Nolinski Venezia o la redefinición hotelera de LUJO SILENCIOSO

Ahora que este término, también conocido como «quiet luxury», está a la orden del día, desde Vanidad viajamos a la ciudad de los canales para descubrir el hotel que mejor lo representa: Nolinski Venezia.

Entre puffers de Moncler, mocasines de Gucci, bolsos Le Cagole de Balenciaga, piezas de tweed de Chanel, estampados florales de Dolce&Gabbana y baúles elaborados con la reconocible lona Monogram de Louis Vuitton, se erige un oasis de lujo silencioso perfecto para reponerse de ostentosos escaparates y etiquetas con cifras de más de tres ceros.

Y es que, a pesar de cumplir a rajatabla –y superar con creces– los requisitos que todo amante del lujo podría pedir a un hotel de cinco estrellas (un restaurante Michelin, spa 24 horas con vistas 360° de los tejados venecianos, secadores y moldeadores firmados por Dyson, baño japonés o un mágico Library Bar con más de 4.000 libros y 20 cócteles de autor presidido por un piano de cola y un fresco de Simon Buret), Nolinski Venezia puede presumir de reflejar una estética tan refinada como contemporánea.

Fachada de Nolinski Venezia

Su majestuosa fachada, adornada con quimeras, reviste lo que antes era una antigua Bolsa, situada a pocos canales de la plaza de San Marcos y la ópera La Fenice. Una ubicación privilegiada que, a diferencia de los lugares que se alzan en ella sucesivamente, traspasa las reglas del lujo más clásico.

Pues, aunque en sus cinco plantas, 43 habitaciones (de las que 13 son suites) y los rincones más recónditos del hotel, reinen el arte y los materiales nobles, su cuidada visión –para nada ostentosa– de lo que son, para Nolinski, las cinco estrellas, consigue crear un ambiente sereno, incluso hogareño.

Habitaciones de Nolinski Venecia

Como ese jersey de cashmere con ausencia de logos que bien podríamos haber cogido prestado del armario de nuestras abuelas (pero que en realidad su valor equivale a un mes de nuestro sueldo). Y es que, ¿acaso hay algo más lujoso –y silencioso– que sentirse como en casa?

Vistas de una de las habitaciones de Nolinski Venecia

La experiencia se completa con su petit déjeuner, que poco tiene de petit. Pues este incluye cuatro menús diferentes que van, desde la opción perfecta para los amantes del desayuno americano, hasta la más propuesta más healthy, así como platos a la carta, donde destacan los tramezzino.

¿Un consejo? Aunque, por supuesto, tienes la posibilidad de pedirlo y disfrutarlo desde tu habitación, te recomendamos encarecidamente (al menos el primer día de tu estancia en el hotel), degustarlo en su restaurante: Palais Royal. La impresionante vajilla y las obras de arte clásicas que lo embellecen, así como la señorial lámpara realizada exclusivamente para Nolinski con el famoso cristal de Murano, no te dejarán indiferente.

Desayuno de Nolinski Venezia

Nuestros imprescindibles (y hallazgos) en la ciudad:

  • La colección Peggy Guggenheim.
  • bruno. En el universitario barrio de Dorsoduro –algo así como el Malasaña de Madrid–, esta aparente librería especializada en comunicación visual y editoriales independientes internacionales, es también un estudio de diseño gráfico, un espacio expositivo y, desde 2014, una marca editorial.
@books.bruno
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  • Sangueblu. La descubrimos casualmente de camino al hotel (aunque a posteriori hemos descubierto que Louis Vuitton la recomienda en su city guide de la ciudad). Y es que a tan solo cinco minutos andado del mismo, esta tienda de prendas de segunda mano, preowned y vintage, alberga un exquisito y constantemente actualizado archivo de piezas de lujo. Kitten heels de Prada, bailarinas de Miu Miu, unos pantalones de leopardo de cuando Tom Ford lideraba Yves Saint Laurent… La lista de objetos de culto para cualquier alma fashion es interminable.
@sangueblu.venezia
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  • Bacareto da Lele. Probablemente sea uno de los bacaros más minúsculos de Venecia, pero, de todos los que probamos, sus cicchetti (tapas a la veneciana)  y ombras (el vino de la casa) nos parecieron los mejores. No tienes excusa para no visitarlo si estás por la ciudad, porque abre sus puertas a las 6 de la mañana y no las cierra hasta las 20h.
  • I Tre Mercanti y su famoso tiramisú. Te animamos a probar el de pistacho.
  • LaSete. Ellos dicen que ofrecen vinos y comida genuina. Sin embargo, detrás de su barra trabajan los mejores artesanos venecianos, entre los que destaca su anfitrión, Sam, dispuesto a sorprenderte con su cuidada carta de tramezzini y vinos naturales en pleno barrio de Cannaregio.
@lasetevenezia
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  • Harry’s Bar. Conocido mundialmente porque en 1950 uno de sus cocineros inventó el carpaccio, no te puedes ir sin saborearlo junto a su también alabado Bellini, un cóctel elaborado a base de zumo de melocotón y Prosecco. Naomi Campbell le otorgó el título de hot spot cuando el término favorito de la Gen Z ni existía, así que ya solo por eso, merece la pena visitarlo. Auténtico, delicioso y bastante caro. 

 

Anna Alarcón @_annalarcon

Imágenes: Cortesía de Nolinski Venezia e Instgram

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