Invertir en un buen bolso para la playa es una de esas tareas obligatorias a las que nos tenemos que enfrentar cada verano. El bolso en cuestión ha de cumplir varias premisas: tiene que ser resistente -no olvidemos que en la playa, por muy cuidadosas que seamos, las cosas se destrozan. Y no hay más que ver esos bañadores estirados que casi desaparecn con el ímpetu de una ola- cómodo y espacioso -necesario que que quepan algunos imprescindibles playeros como el kit de solares, la toalla, el pareo para la orilla, un buen best seller (suelen ser de 300 páginas para arriba), y quizá mascarilla y cepillo para el pelo- y, por último, combinable con el 80 por ciento de las prendas que nos ponemos para ir a la playa (y olvídate del negro, tan socorrido, porque en la playa no funciona).




Por Sara Ruth Moralejo