Foto oficial del documental «Karol G: Mañana fue muy bonito». Imagen: Cortesía de Netflix.
Este jueves 8 de mayo se ha estrenado en Netflix el documental «Mañana fue muy bonito», centrado en la vida y carrera musical de Carolina Giraldo Navarro, más conocida como Karol G, y en Vanidad reflexionamos sobre él.
Un documental centrado en una estrella musical siempre genera curiosidad. Acostumbrados a ver a los artistas sobre los escenarios, las alfombras rojas y bajo la luz de los focos, a los ciudadanos de a pie siempre nos llama la atención ver a estas celebridades en contextos que nos acercan a su cara más humana.
Así, son muchas las piezas audiovisuales que han conmovido a los fans (y no tan fans) de algunas de las personalidades del momento, pero «Mañana fue bonito» destaca por diferenciarse de los más recientes en un aspecto: la denuncia y la conciencia.
Karol G se ha abierto en canal en «Mañana fue muy bonito», relatando algunas de sus vivencias más desgarradoras y poniendo el foco no sólo en ella misma, sino en cómo funciona la industria de cara a las mujeres.
El mensaje que Karol ha lanzado con su documental va más allá de la individualización a la que nos tiene acostumbrados el sistema actual: es un mensaje colectivo, que recoge a todas aquellas mujeres que han luchado por poner un pie dentro de la industria musical, y que han tenido que enfrentar situaciones muy desagradables.
Los abusos de poder que sufrió durante sus inicios remueven en Karol sensaciones que preferiría dejar olvidadas. Además, con bastante detalle, la cantante sentencia que, para ella, por ser mujer, fue mucho más difícil arrancar su carrera.
Comenta que su género musical apenas tenía referentes femeninas, y que mientras sus colegas avanzaban a una velocidad de vértigo, ella tenía que trabajar la paciencia. Perseguir su sueño se convirtió en su prioridad desde una edad temprana, y en todo este proceso siempre menciona la compañía de su padre, que siempre la apoyó y compartió su ilusión.
Ahora bien, lo que empezó siendo un camino bonito y de ilusión, comienza a tornarse oscuro una vez Carolina se va de casa con 17 años. La artista menciona que muchas veces se quiso tirar por tierra su sueño bajo la justificación de que «había nacido en el lugar equivocado del mundo». Natural de Medellín, Karol no dejó que esos estigmas y prejuicios la frenasen, y con el apoyo de sus padres, se mudó primero a Bogotá y más tarde a Nueva York.
Allí, un manager que le había prometido el cielo y el triunfo acabó por absorber toda su ilusión. «Me invitó a su casa y me dijo que estaba empezando a sentir algo por mí…y que si no era mutuo se lo dijese porque entonces lo de la música no funcionaría…Yo tenía unos 16-17 y él estoy segura de que andaba entre los 45-50».
Tras este suceso tan desagradable, Karol decidió estudiar y olvidarse de la música. Su padre se decepcionó y ella perdió toda ilusión, aunque gracias a la vida volvió a recuperarla, posicionándola hoy en día en el lugar que tanto merecía.
Más allá de sus inicios y su contexto, la celebridad también se ha sincerado en otros dos aspectos vitales: el amor y el trabajo.
La carrera de Karol ha sido progresiva, y poco a poco ha ido asumiendo más responsabilidades y en consecuencia, más expectativas. Su gira por estadios del año pasado fue todo un reto para ella, mostrándose como una artista autoexigente que quiere impresionar y dar lo mejor a su público.
Es emocionante poder ver estos procesos profesionales desde dentro. Desde los ensayos, hasta las ideas y la ejecución, Karol se muestra muy presente y receptiva. Tanto es así, que los errores le pasan factura. Podemos verla sentir un fracaso que quizá no le pertenece, pero que ella somatiza físicamente.
Y es que para Karol la música lo es todo. La artista explica que no le vaticinaba un gran éxito a su último álbum por ser «demasiado personal», sin embargo, ese ha sido el truco que ha terminado por consagrarla como una superestrella.
De su dolor, Carolina ha hecho una obra maestra para los consumidores del género, y es este reconocimiento lo único bonito que saca de tanto sufrimiento. Más sincera que nunca, la artista habla de su última relación sentimental y la dibuja como una relación tóxica, infernal, de la que pensaba que no podría salir nunca.
Aun así, retrata esa época de su vida como un proceso brillante en su carrera pero absolutamente oscuro en lo personal. Y comenta que, dentro de esa «fucking pesadilla» siempre se repetía «mañana será bonito»…
Desde Vanidad no nos queda más que agradecer a Karol su sinceridad y la importancia de la misma, que conciencia a sus fans más jóvenes de qué límites no deben admitir nunca.
Y tú, ¿has visto ya «Mañana fue muy bonito»?
Laura Echeverria Hermoso @lauetxh
Imágenes: Cortesía de Netflix
