Hoy viajaremos más de cuatro siglos hacia atrás en el tiempo, para toparnos con uno de los pintores más interesantes que nos ha dado la historia del arte, y que, como muchos otros, escogió nuestro país para pasar sus últimos años de vida: El Greco. Si analizamos a fondo la obra de este sublime artista es probable que, al intentar unir años y conceptos, se nos haga difícil abarcarlo todo. Pero al ver la evolución que han tenido sus creaciones y conocer un poco más de su historia la tarea se hace, en cierta medida, más ligera.
El soplón. Obra del periodo Romano que podrémos disfrutar en la exposición perteneciente al 1570. Nápoles, Museo de Capodimonte. El soplón. Obra del periodo Romano que podremos disfrutar en la exposición perteneciente al 1570. Nápoles, Museo de Capodimonte.
Ahora tenemos la oportunidad de poder ver (y no sólo leer en tomos interminables de páginas con letra minúscula) la colección más amplia de su obra (125 pinturas en total) en Toledo, gracias al cuarto centenario de la muerte de Doménikos Theotokópoulos. No, no es un error, Doménikos fue apodado como El Greco, ya que nació en la isla de Creta, sin duda ¿cómo no iba a emerger tan grandísimo artista de una de las cunas del estilo posbizantino? (allá por mediados del s. XVI). Tras ser reconocido en su ciudad natal como la eminencia de la que nos hacemos cargo, se trasladó a Venecia; después a Roma con la intención de llegar tan alto como sus admirados Tiziano o Tinttoreto. Llegó a vender alguna obra al mismo precio que sus “mentores”.
El caballero de la mano en el pecho (Madrid - Museo Nacional del Prado) 1578 y 1580. El caballero de la mano en el pecho (Madrid - Museo Nacional del Prado) 1578 y 1580.
Si nos pasamos al marujeo, que tanto nos gusta … Hay diferentes teorías de cómo un pintor tan amante de su profesión, y tan próximo a las figuras más representativas de la pintura en ese momento, decidió dejar todo y trasladarse nada menos que a Toledo, que en aquel entonces era algo así como Nueva York pero en Europa, con unos 62.000 habitantes, increíble para la época. La primera es que cuando El Papa Pío V definió como indecentes los desnudos del Juicio Final de la Capilla Sixtina, pintados por el grandísimo Miguel Ángel, el joven Doménikos dijo algo como que él podría vestirlas más y mejor. “¡Sacrilegio!” debieron pensar los seguidores de la escuela del pintor italiano. Otra de las teorías posibles es que dedicó los años en Venecia y Roma sólo a formarse, ya que durante su estancia no recibió ningún encargo de renombre, por ser considerado extranjero.
Cristo en la Cruz con dos donantes (París, Fr - Museo de Louvre) 1590. Cristo en la Cruz con dos donantes (París, Fr - Museo de Louvre) 1590.
Las obras que ahora reconocemos como las de El Greco fueron gestadas en nuestro país, no sólo por la inspiración que podían inspirarle los paisajes castellanos, sino porque fue muy inteligente a la hora de escoger sus amistades. Entre unos y otros fue ascendiendo en la escala social, con cada vez más encargos y de mayor envergadura.
La adoración de los pastores (Roma, It - Galleria Nazionale d´Arte antica Palazzo Barberini) 1612 y 1614. La adoración de los pastores (Roma, It - Galleria Nazionale d"Arte antica Palazzo Barberini) 1612 y 1614.
Es cierto que a pesar de las polémicas, El Greco disfrutaba de un estilo muy personal y único para su época. En la actualidad puede resultar complicado ver lo especial que era, pero la utilización de esos colores ácidos era muy poco usual; así como la deformación de la figura humana: alargada (con deseo espiritualizador) y coronada con una pequeñísima cabeza. No se parecía en nada a la de los maestros que le precedían en las grandes ciudades donde se había formado. Resumiendo: podemos decir que dentro de la soberbia que probablemente caracterizara a un pintor con tanto talento desde sus primeros años, había rebeldía, demostrada en su abandono de su hábitat para trasladarse a la gran ciudad, sin nada más que sus conocimientos y sus ganas de triunfar. No sólo lo consiguió, sino que la estela que ha dejado es inmensamente inspiradora. Os invito a que disfrutéis la magia de las calles de Toledo y visitéis, en el Museo de Santa Cruz, la exposición “El griego de Toledo”. Al museo le acompañan: en la sacristía de la Catedral; la iglesia y la sacristía del Hospital Tavera; la iglesia de Santo Tomé; el convento de Santo Domingo el Antiguo y la capilla de San José, otras cuantas creaciones del pintor no menos interesantes. Dónde:  Espacios Greco y Museo de Santa Cruz Cuándo: del 14 de marzo al 14 de junio Horarios: Museo de Santa Cruz, Hospital Tavera y Convento de Sto. Domingo el Antiguo: todos los días, de 10 a 20 h; Capilla de San José: lunes a sábado 10 a 20 h; domingo: 10 a 15 h; Iglesia de Santo Tomé, todos los días, de 10 a 19 h; Sacristía de la Catedral: lunes a sábado: 10 a 18 h; domingo, de 14 a 18 h; Hospital-Santuario de Ntra. Sra. de la Caridad (Illescas): Lunes a viernes: 9, 30 h a 13, 30 h y 16 a 17, 30 h; sábados: 10 a 13, 30 h y 16 a 18, 30 h; domingos: 12 a 13,30 h y 16 a 18, 30 h. Lucía Fernández Alonso (Luceral)