Analizamos el retrato que Wim Wenders hace de Anselm Kiefer en su nuevo documental:
Fotograma oficial del documental «Anselm». Cortesía de A Contracorriente Films
Fotograma oficial del documental «Anselm». Cortesía de A Contracorriente Films
Analizamos el retrato que Wim Wenders hace de Anselm Kiefer en su nuevo documental:
Wim Wenders, el director que nos trajo documentales como «Buena Vista Social Club», «La Sal de la Tierra» o «Pina», se sumerge en las profundidades de la polémica obra de Anselm Kiefer con «Anselm», un documental retrospectiva sobre la vida y obra de uno de los pintores alemanes más influyentes de nuestro tiempo.
Mezclando imágenes reales de archivo con nuevas grabaciones y ficción, Wenders traza una línea entre el principio de la vida de un visionario y su última gran etapa, donde analiza la importancia de la misma a lo largo de su historia, haciéndose una sola pregunta: «¿Qué significó todo?».
La película empieza, cronológicamente, hablando de la primera obra que puso a Kiefer en el mapa, «Besetzungen» («Ocupaciones»), una serie de fotografías donde el artista alemán posa haciendo el saludo Sieg Heil, prohibido en Alemania desde la muerte de Hitler en 1945.
El propósito de la obra, a diferencia de lo que definitivamente pensaban los periodistas de la época (que le acusaban de ser desde un mero provocador hasta un neo-nazi) no era el de revivir la historia pasada o de ensalzarla, sino el de recordarla. Como él mismo dice en la película «los intelectuales alemanes se esconden de la historia, la niegan, pero lo quieran o no, ocurrió».
Toda la obra de Kiefer sigue esta línea retrospectiva, esta sensación desoladora de haber nacido justo en el momento preciso donde todo tu país se dio cuenta de la vergüenza que había sido, de los demonios que habían permitido engendrar entre ellos. Sin embargo, en vez de sucumbir a la vergüenza, esconderse de ella y decir que nunca pasó –como la mayoría de artistas alemanes de su tiempo– él retrata el sufrimiento. Se dice a sí mismo y a todo su país: «Esto ocurrió y ahora nos toca lidiar con ello».
Así, toda su obra, ya sean los performances que hacía al principio, sus esculturas o sus cuadros, retratan justo eso. También tienen una cierta melancolía difícil de encontrar en cualquier otro pintor contemporáneo, ni siquiera diría que es un sentimiento de culpa, como muchos han dicho ya. No creo que él se sienta culpable. Es más el sentimiento que ocurre en el momento exacto donde te das cuenta de que toda tu vida ha sido una mentira, y ahora, te toca despertar.
Es difícil ver una película así y no comparar la vida del titular protagonista con la del otro gran artista alemán en la película, el propio Wim Wenders. También nacido en el mismo año que Kiefer –año en el que acabó la segunda gran guerra–, el 1945, me pregunto cómo vería él su lugar en el mundo del arte. Si se sentiría estúpido, como tantos alemanes de postguerra antes que él, intentando hacer arte en un mundo tan inhóspito, tan frío. Si se vería como los intelectuales que Kiefer critica o como el propio Kiefer.
La obra «Anselm», de muchas formas, se podría ver como la reconciliación de años de lucha interna, de un artista en pena por haber nacido en las condiciones en las que nació. E igual incluso, un artista perdonándose a sí mismo, usando como vehículo al hombre que rompió todas esas barreras, que se permitió perdonarse de verdad sin la necesidad de esconderse por ello.
Puntuación: 2.5/5
Adrián Sánchez
Imágenes: Fotogramas oficiales del documental