¿Por qué todos los años vemos «Love Actually» una vez llega la Navidad? Te contamos todo sobre el fenómeno de las series y pelis confort, y nuestra vuelta a ellas una y otra vez:
Fotograma de Love Actually. Imagen de la película
Fotograma de Love Actually. Imagen de la película
¿Por qué todos los años vemos «Love Actually» una vez llega la Navidad? Te contamos todo sobre el fenómeno de las series y pelis confort, y nuestra vuelta a ellas una y otra vez:
Las luces brillan en las calles, los villancicos suenan por todas partes y, de repente, Love Actually y otra gran lista de películas vuelve a nuestras pantallas como si fuera un ritual ineludible de cada diciembre. No importa cuántas veces hayamos visto a Hugh Grant bailar en Downing Street o a Colin Firth aprender portugués por amor, siempre regresamos a ese momento de peli y manta para ver cualquiera de estas escenas que ya son historia del cine.
Pero ¿por qué sentimos esta necesidad casi inconsciente de repetir la experiencia una y otra vez? La respuesta está en el corazón del fenómeno de lo que llamamos: series y pelis “confort”.
Si no tienes en tu círculo cercano a la persona que cada año repite por Navidad ver esta película, estamos seguras de que la persona eres tú. No te preocupes, te entendemos porque lo que hace que esta película sea irresistible es su capacidad para encapsular el espíritu navideño en toda su gloria: amor, redención y segundas oportunidades.
Richard Curtis, su director, ha explicado en más de una ocasión que quería mostrar la bondad que existe en las relaciones humanas, y es precisamente esa sencillez lo que nos atrapa. En un mundo cada vez más impredecible, la predictibilidad de «Love Actually» es como el abrazo cálido perfecto que esperamos en pleno invierno.
Además, psicológicamente, cuando vemos una película que ya conocemos, se dice que activamos un tipo de placer emocional seguro. Ya sabemos lo que va a ocurrir, por qué ya la hemos visto y eso hace que veamos tranquilos la película. Sabemos qué parejas acabarán juntas, cuáles corazones se romperán y, por supuesto, cómo esa escena final en el aeropuerto nos hará llorar (otra vez). No hay sorpresas, pero tampoco hay decepciones. Es como si nuestro cerebro pudiera relajarse y disfrutar del viaje sin preocupaciones.
Y no es solo «Love Actually», En estas fechas, (e incluso habitualmente) también hacemos maratones de nuestras series favoritas a las que recurrimos una y otra vez como «Friends», o volvemos a ver otras películas como «The Holiday» o incluso nos dejamos envolver por el cálido caos de la familia McCallister en «Solo en casa». Este tipo de contenido, conocido como confort media no solo nos entretiene, sino que nos reconforta.
¿La razón? Apela a nuestra necesidad de familiaridad y estabilidad. Nos permite relajarnos, sentirnos reconfortados viendo algo que ya conocemos, pero que nos acompaña.
Según expertos en psicología, en tiempos de incertidumbre (y ¿qué es la Navidad, sino un festival de emociones añadido al caos del fin de año?), buscamos refugio en aquello que nos resulta conocido. Es como un ritual emocional que nos ayuda a gestionar el estrés y la ansiedad. Y si hay algo que en concreto estas fechas tienen de sobra, es la promesa de que las cosas pueden mejorar, aunque sea por unas pocas horas frente a la pantalla.
En estas fechas, más allá de la comodidad emocional, también está la nostalgia. Por ejemplo, ver «Love Actually» no es solo revivir una historia; es volver al momento en que la vimos por primera vez, con esa sensación mágica de las fiestas. Al igual que los villancicos o los turrones, estas películas se convierten en parte de nuestras tradiciones navideñas.
Y las tradiciones, por repetitivas que sean, cuentan con el poder de unirnos, recordarnos quiénes somos y cómo hemos crecido.
Puede que alguien intente romper con la rutina y diga: Este año no voy a ver «Love Actually». Pero sabemos cómo acaba la historia: en una tarde fría de diciembre, con una manta y una copa de vino, buscando consuelo en una película que nunca decepciona. Porque, al final, ¿a quién le amarga un poco de amor (y muchas risas) durante la Navidad?
En un mundo que a menudo a veces nos resulta demasiado rápido y complicado, el fenómeno de las películas y series «confort» como «Love Actually» es una forma de pausar, respirar y recordar que, al igual que en la película, «al amor está en todas partes». Y por eso, siempre volvemos.
Lucia Martínez Rubio @luciamartinezrubio
Imágenes: fotogramas de la película y series.