LAH!
Cuando acudes rebosante de expectativas a un concierto, al cine o a una simple cena en un restaurante del que te han hablado maravillosamente, sólo pueden ocurrir dos cosas: alcanzar el baremo y llegar al nivel de éxito previsible, o quedarte observando la felicidad a tu alrededor. En un punto intermedio entre ambos extremos, se situaban nuestros hambrientos estómagos cuando nos dirigíamos (congelados, en una de esas primeras noches gélidas que regalaba por fin octubre) a LAH!, un original restaurante en un cruce de calles que anteriormente no habría llamado nuestra atención, entre María de Molina y Castelló -en Madrid-. Erigido en un cubículo de cristal, LAH! ha nacido con la intención de dejar atrás viejas concepciones sobre los noodles ya vistas en lugares más céntricos como Udon, ampliando la carta a un mapa de siete países y reduciendo los precios sobre lo que sería la cuenta de un jueves noche en cualquier otro restaurante asiático de la capital. En esto habrá tenido algo que ver el archiconocido chef americano Robert Danhi. Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Filipinas, Indonesia y Camboya son los protagonistas de un restaurante que se presenta de manera cuidada, a medio camino entre lo moderno y lo tradicional, donde podrás observar todos los platos y sus ingredientes en una original carta-iPad, y en la que los camareros no intentarán agobiarte con consejos, y tendrán realmente la intención de ayudarte.
LO MEJOR:
1. El pad thai. Noodles sobre una base de pollo, frutos secos, soja y especias que nos dejó enamorado. Nuestro favorito.
2. La carta-iPad. Fue nuestra guía a través de los entrantes y postres, y la que nos avisaba de riesgos alérgicos y niveles picantes no aptos para cardíacos. Un 10.
3. El ambiente. En una zona relativamente tranquila, el bullicio de LAH! sobresalía desde que llegabas hasta que al marchar veías como el barman empezaba a preparar unos cocktails repletos de frutas con pinta increíble.
LO PEOR:
1. La zona. Muy cerca de Avenida de América, asunto conflictivo para los adictos al perímetro del km.0. Si no sueles salir del triángulo Quevedo - Gran Vía - Argüelles, te recomendamos que desempolves tu bufanda favorita y la re-estrenes dando un paseo hasta la milla de oro.
2. La guindilla que no avisa. Por experiencia, y si no eres un gran fan del picante, investiga en el iPad que te dan a la entrada todos y cada uno de los ingredientes. La cocina es tan exquisita como picante.
3. Los entrantes. No representan una gran cantidad de comida en comparación con el gasto que suponen, así que invierte más en los platos principales.
Por Mario Ximénez.
SI TE HA GUSTADO LAH! MADRID, MIRA
-ROAD TRIP, CRUZAR CALIFORNIA.