Entrevista con Moby
Sí, Moby es un genio. Y lo sabe. Llegamos a Ivory Press (la magnética galería de Norman Foster y Elena Ochoa en Madrid) para reunirnos con Moby y hablar de su nuevo disco “Destroyed” que viene acompañado de un libro de fotografías hechas por el músico neoyorkino. Prefiere que le entrevistemos sin traductor, ‘one-to-one’, y nosotros temblamos por lo que puede convertirse en la experiencia más genial, o en la odisea más caótica. Pero Moby se sienta en posición de yoga, se concentra, y consigue meternos de sobra en su bolsillo.
Enhorabuena por DESTROYED, esta vez deseada de manera doble: por el disco, y por las fotos. ¿Porqué juntar las dos materias en un solo trabajo?
Llevo haciendo fotografía desde hace 35 años. Empecé al mismo tiempo que con la música, guiado por mi tío, que había sido fotógrafo para el New York Times, así que me prestaba todo el equipo. Pero en el fondo, toda mi vida se ha basado en hacer música, y sólo ha sido ahora cuando he empezado a sentirme cómodo enseñándole a la gente mis fotografías. Especialmente ahora, con la era digital, todo el mundo puede ser fotógrafo; tienes un iPhone, sales a la calle y puedes tomar una buena foto. Así que hace poco me planteé: ¿Hay realmente algo en mis fotos que las haga dignas de ver? Les enseñé algunas a mis mejores amigos y me apoyaron y animaron a empezar con la idea del libro.
¿Y porqué ahora, unidas a este álbum?
La verdad… odio ir de gira. Me encanta hacer música, tocarla para la gente y que disfruten de ella, pero no me gusta tener que estar viviendo en hoteles y aeropuertos sin disfrutar de las ciudades, así que me planteé 2 proyectos: componer en la gira, y hacer fotos de lo que me iba pasando en el tour. Quería mostrar la extraña soledad de una gira internacional como yo la vivía; hay miles de fotos sobre las estrellas del rock&roll: enormes multitudes, groupies, drogas, fiestas… pero todo eso, por dentro, está vacío.
Y así son las panorámicas que muestras: el skyline de una ciudad, un aeropuerto desierto, una habitación de hotel, un pasillo interminable…
Porque así es mi vida durante la gira. En el fondo, la foto describe exactamente mi actitud ante ella, aunque me he acostumbrado y aprecio la belleza de mi rutina, no dejo de sentirme un poco ‘extraño’.
Eso también puede influir en la música. Te hemos visto pasar del pop, al techno, al rock and roll, hasta ahora que has moderado el tempo y nos traes una música mucho más atmosférica y ambiental.
Llevo 35 años creando música... Crecí aprendiendo música clásica, luego jazz, luego como DJ de hip-hop y house… y la verdad es que no me veía como un músico en un futuro cercano. Quería ser profesor de universidad (de filosofía, que es lo que él estudió) así que cuando me llegó el primer contrato musical, tardé un tiempo en asimilarlo, y más a lo bestia cuando empezó el éxito de “Play”. Vamos, que había pasado de profesor de filosofía a estrella del rock (risas). Fue un poco raro por la presión que tuve, por la enorme calidad de los videoclips, sonar en la radio continuamente, y llegó el disco ‘Hotel’ que grabé hace 6 años, y fue el más ‘profesional’ de mi carrera, pero a mi no me gustó. Es mi disco menos favorito de los que he hecho, probablemente por ese resultado tan profesional.
Pero es uno de los favoritos de tus seguidores…
Se vendió genial. Pero si pienso en la música que a mi me gusta escuchar de otros artistas, tiro mucho más hacia lo experimental o extraño, así que con este último ‘Destroyed’ he intentado conseguir justo eso, música más vulnerable, simple o emocional, y huir del sonido más profesional.
Suena al disco que más hayas disfrutado tú, desde el punto de vista personal.
Sí, porque es más melódico y roto, es el sonido que a mi me gusta escuchar.
Has hecho un montón de colaboraciones interesantes con gente como Jay Malcolm, Laura Dawn o los españoles Amaral. Si tuvieras que escoger ¿cuál recuerdas con más cariño?
Sin duda, David Bowie. Es mi músico favorito de todos los tiempos, y lo hicimos todo: tours, piano en sus canciones, conciertos acústicos y hasta barbacoas. Eso le convierte en mi favorito.
¿No puede ser peligroso ensamblar dos personalidades diferentes en algo tan químico como la música?
Es interesante cuando el resultado entre dos músicos se convierte en algo incluso más interesante de lo que podrían hacer por separado. Yo trabajo solo el 99% del tiempo, pero a veces es interesante ver cómo trabajan otras personas, hasta puede ser inspirador.
Sabemos que no te gusta tocar en grandes superficies, ¿qué te pasó en el último concierto en Amsterdam (si no sabes de lo que hablamos mira aquí)?
Es curioso, porque la mayoría de los shows de esta gira están siendo en festivales, hemos llegado a los 120.000 en París, es decir, que muchos conciertos acaban reuniendo a enormes cantidades de gente. Pero aún así, siempre acabo haciendo algunos acústicos para audiencias reducidas como fue el caso de Amsterdam, en una galería de arte. Una lámpara de halógeno se cayó y me electrocuté, tal cual. Pero fue interesante, fue extraño a la vez que relajante, las 3 horas siguientes me quedé totalmente calmado. ¡Creo que tuve accidentalmente una terapia de electroshock gratuita!
¿Qué le dirías a los músicos noveles que empiezan ahora?
Diría algo bastante simple: haz lo que amas. Esa será la única oportunidad de que seas realmente brillante al hacerlo, y no te quedes por el camino o se te acaben las ganas de seguir intentándolo. Pero también, y sin duda alguna, mantente lejos de las drogas. Lo he pensado hace poco, con gente como Amy Winehouse. Al comienzo todo se ve mucho más divertido, pero con el tiempo, te das cuenta de que las drogas suelen ser lo que más te pueden entorpecer el camino.
Por Mario Ximénez.
Fotografías de Luis Fierro.
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