En una ciudad que nunca se detiene, hay quienes logran que el deporte sea mucho más que una rutina y se convierta en un acto de conexión, estilo y esencia. Gleb Abrosimov, Clara Chaín y Carlos de Lucas son tres ejemplos de ello.
Hoy nos guían por sus rutas de running favoritas y por todas esas paradas imprescindibles que, ya sirvan como punto de encuentro, como templo para disfrutar de un buen recovery o, simplemente, como parte de su inspiración diaria, les mueven. Y tú, ¿te vienes a correr?
Apasionada, curiosa y en constante búsqueda de nuevos retos, cada paso que da Clara es una declaración de intenciones. Desde sus primeras zancadas por Jaca –su ciudad natal–, hasta los kilómetros que la han llevado a enamorarse Madrid, para la actriz y modelo, correr es sinónimo de reconectar, inspirarse y vivir intensamente.
Hablamos con ella sobre deporte, creatividad y esa energía imparable que la impulsa en todos sus proyectos.

Clara Chaín: «Soy una fiel creyente de que si te sientes mona, entrenas mejor. Lo siento»
La historia de Clara con el running no es lineal, pero sí profundamente personal. Su infancia transcurrió entre montañas, cuerdas de escalada, rutas en bici, equitación, todo tipo de bailes y pistas de esquí. Sin embargo, llegó el momento de elegir y se quedó con las nieves.
Durante años, abandonó el running, hasta que este pasado verano, en Jaca, algo despertó en ella de nuevo. «Volver a conectar con esa parte de mí, en mi casa, me hizo muy feliz», confiesa. «Me volvió a enganchar».

Hoy, correr ha recuperado ese lugar esencial en su vida. Prefiere hacerlo por las mañanas, en soledad, como una especie de ritual para empezar el día con fuerza y foco. «Es un momento para mí que disfruto enormemente de hacer sola. Me pone en el mood de que puedo con todo lo que venga el resto del día», asegura.
Aunque al principio le costó trasladar esa costumbre a Madrid, pronto descubrió que la capital también tiene mucho que ofrecer a todo runner que se precie… «Disfruto muchísimo descubriendo sus calles y todas las cositas nuevas que van abriendo cada día», cuenta. «Además, tengo la suerte de tener el Parque del Oeste bastante a mano. Me encanta perderme por ahí y sentir la paz de estar entre árboles y riachuelos, aunque sea por un ratito».

Curiosamente, y a pesar de ser una gran amante de la música, prefiere no correr con ella. «Siento que me acelera y me cansa de más», explica.
En su lugar, se ha rendido ante los audiolibros: «Corro siempre escuchándolos o, de vez en cuando, también algún podcast. Me distraen mucho más… Me meto en las historias y entro en una especie de trance que hace que el tiempo se pase volando».

Para ella, el look también importa. Y mucho. «Soy muy tiquismiquis con mis mallas. Tienen que tener buena sujeción, ser cómodas y, por supuesto, bonitas», dice entre risas. «Soy una fiel creyente de que si te sientes mona, entrenas mejor. Lo siento».

Entre sus rutas favoritas para correr por Madrid está la que atraviesa el centro y desemboca en el Retiro, pasando por Sevilla, Cibeles, la Puerta de Alcalá y los Jerónimos. Aunque a veces sale por los Jerónimos y la zona del Museo del Prado, volviendo por el barrio de las Letras.
Allí se encuentra uno de sus lugares de referencia para el momento post-entreno: Osom Coffee Cantine, en la calle Moratín, junto con rincones como Caolín Cerámica, la Librería Desnivel o el CaixaForum. «Si el tiempo lo permite, me encanta pillarme un cafecito para llevar y estirar al sol en algún parque. Si no, me pido un avo toast, un ginger shot y un flat white con leche de almendra. Me da un boost de energía increíble».

El deporte ocupa un lugar muy importante en su vida. «Si paro, siento que me atrofio y es algo que llevo tan integrado que no me imagino llevando una vida sedentaria. Moverme libera mi mente y me inspira».
Además, le encanta aprender disciplinas nuevas para mantenerse curiosa y motivada. «Ahora mismo, por ejemplo, acabo de obtener mi certificado como entrenadora de Lagree (una disciplina que mezcla pilates –de lo que también soy profe– y bodybuilding)», nos confiesa.

A nivel creativo, su cabeza es una tormenta de ideas constante. «Yo no encuentro la inspiración, a mí la inspiración me encuentra», bromea. «Mi cabeza va a mil por hora, soy una persona muy creativa, cada día tengo ideas nuevas y me encuentran en cualquier situación».
Sin embargo, menciona el río de debajo de su casa como un lugar casi sagrado. También a su mejor amigo Fran, con el que cada vez que se junta salen cosas. «Hemos vivido juntos muchos años y tenemos mil proyectos escritos…».

Y hablando de proyectos, cuando le toca elegirlos, aunque durante mucho tiempo pensó que debía decir que trabajaba solo por amor al arte, ha aprendido a entender el valor de las famosas «tres P»: Placer, Prestigio o Pasta. «Al principio pensé que era un pensamiento muy frío… pero cada vez lo entiendo más», asegura. «Es cierto que me encantaría decir que todo lo que hago lo hago por placer, pero en el mundo adulto (en el que nunca admitiré haber dicho que pertenezco) hay muchos otros factores que importan», concluye.
Aun así, asegura que nunca se involucra en algo que no le remueva. «Todo aquello en lo que me adentro ha de tener siempre algo que me caliente un poco el corazoncito… Si no lo veo, no lo veo y punto».

Sobre los planes que le esperan este verano, prefiere no anticipar demasiado. «En mi vida es muy difícil hacer planes con tanta antelación. Supongo que habrá un poco de todo: playa, montaña, tiempo de calidad con mi gente y, ojalá, algún proyecto que me ilusione».
Texto: Anna Alarcón @_annalarcon
Fotografía: Noah Pharrell @noah_pharrell
Vídeo: YO-YO @yoyo_says_hi
Agradecimientos a Angela Cariddi @angelacariddi