Alessandro Michele volvía a dejar claro en su colección Crucero 2016 para Gucci, que pasar desapercibido no entra dentro de sus planes. Y a las pruebas nos remitimos: la firma cortó el tráfico de un bloque de calles entero en Manhattan para que las modelos pudieran cruzar el asfalto, que quedaba convertido en una pasarela. Pero, al margen de la sorpresa que causó la ubicación del desfile, Michele desgranó en las 62 salidas que componen su tercera colección para Gucci, un mosaico de referencias vintage rendidas a los años sesenta y setenta, y teñidas de una femineidad kitsch en forma de incesantes detalles florales. El mundo retro de Alessandro en Gucci sigue rendido a su ya reconocible androginia, que convive con las referencias más insospechadas, como los toques western que incorporan los maxivestidos, las sandalias estilo mules combinadas con gorros con borla, o los estampados más inesperados, desde estrellas a serpientes surcando los diseños en una infinita combinación cromática. Un delicado caos que gana en las distancias cortas. Pero sin duda, lo mejor de la propuesta de Michele es que, a pesar de la pretendida excentricidad que planea sobre ella, está llena de diseños fáciles de trasladar a la vida real. En la pasarela es un espectáculo de exceso, que él mismo bautiza como "maximalismo", pero en la calle está llamada a convertirse en la favorita de las celebs. Por ahora, nos quedamos con estos detalles para enamorarse:
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