Esta serie sobre el líder de la rebelión que en el año 73 antes de Cristo puso los testículos de pajarita a la todopoderosa Roma sería impensable en un mundo sin la película 300, la MTV y videojuegos como God of War. Sólo teniendo eso en mente se puede entender el derroche videoclipero de violencia y sexo que compone Spartacus de la cadena Starz.
"Spartacus"
Porque lo cierto es que esta adaptación televisiva de las aventuras del famoso esclavo/gladiador/guerrero tracio, sin ser una buena serie, destaca (por decirlo de alguna manera) por avasallar al espectador con un constante despliegue de porno light y gore en versión péplum, bajo una estética muy peculiar, caracterizada por el abuso de los efectos digitales (hace que 300 parezca el colmo de la moderación) y las ralentizaciones (todo es susceptible de ser mostrado a cámara ultralenta, ya hablemos de un polvus o de un combate en la arena). Vamos, que Spartacus sigue la exitosa “técnica True Blood” de tapar descaradamente con morbo lo que no se puede llenar con talento. ¿Que el guión es una castaña? Desnuda a los actores. ¿Que el presupuesto es limitado? Ahí está el ordenador para hacer lo que tú quieras. ¿Que tu reparto no procede del Actor’s Studio? Olvídate de los diálogos y que copulen entre ellos o que luchen o ambas cosas a la vez. ¿Qué la audiencia va bien? ¡Hagamos otra temporada! Así que la pregunta del millón es…¿para qué sirve una shit tan vistosa como Spartacus? Pues básicamente para tres cosas. Primera, para mantener viva la curiosidad por este interesante personaje más de 2040 años después de su existencia. Segunda, para poner aún en más valor la novela de Howard Fast y la fantástica película de Kubrick. Y tercera, para reflexionar sobre el papel inmortalizador de la derrota: Espartaco comparte galería con derrotados tan célebres y variopintos como Leónidas I de Esparta, Jesús de Nazaret, William Wallace, George Armstrong Custer... verdaderos iconos atemporales cuya fama y repercusión serían impensables (y seguramente menores) sin su trágica y última debacle.
"Spartacus"
En resumen, se puede decir sin dudar que la tetralogía de Spartacus (Dioses de la arena, Sangre y Arena, Venganza y La guerra de los condenados) es una serie que apela más a las hormonas que a las neuronas y que podría calificarse con todo merecimiento como “televisión de garrafón”. Aunque, siendo justos, si la comparamos con productos como Hispania, la leyenda (tela…) sólo cabe quitarse el sombrero ante este despiporre erótico-bélico. De todos modos, si de lo que se trata es de pasarlo bien revisitando la Antigua Roma sin perder el rigor ni la vergüenza por el camino, lo mejor es volver a ver aquella magistral serie titulada Roma, para entretenernos como Júpiter manda. Javier Crespo Cullell