Todo el mundo habla de ella. "It Follows" se estrenó en España hace unas semanas y su impacto se sigue dejando notar. Nos centramos en algunos de los aspectos a los que debe su (merecida) popularidad.   1. La estética De primeras, lo que más llama la atención de "It Follows", es su delicada estética, preciosista en ocasiones. Y es que el aspecto visual (y no sólo los sustos) es una de las cosas que más recordarás una vez hayas salido del cine. El equipo de arte, con el director a la cabeza, creó un universo perfecto -asentado en el estado de Detroit, hasta ahora poco explotado por el cine-, de escenarios suburbanos en los que querrás vivir; con sus puestas de sol enigmáticas, cielos malva, casas de aspecto fantasmal e interiores de aires retro propios de una Sofia Coppola en versión oscura. Y eso por no hablar de las evocadoras piscinas en las que se desarrollan algunas de las escenas claves de la historia, o de los sucesivos planos estáticos que recuerdan a la fotografía de Stephen Shore o Philip-Lorca diCorcia. Tendrás que verla más de una vez sólo para fijarte en cada uno de los detalles. 2. Las referencias Acostumbrados a un cine de terror basado en acción trepidante, efectos especiales y diálogos creados para la risa fácil, una película verdaderamente independiente como esta, realizada con menos medios de lo habitual pero con una visión muy clara por parte de su guionista y director, David Robert Mitchell, supone toda una revolución a pequeña escala que le convierte en un autor al que tener muy en cuenta a partir de ahora, y del que no podemos esperar a conocer su próxima historia. Robert Mitchell ha afirmado tomar como referencia el cine de los setenta y ochenta, cumbre del género de terror, y más en concreto a directores como George A. Romero o John Carpenter, cuyas películas más conocidas han dado lugar a incontables segundas partes y remakes cada vez más alejados de las originales, y a los que "It Follows" rinde un inmejorable tributo. 3. La (ausencia de) tecnología A excepción de un ebook, en forma de concha y de color rosa, en el que una de las chicas lee “El idiota” de Dostoievsky (convertido ya en todo un fenómeno, hasta el punto de que sus creadores se están planteando sacarlo a la venta tras ver el interés que ha despertado), la tecnología brilla por su ausencia –como probablemente todos desearíamos que sucediese en nuestras propias vidas-; los protagonistas ven en sus casas películas de ciencia ficción y terror en blanco y negro en televisores de tipo caja, y ninguno de los personajes está permanentemente mirando una pequeña pantalla, como esperarías de cualquier película que retrate la vida de unos adolescentes de ahora. Y sin embargo no se echa de menos, vemos a la protagonista ir al cine para una primera cita, y a los demás personajes entretenerse leyendo, jugando, o hablando y aburriéndose tirando las horas como todo joven.   4. La protagonista Maika Monroe es la protagonista absoluta en esta historia en la que pueden reconocerse tintes feministas. Hasta hace poco desconocida, posee una naturalidad y fotogenia propias de una actriz destinada a mantenerse en el tiempo realizando proyectos igual de interesantes, lo que esperamos que suceda si Hollywood lo permite. Por lo demás, el resto del pequeño y semi-desconocido reparto no se queda atrás, con dos co-protagonistas alejados del estereotipo de “chico de película de terror”. 5. El director Por último nos fijamos en el creador de la historia, David Robert Mitchell, cuya trama se inspira en las pesadillas que experimentó de niño. Con tan sólo una película previa, "El mito de la adolescencia", en la que ya mostró interés por retratar la adolescencia. Entre sus numerosas influencias, aparte de las ya mencionadas, es inevitable pensar en el cómic de 2005, "Black Hole", de Charles Burns, en el que un grupo de adolescentes se ven afectados por una misteriosa enfermedad de transmisión sexual. Y es que éste es uno de los temas centrales de la historia, para la que el género del terror sirve como excusa para explorar los miedos, la inquietud y los cambios que todos hemos experimentado a esa edad. Paula Robles