastante alejado a los que había realizado anteriormente. Miembro de una comunidad white trash, es casi pelirroja, viste bomber y camisetas de grupos de hard rock. La versión menos glamourosa de Chloë en la pantalla daba paso a la más sofisticada en la alfombra roja.
En el 2000 participó en una de las películas más esperadas del año y por las que mejor ha pasado el tiempo, “American Psycho”, basada en el best seller del que fuera escritor de moda durante los ochenta y noventa, Bret Easton Ellis. En este retrato súper estilizado de un yuppie -al que se le va un poco la pinza-, Sevigny interpreta a la discreta y angelical secretaria del protagonista. Para ello, aparte de un rectísimo flequillo y media melena, luce un uniforme de camisa y traje de chaqueta, inocentes twin sets en colores pastel y un vestido color piel que bien podría ser de Versace. La otra cara de la moneda de la working girl que había interpretado en “The Last Days of Disco”.
A comienzos de los dosmil el estilo personal de Chloë tomó un rumbo mucho más sexy de lo que hasta entonces había sido habitual en ella, se convirtió en la mejor musa que ha tenido Donatella Versace, y era habitual verla luciendo piernas y escote sin reparo. Al mismo tiempo, formó parte del reparto de la provocadora “The Brown Bunny”, dirigida por su entonces novio, Vincent Gallo. Pese a que fue un total fracaso de crítica, y no hablo de público porque no creo que Gallo soñase con un taquillazo, la estética casera, cien por cien natural y algo vintage se adelantó a la realidad en la que a día de hoy tratamos de vivir.
Paula Robles