Siempre hemos tenido el deseo de ser mimados en cualquiera de los santuarios que la cadena hotelera Aman esparce con un criterio esmerado por los distintos continentes. Eligiendo con acierto casi bíblico las ubicaciones o los tesoros arquitectónicos donde instalan su filosofía de excelencia, van construyendo desde hace años una manera única de viajar. Así, sin esperar más, decidimos ponernos en las manos de sus dos embajadas en Sri Lanka.

En estas fechas invernales queremos adentrarnos en el corazón geográfico de Europa, y la puerta de entrada es Viena.

Esta vez decidimos visitar Nueva York durante el período más festivo del año, que nos sorprende invitando a nuestros ojos a abrirse de par en par.

Elegimos de nuevo Marrakech, la ciudad donde siempre se vuelve, para embriagarnos de nuevo con sus colores, olores y, sobre todo, esa luz que actúa como un filtro que te permite ver y vivir la realidad con una intensidad especial.

Nos acercamos a nuestra ciudad favorita, París. Y esta vez elegimos como base el Mandarin Oriental, que tocando la Place Vendome, se expande como el abanico que lo representa por las zonas más visitables de esta urbe universal.