St. Vincent St. Vincent
Antes de entrar a estudiar en la Universidad de Música de Berklee (Boston), Annie Clark pasó sus días en un suburbio de Dallas, como una más de los miembros de una familia numerosa arraigada a la tradición católica. Fue allí donde tuvo lugar su primer contacto con los escenarios, concretamente junto al dúo de jazz de su tío, Tuck & Patti, a quienes la joven Annie preparaba el terreno con flores y botellas de agua antes de sus conciertos. Un contexto extraño que no sorprende viniendo de una de las artistas más personales y atípicas que han surgido en los últimos años. Tras abandonar sus estudios de música harta de los academicismos, Annie se unió a aquella panda de ‘prehipsters’ vestidos con túnicas que formaban The Polyphonic Spree. Su siguiente paso fue entrar a formar parte de la banda de Sufjan Stevens, acompañándole en su gira mundial. Una etapa que concluyó poco antes de que viera la luz su primer trabajo en solitario, “Marry Me”, que fue calificado con un 8 por los visionarios editores de Pitchfork. Un primer round donde se intuía victoria. Después de tres largos y uno en colaboración con David Byrne, ese experimento que titularon “Love This Giant”, St. Vincent vuelve con un cuarto trabajo homónimo, al que la misma artista se refiere como “un álbum festivo que podría tocarse en un funeral”. Un disco complejo y brillante que apunta a convertirse en uno de los imprescindibles de la década. El sonido de tu nuevo álbum rezuma optimismo y la seguridad de quien siente ir en la dirección correcta. ¿Ha sido una decisión deliberada? Después de pasar todo este último tiempo tocando y de gira con David Byrne, tenía muchas ganas de volver a componer. Ha sido una etapa de conciertos llena de energía que me ha hecho retomar la confianza en mí misma y a ser más valiente. ¿Cómo definirías este trabajo? Mi objetivo era hacer un disco con canciones que inspirasen fiesta, con el que la gente pudiera bailar, pero donde siempre estuviera presente la parte emocional. Has bautizado este disco como “St. Vincent”. ¿No te parece raro titular así tu cuarto trabajo y no tu debut? Sí, es cierto. Una día, leyendo la autobiografía de Miles Davis, encontré un extracto donde hablaba sobre lo difícil que es para un artista hallar su sonido e identidad propios. Siento que yo con este álbum lo he conseguido. Por eso, decidí que fuera un disco homónimo. ¿Qué significa St. Vincent? Es el nombre del hospital donde murió el poeta Dylan Thomas. Tu nuevo single “Prince Johnny” es una de las más bellas canciones de lo que va de año. ¿De dónde surgió la idea? Fue una canción que escribí muy rápido. Es sobre mi relación con un amigo (él es “Prince Johnny”). Es une especia carta de amor al centro de Nueva York y a los músicos ‘freaks’. ¿Cuándo empezaste a componer en solitario? Probablemente cuando tenía 18 años. ¿Quiénes eran por entonces tus referentes musicales? Cuando era muy joven, con 8 años, mi ídolo era Madonna. Más tarde, a los 9 o 10, Kurt Cobain. ¿Y ahora? Los mismos de mucha gente: David Byrne y David Bowie. ¿Qué aprendiste trabajando con el ex ‘frontman’ de Talking Heads? Él siempre se implica de lleno en lo que está haciendo. Es una persona que piensa en presente. Trabajar con él me ha ayudado mucho a perder el miedo. A nivel musical no sabría decirte qué es lo que más me ha aportado; diría que más bien me ha transmitido su filosofía. Recientemente has firmado con la disquera Loma Vista/Republic, tras publicar tus anteriores discos con la prestigiosa 4AD. ¿Qué hay detrás de esta decisión? Tomé la decisión de formar parte de Loma Vista porque necesitaba un cambio y probar algo diferente. Quería darle un nuevo rumbo a mi proyecto. “St. Vincent” ha sido grabado en tu Dallas, tu ciudad natal. ¿Echas de menos Texas? Adoro Texas. Lo siento como mi casa. Pero también es un lugar muy extraño. Una de las cosas que tiene Texas es que allí es muy difícil ser el “raro”. Todo lo contrario que en Nueva York. En Texas tienes que ser saber ser fuerte para poder sobrellevarlo. ¿Dónde está tu casa ahora? Actualmente vivo a caballo entre Nueva York y Texas. ¿Cómo recuerdas tu paso por la banda The Polyphonic Spree? En aquel entonces, giramos mucho por Europa. Fue una época superdivertida. Recuerdo beber todo el tiempo vodka con Red Bull, tocar en lugares loquísimos… Uf, ¡hace ya como diez años de aquello! ¿Te imaginas tocar de nuevo en una banda? No, no. Aunque me gusta hacer colaboraciones, siempre he escrito mi propia música. Si formara parte de una banda mi sonido no sería completamente mío. St Vincent soy yo. Quienes te han visto en concierto saben que tu energía es sobrenatural. Los directos son algo muy físico, así que intento hacer muchos estiramientos antes (Risas). Tocar y cantar a la vez que mueves todo el cuerpo no es fácil, así que ese es mi truco. Venga, ahora dinos qué es eso que tomas… ¡No! ¡Sería imposible! (Risas). Como mucho me tomo una copa de vino. Sería incapaz de tocar totalmente ciega. ¿Qué significa el nuevo look que luces en tus nuevas fotos de promo? ¿Cansada de la imagen angelical que llevabas transmitiendo hasta ahora? Puede ser. La verdad es que tenía ganas de hacerme algo en el pelo. Teñirlo de rubio o de blanco… Me lo paso bien jugando con ese tipo de cosas. Ahora llevas un aire de superwoman. ¡Es que soy una mujer fuerte! ¿Nuevos proyectos? Por ahora estoy esperando el lanzamiento. Como este año lo pasaré de gira, ahora toca ensayar y preparar los conciertos.
"St. Vincent" está a la venta vía Loma Vista Records. St. Vincent estará tocando en los festivales Primavera Sound (28-31 de mayo) y Optimus Primavera Sound (5-7 de junio).
  Daniel Mesa