El diseñador
Jorge Acuña analiza tres de los looks más interesantes y destacados (esos que marcan las tendencias) de la colección de
Gucci para la
primavera/verano, una de las más jugosas y acertadas de la temporada.
Look 1. Cristales bordados, destellos dorados y flecos de seda dotan a este
minivestido de una opulencia
tribal, enfatizada todavía más por un negro brillante que
rompe con el colorido de la colección y destaca su virtud. Un ave del paraíso sobre el asfalto que recuerda a las épocas de Tom Ford, cuando más era más. Pocas marcas de moda reflejan con tanto acierto como
Gucci un carácter indiscutiblemente sexy. Para ello, no basta con crear un minivestido que muestre las piernas desnudas o un escote halter que deje ver los hombros, sino de contrastar la siempre sensualidad profunda, refinada y serenamaente agresiva de Gucci con una
nueva faceta salvaje.
Look 2. Un vestido que parece
pura artesanía africana en un contemporáneo patrón occidental. Macramé realizado en tiras de ante que se retuercen, anudan, tejen y caen finalmente en forma de flecos dan forma a una pieza que con una marcada
impronta hippie. Resulta muy seductor que un trabajo de esta delicadeza se encuentre en una apariencia tan rústica y discreta. Sin embargo, la colección de Giannini no da la espalda a su carácter urbano y se apoya en un enorme tote bag y unas gamurosas gafas de sol para dar forma a una imagen que equilibra con acierto pragmatismo y bohemia. Una mujer que podría pasear en el Marruecos de los años 70 de Saint Laurent, pero con una estética absolutamente Gucci.
Look 3. Éste es unos de los outfits más representativos no sólo de su colección, sino de toda la temporada, por lo que no es de extrañar que lo veamos fotografiado una y otra vez en decenas de editoriales.
Tres bloques de color ultracontundentes en piezas sin artificios. La elección de los tejidos es clara; seda en satén y crêpe para encender el naranja, el tuquesa, el púrpura y el azul, que además, dan una caída hípersensual a las prendas. Una
vuelta de tuerca al esmoquin que Yves Saint Laurent adaptó en la década de los 70, y que descubría al mundo que masculinizar a la mujer revelaba en ella una nueva feminidad de carácter casi sexual. El
blazer. ligeramente largo, muy
Bianca Jagger, se combina con unos
baggy pants, los nuevos jeans. Y en un inteligentísimo trabajo de estilismo, el look vibra con el eco étnico del resto de la colección. El pitón dorado, las borlas y la piel trenzada evocan la
opulencia marroquí en los complementos.
Por Jorge Acuña.
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